Economía
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El presidente de la Fed afirma ante el Congreso que la recuperación no será antes de 2010

Si se estabilizan las finanzas la recesión podría terminar en 2009, dice Bernanke

La economía padece una contracción severa, y todo indica que empeorará a lo largo de este año, destacó

Fuerzas de seguridad pública están preocupadas por un verano de ira

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El presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, aparece en televisión durante su declaración ante el Congreso estadunidenseFoto Ap
Corresponsal
Periódico La Jornada
Miércoles 25 de febrero de 2009, p. 21

Nueva York, 24 de febrero. Este martes de carnaval no será seguido por 40 días de moderación y sacrificio. Más bien, según los pronósticos esta cuaresma podría durar por lo menos 400 días.

Los dos bancos más grandes del país, la aseguradora más grande del mundo y la industria automotriz requerirán decenas, tal vez cientos de miles de millones de dólares más del gobierno para sobrevivir, mientras los gobiernos estatales –como el de California (decimotercera economía mundial)– enfrentan la bancarrota y gigantescos déficit presupuestarios. Las colas frente a las despensas de las organizaciones caritativas reportan una creciente demanda. Circulan informes de que las fuerzas de seguridad pública están preocupadas por un verano de ira ante la desesperación que podrían generar las consecuencias de la crisis económica.

Bernard Bernanke, el jefe de la Reserva Federal, el banco central de Estados Unidos, declaró hoy ante el Congreso que la economía padece una contracción severa y, aunque el gobierno está dispuesto a emplear todas las herramientas disponibles para enfrentar la crisis financiera, todo indica que la economía empeorará de manera considerable a lo largo de este año. Existe, indicó, considerable incertidumbre sobre las perspectivas económicas, y los riesgos probablemente tengan mayor peso que los aspectos positivos.

Aunque Bernanke dijo que algunas de las medidas gubernamentales han logrado restablecer un poco de estabilidad en algunos mercados financieros, predomina un significativo estrés en muchos mercados.

Identificó dos riesgos en particular sobre los esfuerzos para superar la crisis. Por un lado, el carácter global de la misma, el cual podría suprimir las exportaciones estadunidenses y deteriorar las condiciones financieras a un grado más grande que el esperado.

Por otro está el poder destructivo de un círculo donde las debilitadas condiciones económicas y financieras se refuerzan mutuamente. Para evitarlo, afirmó, es esencial complementar el estímulo fiscal con acción gubernamental firme para estabilizar el sector financiero.

Pronosticó que “si las acciones adoptadas por el gobierno, el Congreso y la Reserva Federal logran restaurar en alguna medida la estabilidad financiera –y sólo si ése es el caso, en mi opinión– existe alguna perspectiva razonable de que la recesión actual pueda concluir en 2009 y que 2010 sea un año de recuperación”, afirmó. O sea, todo depende de estabilizar el sector financiero, y eso, por el momento, no funciona.

AIG, la aseguradora más grande del mundo, que ha sido rescatada por el gobierno con 150 mil millones hasta la fecha, ahora negocia recibir decenas de miles de millones más frente a crecientes pérdidas que ha sufrido –el gobierno ya tiene 80 por ciento de las acciones de esa empresa–, que continúan poniendo en riesgo la viabilidad de la firma, reportó hoy el New York Times.

Junto con ello, Citigroup –que ha recibido 45 mil millones en asistencia federal hasta la fecha– ha estado en negociaciones con el gobierno durante los últimos días y, según versiones filtradas por el Wall Street Journal y otros medios, podría anunciarse que el gobierno quedaría como dueño de 40 por ciento de la empresa. Bank of America, después de decenas de miles de millones de dólares en apoyo gubernamental, aún no logra superar su crisis.

Pruebas de estrés

El gobierno federal realiza esta semana pruebas de estrés de los 20 principales bancos para evaluar su salud financiera. Los que no cuentan con suficiente capital tendrán que recaudarlo en el sector privado, y si eso es imposible deberán solicitarlo al gobierno a cambio de interés accionario en las empresas (primero acciones preferentes pero que podrían ser convertidas en ordinarias, con derecho de voto).

Por otro lado, continúan las negociaciones con General Motors y Chrysler, las cuales solicitan otros 22 mil millones del gobierno, además de los 17 mil millones que ya han sido autorizados para apoyar estas automotrices.

La lógica en torno a estas empresas es que están en la categoría de demasiado grandes para fallar, o sea que la implosión de cualquiera de ellas tendría un impacto devastador sobre el resto de la economía. Por lo tanto, aparentemente están exentas de las reglas del llamado mercado libre.

Mientras tanto, Bernanke continuó ofreciendo pronósticos negativos sobre las consecuencias de esta crisis, y reiteró las proyecciones de la Reserva Federal: una tasa de desempleo que ya alcanzó 7.6 por ciento en enero, y que llegó a entre 8.5 y 8.75 por ciento en el último trimestre del año en curso, y una contracción del PIB de entre 0.5 a 1.25 este año, con más bancarrotas de viviendas y empresas.

Se comprueba que las cosas van de mal en peor cuando durante la transmisión de la premiación de los Óscar, un anuncio comercial de la automotriz Hyundai ofrece un auto nuevo en mensualidades e informa que, si uno enfrenta problemas de pago, concede tres meses de gracia, y si aun así no puede pagar, acepta que se le regrese el vehículo sin que esto afecte el crédito del cliente. Mientras, la aerolínea Jet Blue ofrece boletos con la garantía de que si uno pierde su empleo puede canjear el boleto sin costo adicional, o American Express ofrece bonos de 300 dólares a sus clientes para que los usen para pagar su saldo con la condición de cerrar la cuenta.

El titánico y creciente subsidio público al sector privado, y su mercado libre, aún no estabiliza una crisis sin precedente desde la gran depresión.

Tal vez por ello tantos gozaron hoy de la breve interrupción de los grises pronósticos al ritmo de una banda de jazz de Nueva Orleáns, que apareció esta tarde en el frío de la calle Bleecker en Nueva York, donde por un momento el calor de la música y el baile conquistó un futuro anunciado tan frío y escalofriante como este día. Es martes gordo, hay que celebrar antes de las cenizas.