Sociedad y Justicia
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El plan gubernamental es la vía fácil pero alterará la zona, señala Rodolfo Silva

Pondrán más arena en playas de Cancún; la solución traerá otro problema: experto

El proyecto costará $800 millones

Basta otro huracán para que desaparezca de nuevo, dice

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Trabajos de recuperación de playas en CancúnFoto Notimex
 
Periódico La Jornada
Lunes 16 de febrero de 2009, p. 37

Aunque ya desapareció gran parte de la arena que se colocó hace dos años en las playas que van de Punta Cancún a Punta Nizuc, tras el paso del huracán Wilma, los gobiernos federal y estatal anunciaron la puesta en marcha de un nuevo proyecto. En los próximos meses se depositarán 6 millones de metros cúbicos de arena en la misma zona, el área turística de Quintana Roo, con una inversión de 800 millones de pesos, con el fin de que en julio haya nuevas playas.

Los rellenos de arena no pueden ser permanentes, el sistema costero es extremadamente dinámico. Si se pone arena, basta un fenómeno como el huracán para que vuelva a desaparecer, señaló Rodolfo Silva, del grupo de Costas y Puertos, perteneciente al Instituto de Ingeniería de la UNAM.

Otro riesgo es el daño que la arena puede ocasionar a los arrecifes de coral del parque marino nacional Isla Mujeres, Punta Cancún y Punta Nizuc, que es parte del Sistema Arrecifal Mesoamericano, y del cual advirtió hace dos años el director del área protegida, Jaime González.

En 2005 el huracán Wilma ocasionó, en una extensión de 11.6 kilómetros, la pérdida de 75 por ciento de entre 4.5 millones y 6 millones de metros cúbicos de arena que había; para que la empresa belga Jan de Nul colocara 2.7 millones de metros cúbicos de arena se destinó una inversión de 200 millones de pesos a través del Fideicomiso de Recuperación de Playas. La arena permaneció unos meses en las playas, pero las tormentas y el paso de huracanes se la llevaron.

El nuevo plan, de acuerdo con la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), considera inyectar 6 millones de metros cúbicos de arena para garantizar que no afecte el ambiente; se han realizado estudios específicos sobre la técnica que se utilizará para recuperar las playas.

En la presentación del plan, el pasado 18 de diciembre, la dependencia explicó que serán tres etapas: retiro de estructuras y relleno de playas; monitoreo frecuente y toma de decisiones para sostenimiento y conservación de las playas. Detalló que “antes de los huracanes Gilberto y Wilma, en el área había entre 8 y 9 millones de metros cúbicos de arena; con el paso de los ciclones quedaron 700 mil metros cúbicos”.

La dependencia anunció que a principios de este año la Comisión Federal de Electricidad (CFE), encargada del proyecto, presentaría la manifestación de impacto ambiental (MIA), pero el documento aún no ha sido ingresado para su evaluación, informó.

El plan de recuperación de playas, de acuerdo con la presentación de la CFE, cuenta con el apoyo de instituciones académicas y de Jack Fernández, director de Marine Engineering, responsable de las obras marítimas de Dubai, quien asistió a la presentación del proyecto en Quintana Roo.

Hace dos años la Secretaría de Turismo encargó a la CFE la recuperación de las playas, plan que se efectuó en 2006. Entre la arena que se colocó, más la que se encontraba en el sitio, se llegó a alrededor de 3.4 millones de metros cúbicos, pero la erosión normal dejó un promedio de 2.5 millones de metros cúbicos: por ello la intención de colocar 6 millones de metros cúbicos más, para que nuevamente se tenga la cantidad que existía antes de los huracanes, agregó la Semarnat.

El experto Rodolfo Silva opinó que mientras no cambien las condiciones, en cuanto a la infraestructura que hay en el cordón entre Punta Cancún y Punta Nizuc, la situación será inestable. Si se pone arena, basta un fenómeno como el huracán para que vuelva a desaparecer. Si se ponen estructuras, se puede lograr que la arena permanezca un poco más quieta, pero es algo complejo, costoso e inconveniente, señaló Silva en entrevista.

Detalló que este plan –del cual se desconocen todos los detalles, ya que la MIA no se ha presentado– considera el establecimiento de estructuras, pero si son extremadamente rígidas para contener la arena, interferirán con otras dinámicas. Si pones muchas estructuras se generarán zonas con mucha calma de oleaje: con los nutrientes que llegan, provocarán el crecimiento de pastos marinos.

Además, dijo, hay otras aspectos que no se han evaluado y detalló que no se toma en cuenta la dinámica que existe entre la laguna Nichupté, los ríos subterráneos y el mar. Cancún, más que la arena blanca, vende el contraste de los verdes turquesas. Si se ponen muchas estructuras el mar no será igual. La playa es el resultado de muchos equilibrios, entre lo que sucede en tierra y el mar, y si se altera cualquiera de los dos, se afecta la playa. La laguna, la playa y el mar abierto se han estudiado por separado, pero se trata de un solo sistema y eso no se ha evaluado, indicó.

Si se construyen soluciones que no vean el todo, lo que sucederá es que se arreglará un problema y se generará y acentuará otro. Aseveró que mientras no haya una ley de costas que realmente integre estos sistemas, para definir lo que se puede hacer, no habrá avances.

Advirtió que la zona costera de Quintana Roo es muy vulnerable. “Hubo hoteleros que aun con la experiencia de Gilberto siguieron edificando cerca del mar, y también, después de Wilma, los hoteles se reconstruyeron exactamente en los mismos sitios.”

Recordó que en 2006 la arena se extrajo de un banco de arena conocido como la ollita, al norte de Isla Mujeres, pero no contaba con la calidad adecuada; llevaba, entre otros desechos, materia orgánica, y ello ocasionó problemas de confort y paisaje. Poner arena es la solución fácil: a largo plazo se debe buscar lograr equilibrios, agregó.