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En seis meses, un crédito de $126 mil se volvió deuda de $356 mil

Aplica Infonavit usura en Sinaloa

La beneficiaria perdió lo que había pagado

Despacho de abogados le impuso mensualidades casi 300% mayores a las que pagaba inicialmente

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Rosa Elena Arce Rivera es uno de los derechohabientes del Infonavit cuya deuda se ha multiplicado al caer en manos de los despachos de cobranza contratados por la instituciónFoto Javier Valdez Cárdenas
Corresponsal
Periódico La Jornada
Miércoles 18 de febrero de 2009, p. 31

Culiacán, Sin., 17 de febrero. Rosa Elena tiene dos empleos, lo que no alivia su preocupación principal: perder su casa.

El Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit) le entregó hace 12 años un crédito de 126 mil pesos para adquirir una casa en el fraccionamiento Los Arcos, en Culiacán.

Hoy, por argucias del despacho de recuperación de cartera ICCE, contratado por el Infonavit, la deuda asciende a 356 mil pesos, luego que dejó de pagar seis meses. Debo pagar este dinero en 18 años, sin tomar en cuenta lo que ya he cubierto en 12 años; o sea, es como si no hubiera pagado nada, dijo.

Rosa Elena Arce Rivera tiene 42 años y tres hijos menores de edad. Pero ya casi no los ve por sus dos empleos: uno en una empresa de publicidad, de lunes a sábado, en horario corrido, y el otro de miércoles a viernes, en la taquilla de un centro nocturno, de nueve de la noche a dos de la mañana.

Con los dos salarios obtiene al mes unos 3 mil 200 pesos, insuficientes para cubrir sus gastos y la cuota mensual de 2 mil 267 pesos que le impusieron los abogados del despacho ICCE. La nueva mensualidad casi triplica los 950 pesos que pagaba y que representaban 25 por ciento de su salario.

Una noche, desconocidos llegaron a casa de Rosa Elena, en la calle Arco Ojival número 3466. Buscaban a su esposo, que estaba con ella, y amenazaron con levantarlos y asesinarlos a balazos. Ambos se ausentaron de su hogar durante casi seis meses.

Su esposo, quien tenía problemas con los delincuentes, sigue fuera de Culiacán. Ella volvió a su casa y la encontró grafiteada, sin puertas ni ventanas.

Mientras estuvo escondida dejó de pagar al Infonavit. Destinó lo poco que tenía a reparar su vivienda y encontró empleo en una agencia de publicidad, lo que le permitió reanudar los pagos del crédito.

Sin avisarle, el Infonavit la demandó en noviembre de 2004 ante el juzgado segundo civil y ella se enteró años después, el 10 de junio de 2008, cuando le llegó la notificación de la querella. “Los abogados me dijeron que estaba demandada y me dijeron: ‘Tiene que venir a platicar’ al despacho y firmar, pero no me informaron de qué se trataba”, recordó.

Un abogado de ICCE, a quien no identificó, le dijo que debía entregar las llaves porque estaba demandada y él a cambio me iba a dar 5 mil pesos para gastos de mudanza, o que firmara el convenio, y fue lo que hice.

Además, pagó a ICCE mil 500 pesos por gastos de cobranza. Para saldar esta deuda pidió prestado.

El abogado, asegura, intentó confundirla diciéndole que los pagos eran bimensuales, pero por un monto más alto, cuando en realidad eran mensuales. Se dio cuenta de ello al revisar el convenio. Acudió a Infonavit en busca de ayuda.

Al llegar, una señora que se llama Martha agarró el documento y se metió a la oficina del delegado. Cuando salió me dijo que yo no podía tener copia del documento y no me lo regresó, y que ya no se podía hacer nada, que todo era legal, relató.

Para defenderse contrató al abogado Óscar Loza, pero éste olvidó responder la querella y todo se complicó. Hice dos pagos (del crédito) y el tercero no lo junté. Se me hizo muy difícil, estábamos malcomiendo y ya no pude.

Burocracia monstruosa

Martín Arámburo, abogado de la organización Monitor Ciudadano, afiliada al Frente Nacional de Organizaciones en Defensa del Patrimonio Familiar, que ha denunciado el hostigamiento del Infonavit y de los despachos de abogados contra derechohabientes, afirmó que funcionarios de la institución pueden retirar las demandas, las cuales se inician por querella y no por oficio, lo que desactivaría miles de desalojos inminentes en todo el país.

No lo hacen, no quieren hacerlo. Ella firmó un contrato que se depositó en el juzgado. El documento dice que si ella se atrasa tres meses el proceso continúa, y lo que sigue es el desalojo y el remate de la casa, sostuvo el litigante.

Hace cinco meses, agregó, solicitó al Infonavit realizar estudios socioeconómicos a la familia de Rosa Elena para darse cuenta de que no tiene capacidad de pago, pero no le han respondido debido a que hay una burocracia monstruosa e insensible.

En su desesperación, Rosa Elena Arce llamó por teléfono a las oficinas centrales del Infonavit. Preguntó a quien la atendió qué podía hacer ante los cobros excesivos. “El muchacho me dijo, casi riéndose: ‘Pues consígase otro trabajo’, y le colgué”, indicó.

Los intereses suben y la deuda aumenta, pero ella está firme.

Si me dicen que voy a perder mi casa, no me importa. Seguiré luchando hasta donde sea, hasta las últimas. No se vale. Batallé tanto para que me dieran la casa por mí, por mis hijos. Desde los 16 años estoy trabajando. Imagínese salirse de ahí, quedarse en la calle.