Usted está aquí: martes 10 de febrero de 2009 Sociedad y Justicia Murió Eluana Englaro, tras 17 años en coma

Murió Eluana Englaro, tras 17 años en coma

Su deceso agudizó en Italia el ríspido debate sobre la eutanasia; en el Senado, gritos y acusaciones

Reuters

Roma, 9 de febrero. Eluana Englaro, la mujer de 38 años que se encontraba en estado vegetativo y era centro de una disputa por el derecho a la eutanasia, murió el lunes a pesar de los esfuerzos del primer ministro Silvio Berlusconi para que los médicos la volvieran a alimentar.

Eluana se hallaba en coma desde que sufrió un accidente de tránsito, en 1992. Su nutrición fue suspendida hace cuatro días, a pedido de la familia.

El caso dividió a Italia, de gran mayoría católica, y provocó manifestaciones casi diarias tanto de aquellos que estaban en favor de dejarla morir como de quienes decían que hacerlo equivalía a un asesinato.

También generó una crisis institucional entre Berlusconi y el presidente Giorgio Napolitano, y generó un debate sobre si, al colocarse abiertamente al lado del primer ministro, el Vaticano estaba interfiriendo de forma excesiva.

En una declaración, Berlusconi expresó su “profundo dolor” por la noticia de la muerte de Englaro y aseveró que estaba “muy triste porque los intentos por salvarle la vida resultaron infructuosos”.

Un minuto de silencio luego del anuncio de su muerte fue tributado en el Senado, donde se debatía una ley que podría haber obligado a la clínica en el norte de Italia donde estaba internada a reanudar su alimentación a través de un tubo, luego de que había dejado de suministrarla a pedido de la familia.

Acusaciones en el Senado

El silencio se transformó rápidamente en gritos y acusaciones, mientras legisladores de centroderecha y centroizquierda se increpaban unos a otros por intentar obtener ventajas políticas, en un caso que dividió a Italia durante meses y desató el enojo del Vaticano.

“Ella no murió. Fue asesinada”, gritó Gaetano Quagliarello, senador de centroderecha del partido de Berlusconi, al tiempo que otros legisladores vociferaban “asesinos, asesinos” en dirección a los escaños ocupados por la centro-izquierda.

El caso fue comparado con el de Terri Schiavo, la estadunidense en estado vegetativo que obtuvo el derecho a morir en el 2005, tras larga batalla legal.

“Que Dios perdone a aquellos que la llevaron a este punto”, dijo el cardenal Javier Lozano Barragán, ministro de Salud del Vaticano, quien respaldó los intentos de Berlusconi por obligar a la clínica a reanudar la alimentación a Englaro.

El prelado dijo a la agencia de noticias Ansa que consideran “un crimen cualquier intervención humana que haya sido decisiva en su muerte”.

Activistas católicos que se oponían a detener su alimentación dijeron que la justicia debería ordenar la retención del cuerpo de la mujer para que sea sometido a una autopsia y a una completa investigación.

“Ha pasado algo muy extraño”, afirmó Gianluigi Gigli, jefe del grupo Por Eluana, organización contra la eutanasia. Los médicos dejaron de alimentarla el viernes, y muchos esperaban que su deceso se produjera dentro de un par de semanas.

Decreto de emergencia

El padre de Englaro litigó en cortes italianas durante 10 años para obtener permiso de desconectar el tubo que alimentaba a su hija, tras argumentar que el deseo de ella era no ser mantenida con vida de forma artificial. “Sólo quiero estar solo”, dijo luego de conocerse la muerte de su hija.

Berlusconi emitió el viernes un decreto de emergencia que ordenaba a los médicos volver a alimentar a Englaro, pero fue rechazado por el presidente Giorgio Napolitano, quien alegó que era inconstitucional porque invadía el terreno de los principales jueces del país.

“Si fue asesinada, fue asesinada por nuestra hipocresía y nuestra lentitud”, dijo Pier Ferdinando Casini, legislador católico que se opuso a la suspensión de alimentación de la mujer, y afirmó que los políticos deberían haber aprobado una extensa ley sobre el tema hace mucho tiempo.

Por tercer día consecutivo, el papa Benedicto XVI se refirió indirectamente al caso, diciendo al nuevo embajador brasileño en el Vaticano que “la santidad de la vida debe preservarse desde la concepción hasta su fin natural”.

 
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