Usted está aquí: martes 3 de febrero de 2009 Política Astillero

Astillero

Julio Hernández López
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■ Canales de provocación

■ Televisoras tramposas

■ Espina Manuel a Chente

Ampliar la imagen Optimismo tricolor. Beatriz Paredes, Jesús Murillo, Manlio Fabio Beltrones y Emilio Gamboa, durante los trabajos de la reunión plenaria del PRI en Querétaro. La líder priísta dijo que sólo una "elección de Estado" le arrebatará la mayoría de los escaños en San Lázaro, en las próximas elecciones Optimismo tricolor. Beatriz Paredes, Jesús Murillo, Manlio Fabio Beltrones y Emilio Gamboa, durante los trabajos de la reunión plenaria del PRI en Querétaro. La líder priísta dijo que sólo una “elección de Estado” le arrebatará la mayoría de los escaños en San Lázaro, en las próximas elecciones Foto: Notimex

Televisa y Televisión Azteca siguen creyendo que México es un menor de edad al que se puede manipular mediante trampas burdas que afecten sus golosinas visuales. Convertidas en el verdadero poder nacional, creadoras de presuntos triunfadores electorales y censoras de personajes que osan enfrentárseles, las dos principales empresas concesionarias del negocio de la televisión urdieron un plan infantil para tratar de confrontar al gran público seguidor de espectáculos deportivos con los ordenamientos legales a partir de los cuales el Instituto Federal Electoral instruyó la inserción de pautas publicitarias relacionadas con los próximos comicios.

Con dolo y de manera conjunta, los dos principales escaparates de los asuntos públicos nacionales interrumpieron la transmisión de encuentros de futbol soccer y americano (en este caso el muy esperado juego final del torneo estadunidense) para acomodar en paquete la propaganda correspondiente a los fines generales del propio IFE y a los específicos de los partidos con registro legal. Nada obligaba a que fuesen encajados esos mensajes políticos en momentos de continuidad tan necesaria para los seguidores de ciertas prácticas deportivas profesionales, pero de manera provocadora los programadores de las empresas propiedad de Emilio Azcárraga y Ricardo Salinas los incrustaron, a sabiendas de la inmediata y vehemente protesta de quienes consideraron una invasión ofensiva la suspensión de las transmisiones en vivo para dar paso a material político que, para mayor agravio a los televidentes, fue suministrado en bloques que consumieron largos minutos sustraídos al desarrollo deportivo en curso.

La pretensión de volcar a la opinión pública contra esa propaganda es un intento de demostrar fuerza a quienes realizaron reformas legales que obligan a esos medios a transmitir gratuitamente videos de autoridades y partidos cuando en anteriores comicios significaron fuente de inmensas ganancias. Sería un exceso hablar de un intento de golpe televisivo, pero sí es posible hablar de un acto doloso conjunto que, de no ser castigado ejemplarmente, abrirá el camino a posteriores retos, infracciones y superposiciones de la mediocracia engallada. Dado que buena parte de las tretas infantiloides de las televisoras se produjeron en medio de partidos de balompié, conviene recordar que en esos juegos suele castigarse a quienes fingen caídas o agresiones para tratar de engañar al árbitro y hacerle tomar decisiones injustas. En este caso, los funcionarios o accionistas que planearon las provocaciones de Televisa y Televisión Azteca lo que se merecen es mucho más que una simple tarjeta amarilla.

Vicente Fox se ha aplicado a sí mismo una especie de vacuna para no tomarlo en serio. Caricatura del fenómeno político que en 2000 decía similares barbaridades, a las que la circunstancia perdonaba o juzgaba con menor rigor, la Lengua Suelta de San Cristóbal va por el mundillo informativo mexicano soltando perlas de ignorancia, cinismo e irresponsabilidad que se vuelven en su contra. La más reciente de las Foxiadas se refiere al consejo para que los presidentes municipales dejen sus oficinas y salgan a hacer campaña en favor del PAN, como él dice haberlo hecho durante un sexenio. Su propio aliado íntimo, Manuel Espino, ha reconocido que tal planteamiento es catastrófico y ha recomendado a su partido que enmiende lo que sea necesario para que en ese tema no le tomen la palabra al decadente esposo de la señora que durante un sexenio perdido se encargó del changarro constitucional.

Astillas

El contralmirante e ingeniero Pedro Jesús Ocampo Calderón declinó la posibilidad de registrarse como aspirante a la candidatura panista a gobernar Campeche. “Está tan poderosamente apoyado Mario Alberto Ávila Lizárraga, que cualquier intento de participación sería inútil”, dijo al diario Tribuna. “La familia Mouriño, con dinero, quiere apropiarse de todo en su propio beneficio y sin importar el sentimiento y los deseos de la gente”, habría dicho Ocampo Calderón, quien advirtió que “será una fiera batalla. Están dispuestos a todo. Definitivamente estamos viendo cómo se gastaron el dinero en la Concha Acústica para ungir al candidato de la familia, y eso es sólo el comienzo”. Pero, según el panista, “ no vamos a permitir que nuestro estado quede en manos de una oligarquía”… Snif: que dice Hugo Chávez, al conmemorar su primera década en el poder, que “América Latina tiene 10 años que dejó de ser al patio trasero de Estados Unidos. América Latina, hoy, se ha liberado del yugo imperialista que nos azotó durante cuánto tiempo”. El presidente venezolano debería excluir de esa generalización geográfica a cierto país de Norteamérica que durante dos administraciones ha tenido al frente a afanosos servidores de los intereses gringos… Luciano Domínguez se deja llevar por la imaginación para creer en la posibilidad de que millones de ciudadanos exigieran a políticos y partidos que redujeran por lo menos en 50 por ciento los gastos programados para elecciones (pues “son un insulto en la actual crisis económica, además de que no sirven para debatir ideas, sino para promover falsas imágenes y llenarnos de promesas que nunca cumplen”), que se suspenda “de manera inmediata el pago de bonos fuera del salario nominal a todos los funcionarios públicos y que se declare una moratoria del pago de la deuda del Fobaproa de por lo menos 50 por ciento”. De no cumplir esas propuestas, los ciudadanos irían a las urnas pero para anular su voto, “en un acto de repudio a la insensibilidad, cinismo, voracidad y corrupción” de la clase política mexicana (mientras reproducía las propuestas del lector Domínguez, el tecleador escuchaba a Lennon, con Imagina)… Y, mientras crece el problema del suministro de agua, ¡hasta mañana, en esta columna suertuda, que no se sacó ningún monito en la pasada Rosca de Reyes!

 
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