Usted está aquí: viernes 13 de febrero de 2009 Capital Necesario, reformar la ley para evitar problemas como Casitas del Sur: Ebrard

■ “Hay que darles facultades a organismos como el DIF para que supervisen albergues”

Necesario, reformar la ley para evitar problemas como Casitas del Sur: Ebrard

■ Los niños que estaban en el refugio presentan alto grado de adoctrinamiento religioso

Bertha Teresa Ramírez y Agustín Salgado

El jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard Casaubon, dijo que a fin de evitar situaciones como la que ocurre con la Asociación Civil Casitas del Sur es necesaria una reforma a la ley para que organismo como el DIF puedan supervisar estos albergues, ya que se pueden adoptar acciones inmediatas ante estos casos, “pero se requiere cambiar el estatus jurídico, legal, dar las facultades a los organismos; si no, no se van a poder hacer esas medidas”.

Por su parte Dilcya García Espinosa de los Monteros, titular de la Subprocuraduría de Atención a Víctimas del Delito de la procuraduria capitalina, afirmó que el grado de adoctrinamiento religioso al que estaban sometidos los niños y niñas alojados en el albergue temporal Casitas del Sur es el principal reto que enfrenta la dependencia a su cargo y el grupo de sicólogas del DIF Nacional en la atención que brindan a los niños, cuyas edades van de siete meses a 15 años.

En entrevista, la subprocuradora explicó que se ha ayudado a los niños a “enfrentar sus propios miedos”, los cuales les fueron provocados por motivos religiosos: “estaban con mucho temor. Al parecer dentro de la institución les aseguraban que fuera de ella todo era malo, todo era pecaminoso. Que el mundo se iba a acabar y que solamente las personas que estuvieran dentro de esa congregación religiosa iban a salvarse”.

Dilcya García asegura que los niños no presentan ningún indicio que tenga que ver con abuso sexual: “hasta ahora lo único que podemos decir es la forma obsesiva en que asumen su religión”.

Los niños alojados en Casitas del Sur no acudían a un sistema escolar regular, pues en la institución existía una “escuela interna”, y los familiares que han acudido a la representación social aseguran que, si bien existían visitas y convivios en los que les permitían la entrada, si alguien cuestionaba o se manifestaba contra los “métodos religiosos” le prohibían el acceso y no lo dejaban ver a sus niños.

La subprocuradora explica que los familiares y sicólogas que mantienen contacto con los menores han tenido que “caminar conjuntamente” con ellos: “tienen que leer la Biblia con ellos, tienen que buscar hablar el mismo idioma, para después hacerles ver que las cosas no son así. Los niños y las niñas tienen una capacidad brutal de absorción que, de la misma manera en que facilitó su adoctrinamiento, también les va a permitir salir de esto”.

 
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