Usted está aquí: lunes 9 de febrero de 2009 Opinión Ciudad Perdida

Ciudad Perdida

Miguel Ángel Velázquez
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■ Programas en beneficio de los más pobres

■ Efectos de 20 años de neoliberalismo

Una buena noticia, en medio de tanta catástrofe, siempre será agradecida por la población a la que se le ha hecho padecer crisis constantes que parecen no tener final.

La buena noticia es que el gobierno de Marcelo Ebrard se lanza a proteger a los más débiles, cuando desde todos lados se marca una tendencia ignominiosa para salvar, para rescatar del profundo hoyo en el que ellos mismos se han metido, a los más adinerados.

No es fácil caminar ese sendero. Tratar de devolver a la ciudadanía los derechos que le robó el neoliberalismo, es una tarea que peca en contra de los sagrados designios del mercado, y por tanto debe ser condenada desde todos los altares del capitalismo.

Y es que Marcelo Ebrard decidió entregar medicamentos para mejorar la salud, a muy bajos costos y en su propio domicilio, a quienes realmente lo necesiten.

No se trata de hacer lo mismo pero más barato, sino de un proyecto que sirva, en serio, a una población cada vez más vulnerable a las enfermedades, dadas sus condiciones de vida, agravadas por la crisis.

El programa será anunciado, muy probablemente, el próximo miércoles, pero las brigadas de trabajo encargadas de detectar a los posibles beneficiarios ya están en la calle, armando el padrón de la gente susceptible a recibir los medicamentos necesarios.

El programa se llena de importancia, sobre todo en estos momentos, cuando la salud se ha convertido en un artículo de lujo en manos de los mercachifes de la medicina, y frente a la incapacidad de las instituciones del Estado que el sistema capitalista ha secado.

El programa que garantizará salud a una porción de los capitalinos que no puede pagar las facturas de los hospitales de lujo, es decir, que no pueden pagar por seguir viviendo, se agranda y da confianza en las gestiones de gobierno.

No pasa lo mismo con el programa de alimentación, en el que se cobra una cuota de recuperación de 10 pesos por comida. Es verdad que no es posible mantener programas de total gratuidad, pues las cantidades a invertir son muy altas, pero la consideración en estos momentos señala que hay miles de personas que carecen hasta de esa cantidad para hacerse de comida.

Conceder a quienes menos tienen una oportunidad de sobrevivencia es algo que en verdad marcará diferencias, el asunto ahora es operar esos programas con absoluta limpieza y transparencia para que por ningún motivo se les pueda atacar, y prosigan en el afán de hacer menos despiadado el transcurso de la crisis que ahora se sufre.

Si en verdad, como se nos ha dicho, será esta semana cuando se anuncie el programa de salud, se habrá dado un gran paso hacia una justicia social que los gobiernos de izquierda le deben a la población, y que la derecha en el poder les arrebató, como venimos señalando desde hace más de dos décadas.

De pasadita

“Para eso nos gustaba el Rascón”. Nada había que añadir, el comentario silenció las bromas y algunas de las remembranzas que atrae, siempre, la contienda electoral.

No podríamos decir que con pesar, pero cuando menos con sorpresa se recibió la noticia de que Marco Rascón optó por aliarse con Nueva Izquierda para competir por esa franquicia por la jefatura delegacional de Cuauhtémoc.

El paso podría contradecir al crítico de los cacicazgos políticos, decía alguno que también pedía hacer memoria para que Rascón recordara lo que Jesús Ortega dijo de él aquella ocasión, al terminar el segundo Informe de gobierno de Ernesto Zedillo.

 
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