Usted está aquí: lunes 9 de febrero de 2009 Cultura Mayor consideración al trabajo de mujeres y curadores, pide Iturbide

Premios nacionales 2008

■ “Ya no puedo ser nada más que fotógrafa”; la distinguen en el área de Bellas Artes

Mayor consideración al trabajo de mujeres y curadores, pide Iturbide

■ El año pasado también recibió el Premio Hasselblad, de Suecia, valorado como el Nobel de su ámbito

■ “Soy feminista de corazón, pero activista de nada”, reconoce en entrevista

Merry MacMasters

Ampliar la imagen "Hay que ser conscientes de que el trabajo de uno sí es una responsabilidad con los que siguen, hombres y mujeres", reconoció Graciela Iturbide al hablar sobre el Premio Nacional de Ciencias y Artes que se le otorgó “Hay que ser conscientes de que el trabajo de uno sí es una responsabilidad con los que siguen, hombres y mujeres”, reconoció Graciela Iturbide al hablar sobre el Premio Nacional de Ciencias y Artes que se le otorgó Foto: Cristina Rodríguez

“Soy feminista de corazón, pero no soy activista de nada”, aunque “hace muchos años trabajé un poquito en la revista Fem, con fotos, y he ayudado a muchos partidos, como al Comunista, en cierta época. He estado aquí y allá, pero nunca he pertenecido realmente”, expresa la fotógrafa Graciela Iturbide, quien recientemente ha sido merecedora de dos grandes reconocimientos: los premios Hasselblad (considerado el Nobel de la fotografía) y el Nacional de Ciencias y Artes.

Precisamente, en su calidad de feminista de corazón, Iturbide reconoce que hay que estar pendiente de que a la mujer se le dé su lugar, “sobre todo, mujeres de otras clases sociales que no tienen trabajo, que son explotadas. En eso, por supuesto, siempre estaré. No soy activista, pero ayudo cada que tengo que hacerlo. Espero que mi trabajo influya en que otras mujeres tengan trabajo”.

Iturbide comparte el Premio Nacional 2008 en el campo de Bellas Artes con la pianista María Teresa Rodríguez y el director de escena José Solé. Aunque dice desconocer “cómo está” el premio, cree que “pocas mujeres lo reciben”. En lo que respecta a la presente edición, una tercera mujer galardonada fue la etnóloga Margarita Nolasco, quien falleció en el proceso del dictamen.

De allí que Iturbide hace dos propuestas al jurado del Premio Nacional: por un lado, que le hagan “un poquito más caso a las mujeres”, y por el otro, se le dé a las personas “en plenitud, con todas sus facultades, para que realmente puedan gozar, para seguir trabajando”. Asimismo, pide reconocimiento para los curadores, que dan “brillo” a las exposiciones, y a los críticos de arte.

Por las que vienen detrás

Recibir premios tan relevantes conlleva responsabilidades que hasta el momento Iturbide no había asumido: “Cuando regresé de Suecia, después de recibir el premio Hasselblad, le comenté a la escenógrafa Mónica Raya que me sentía rara, y me dijo, ‘no, no, no; tú eres mujer y nos tienes que apoyar a todas las que venimos detrás de ti’. Me di cuenta de que no lo había asumido. Como que vives un poco en la Luna; recibes el premio y dices: ‘ah, qué raro, ¿de veras lo mereceré?’ Pero es cierto, hay que cobrar consciencia de que el trabajo de uno sí es una responsabilidad con los que siguen, hombres y mujeres.

“Porque en el gremio fotográfico, en el femenino, también en el masculino, por qué no, hay que luchar, trabajar y tratar de que se reconozca también a las generaciones nuevas que bregan mucho en México, y que hacen muy buen trabajo.”

–Reconoce como maestro a Manuel Álvarez Bravo, pero ¿siente que ha dejado escuela?

–En algunas personas sí, sobre todo en Maya Goded, porque es muy cercana a mí, hablamos mucho de su trabajo. Por fortuna va por otro camino; digamos, su fotografía no se parece a la mía, pero es mi alumna. Siempre que hace un trabajo me lo enseña, y algunos otros jóvenes también. No sé qué pasará, pero me interesa mucho ver sus fotos y que sigan adelante.

–¿Nunca le ha dado por la docencia?

–No. He dado muy pocos talleres. Desafortunadamente, no tengo tiempo para la docencia, porque viajo mucho. Tengo muchos encargos de proyectos fuera de México. Y, lo digo en serio, no soy buena maestra, para aconsejar, sí, pero que llegue a una universidad y hable, no. Algunas conferencias, sí, y algunos contactos con fotógrafos jóvenes.

Sinfin de proyectos

Iturbide, en efecto, está llena de proyectos. En 2009, la editorial alemana Steidl Verlag publicará Azor, “un pequeño libro de fantasía para niños y adultos. Están mis tres nietos que recorren fotos mías inéditas de lugares, como el jardín italiano Bomarzo, con figuras de sirenas bífidas; también hay monstruos o casas abandonadas de Texas. Incluye un disco de mi hijo, Manuel Rocha, quien compone música contemporánea”.

Luego, las editoriales Calamus, de Francisco Toledo, y RM, reditarán Juchitán de las mujeres (1989), con fotos inéditas. También realiza un proyecto en Cerdeña, donde ya pasó un mes, pero adonde necesita regresar, dice, para captar bien su esencia, ya que se siente atraída por la piedra, la tierra y los cardos.

Asimismo, realiza un “pequeño libro” sobre la obra de Salvador Dalí para el Museo Dalí, de San Petersburgo, Florida. La Fundación Mapfre prepara una exposición suya para Madrid, mientras la muestra que se hizo para la Fundación Hasselblad viajará por los países nórdicos. (También se editó un libro que aún no llega a México.)

Tras ser invitada a trabajar en el baño de Frida Kahlo, en la Casa Azul, saldrá un libro con un texto de Mario Bellatín, a la vez que el material se mostrará en la galería López Quiroga.

También trabaja en un volumen de retratos con negativos de su archivo.

Para Iturbide, su fotografía ha cambiado de acuerdo con los lugares que ha visitado y lo que ha visto. Sin embargo, sigue trabajando de manera análoga, “con mis rollitos, mi camarita, y hasta ahora me encanta. No utilizo nada digital. Todo es como empecé. Todavía no me puedo despegar de eso, porque me gusta”.

–¿Me da la impresión que los seres vivos se han alejado de sus fotos?

–Es cierto, pero no sé por qué; ahora me llaman mucho la atención los paisajes raros o los edificios o los cielos llenos de alambres, que llamo jardines de fierro, de cuando las obras están en construcción. Cada vez hay menos elemento humano. Antes nunca me fijaba en un paisaje, en una planta, la importancia la tenía el ser humano. Ahora también estoy haciendo un trabajo con objetos que encuentro por el mundo, que me encantan.

–Al final de cuentas, ¿qué significa la fotografía para usted?

–Para mí, la fotografía es un pretexto para conocer el mundo y su cultura.

–¿Quién sería Graciela Iturbide si no fuera fotógrafa?

–Alguna vez quise ser escritora, pero ya no puedo ser nada más que fotógrafa. Me amolé o es para bien.

 
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