Sobre el río Bobonaza en Sarayaku, Ecuador.
Foto: Kayana Szymczak
 

Zirahuén y la ingobernabilidad ambiental
en Michoacán

Bertha Dimas Huacuz

La manera en que se está conduciendo la pretendida construcción de una carretera que circunde el lago de Zirahuén es un ejemplo más de la ingobernabilidad ambiental en los municipios rurales de Michoacán. En lugar de beneficios sociales, como argumentan los promotores de la obra, se cimentan las condiciones para la irrupción focalizada de un nuevo conflicto social, y se favorece la apertura de un resquicio sombrío para la explotación de los recursos naturales de la región.

Es inaudita la ligereza con la que se trata la evaluación del impacto ambiental, conociéndose suficientemente que la obra tendrá un impacto negativo en el tejido social de las comunidades y en la distribución de los costos y beneficios potenciales. Sin embargo, la Secretaría de Urbanismo y Medio Ambiente ( suma ) argumenta que el resultado del estudio ambiental “fue positivo”, esto es, “sin afectaciones mayúsculas, tratándose de rehabilitación de infraestructura ya construida” ( La Jornada Michoacán , 22 de noviembre)

Éstas son apreciaciones superficiales, estáticas e incompletas al no estar basadas metodológicamente en escenarios factibles para los próximos 10-20 años, y al no considerar, por ejemplo, las proyecciones del incremento de tráfico vehicular, la expansión de construcción urbana y de actividad económica, el impacto de la plancha de asfalto sobre los escurrimientos hídricos, entre otros factores. Sería imprescindible un enfoque integral de gestión de cuenca, esencial para el apropiado manejo de los recursos naturales y la promoción participativa del desarrollo rural.

Llama la atención la incoherencia de las acciones emprendidas por las instituciones gubernamentales. El 21 de noviembre, mientras que en Zirahuén se celebraba una reunión sobre la pretendida construcción de la carretera, en un evento en la Casa de Gobierno de Morelia, las instituciones y organismos del sector ambiental estatal revelaban un diagnóstico ambiental municipal. Éste se enfoca de manera preponderante “al manejo poco sustentable de los recursos forestales, la mala planeación territorial y la contaminación del agua y el suelo”. ( La Jornada Michoacán , 22 de noviembre).

Y mientras el gobernador Leonel Godoy enunciaba que es necesario pasar del diagnóstico a la acción “sobre el tema del agua, los bosques, la basura”, y enfatizaba, que “tenemos que actuar urgentemente”, en Zirahuén los funcionarios presionaban, una vez más, a los comuneros para que aceptaran a ciegas las “bondades” de la obra.

La exigencia de los comuneros de Zirahuén de que se realice un estudio integral de impacto ambiental sobre la obra en su conjunto (y no sólo del primer tramo), además de que el diseño de la obra y su ejecución sean conducidas con la participación de los habitantes, representa la restauración de la gobernabilidad ambiental.

Es importante la conservación de la masa forestal estatal, recurso sistemáticamente amenazado por la tala clandestina, por el despojo de tierras, y por la conversión de los bosques naturales en plantaciones de monocultivos comerciales, como el aguacate en la región de Zirahuén y la meseta p'urhépecha en general. Las granizadas de Capula hace un año, los deslaves en carreteras y comunidades de Aquila y la loma de Santa María, y las lluvias torrenciales e inundaciones con pérdidas en cosechas, viviendas y enseres domésticos, son prueba de que la damnificación está plenamente asentada en Morelia y el resto del territorio estatal.

Las lecciones del cambio climático muestran que mientras todas las acciones del hombre representan un impacto ambiental, algunos sectores y personas dejan una huella ecológica mayor; que existe un nexo entre los impactos locales y las consecuencias globales, y viceversa; que el impacto de los fenómenos naturales está exacerbado de manera creciente por las obras y las omisiones; que estos impactos son acumulativos, cada vez más severos y menos predecibles; que muchos son irreversibles y aumentarían los riesgos de desastre; y que, en un mundo dividido y particularmente desigual (como México) existe una relación inversa entre responsabilidad y vulnerabilidad. Los mayormente responsables de la degradación ambiental son menos vulnerables; y, los menos responsables, resultan los más vulnerables a los desastres naturales. Este enfoque señala un punto de partida para formular los estudios de base y las acciones necesarias, verdaderamente sustentables y equitativas, para el desarrollo de los habitantes de la región del lago de Zirahuén.

Importante es también considerar que en México y Michoacán no existen políticas ni estrategias integrales de conservación ambiental, gestión de los recursos naturales y el desarrollo. Las acciones e inversiones son generalmente fragmentadas, y al menos desde el sexenio federal anterior se conciben y dictan desde la Secretaría de Turismo. La denominada Ruta Tata Vasco es un ejemplo de despojo de bienes culturales y patrimonios naturales comunitarios en beneficio de unas pocas familias, las cuales recibieron apoyos y recursos desproporcionados para usufructo personal.

Zirahuén ha sido integrada a esta iniciativa turística externa, por lo que lo amenazan los desarrollos inmobiliarios por corporaciones e inversionistas privados y un flujo mayor de vehículos y turistas contaminando suelos y fuentes de agua, incluyendo el lago. De aquí los riesgos inminentes de las pretendidas modificaciones al uso del suelo. Con el abordaje de “pueblos mágicos”, y de apoyos individuales para el establecimiento de “rutas eco-turísticas” y “clusters” de gastronomía tradicional y hostales rústicos y, sobre todo, con base en la experiencia histórica de Janitzio y el lago de Pátzcuaro, es poco alentador el desarrollo que se esperaría por este camino para los habitantes originarios del “lago azul”.

Para los comuneros de Zirahuén y sus familias, el bienestar no debe depender de decisiones corporativas externas, sino darse de acuerdo con la sabiduría colectiva local, que no es obstáculo para el progreso. También es necesario prevenir un nuevo conflicto comunal, en contraposición a los intereses ajenos, las agendas de intermediarios externos y la impericia de las entidades del gobierno estatal, sus arreglos artificiales y las promesas que no cumplen.

La autora es médica, especialista en salud pública, y comunera p'urhépecha de Santa Fe de la Laguna. Dirige el Centro de Estudios de Libre Discusión, es integrante del Frente en Defensa de Nuestras Áreas Naturales-Manejo Integral y Conservación de la Loma de Santa María, y escribe en La Jornada Michoacán.

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