Usted está aquí: miércoles 11 de febrero de 2009 Cultura Juan Soriano fue un hombre “de signos y cicatrices”, evocó Elena Poniatowska

■ Abrieron muestra para recordar al artista en su tercer aniversario luctuoso

Juan Soriano fue un hombre “de signos y cicatrices”, evocó Elena Poniatowska

■ La exposición Sueños moldeados, en el Parque Naucalli, incluye esculturas de pájaros

Arturo García Hernández

Al cumplirse, ayer, el tercer aniversario de su muerte, Juan Soriano fue recordado y homenajeado por amigos y admiradores que acudieron a la inauguración de la muestra conmemorativa Sueños moldeados, en el Centro Cultural Ágora, situado dentro del Parque Naucalli, de Naucalpan.

La ceremonia, breve pero emotiva, contó con la presencia de Elena Poniatowska, quien perfiló un entrañable retrato de su amigo.

Ante el presidente municipal de Naucalpan, el panista José Luis Durán Reveles, la periodista y escritora recordó que Juan Soriano, “hombre de signos y cicatrices”, corrió más riesgos que ningún otro artista: “¿Cuáles? El de oponerse al statu quo, el de vivir abierta y escandalosamente su sexualidad”.

Asimismo, era un hombre que sin rodeos decía lo que pensaba. Por ejemplo, que el muralismo mexicano –representado por Rivera, Orozco y Siqueiros– “era una aberración”.

Muy joven, Soriano “rechazó ser ayudante de José Clemente Orozco, en el mural del Hospicio Cabañas, y atacó a Diego Rivera a pesar de su apasionamiento por la esposa de éste, Lupe Marín, cuya espléndida belleza de sulfato de cobre lo hizo pintar sus mejores retratos”.

Para su evocación de Juan Soriano, la autora de La noche de Tlatelolco dio lectura al texto de homenaje que publicó originalmente en La Jornada, en julio de 2006.

En él, refirió la amistad del artista jalisciense con Diego de Mesa y María Zambrano, “la de mayor influencia, la que le dijo una frase que Juan siguió al pie de la letra: ‘El amor que es ansia de paraíso obliga a bajar a los infiernos’”.

Del infierno Juan regresó intacto: “lo salvó su risa, su danza infinita, su raíz tapatía, su voz que abría las flores, su alma a la que todos podíamos asomarnos porque era diáfana y lúdica y nos hacía creer que el mundo es un cruce de caminos, una veleta al viento, un trompo girador, una cuerda de saltar a la cuerda”.

Juan Soriano –repitió Poniatowska– “nunca se cuidó y cuando lo hizo le dio risa, se ponía hasta el gorro en un antro de la colonia Gustavo A. Madero y en la madrugada lo barrían con el aserrín fuera de la cantina. Caminar al lado del precipicio fue una de las constantes de su vida hasta que llegó al lugar de su quietud, una quietud organizada por Marek Keller, quien ordenó pinceles y colores y recuperó telas que Juan había repartido entre el cielo y la tierra. Juan mismo decía con la capacidad lúdica que siempre lo caracterizo: ‘Marek ha tenido un papel muy benéfico en mi vida, porque no se le rompen las sillas ni se le quema la cena’”.

Concluyó: “Haría cualquier cosa porque Juan Soriano estuviera todavía entre nosotros, pero como Dios no cumple antojos ni endereza jorobados, sólo puedo decirle desde aquí que al rato iremos a alcanzarlo, todos los aquí presentes y que lo haremos con la misma entereza con la que él lo hizo”.

Retrospectiva en Guadalajara

Marek Keller, heredero del escultor y presidente de la Fundación Juan Soriano y Marek Keller, dijo que los tres años transcurridos desde la muerte de su compañero “se fueron como tres días; no me puedo imaginar que ya pasaron tres años de aquellos momentos en que Elena visitaba a Juan, porque era la única persona que Juan quería ver.

“Ya pasaron muchas exposiciones y muchos testimonios de amor hacia Juan Soriano, su arte vive entre nosotros y me hace feliz que entre nosotros ahora vive en sus obras. Me quedé en este mundo solamente para esto, para que el nombre de Juan y su obra sean más conocidos, lo hago con gusto y placer.”

Sueños moldeados está conformada por esculturas de pájaros, en su mayoría realizadas durante los dos últimos años de su vida, con excepción de cuatro esculturas más antiguas pero consideradas emblemáticas por la crítica. Además de la obra de Soriano, se ponen a la vista del público varios fotomurales de Gerardo Suter, en los que se aprecia el proceso de fundición de las esculturas.

También como parte de los homenajes por su tercer aniversario luctuoso, el viernes se inaugura en Guadalajara, Jalisco, una exposición retrospectiva, con obra de caballete, dibujos y esculturas.

Cada una de las muestras cuenta con 50 obras, casi todas provenientes de la colección de la Fundación Juan Soriano y Marek Keller.

 
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