Opinión
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Astillero

El país de la Z

Ironías de abecedario

Yanquis go home

Foto
EN RECUERDO DE ESTUDIANTES MUERTOS EN SUCUMBÍOS. Padres, familiares y amigos de los cuatro estudiantes mexicanos que murieron hace un año víctimas del ataque del ejército colombiano contra una base de las FARC en Sucumbíos, Ecuador, entregaron un documento a la Secretaría de Relaciones Exteriores y marcharon sobre Paseo de la Reforma rumbo a la embajada de ColombiaFoto Jesús Villaseca
A

penas estaba Eduar- do Medina Mora tratando de echarle la bolita a los medios informativos por la barbarie nacional, en cuanto la difunden, cuando el agente secreto de sueldo y prestaciones en vías de incremento tácticamente suspendido, pero no realmente desechado, L.V. Zurita, se apareció para anunciar con tarjetita blanca en lo alto que el futuro inmediato –los funcionarios de casilla, el gobierno de las urnas– será regido por las zetas.

Última letra en suerte, en el país de las impunidades que permiten que un personaje como Eddy MeMo, largamente involucrado en la fabricación de la catástrofe patria, critique a los medios por trivializar la violencia y por difundir hechos y mensajes que paralizan a la población y alientan el desánimo, deseoso ese procurador (que al negar propósitos censores los materializa) de que no se hable de lo malo ni se informe con puntualidad de lo que sucede, mientras en la radio se multiplican los mensajes gubernamentales que con voz cavernosa y tono de mala película de misterio anuncian éxitos, capturas, decomisos y golpes que en muchos casos son apenas inicios procesales que no constituyen verdad jurídica ni sentencia alguna, sino mero anhelo calderónico de aparentar que se va ganando una guerra que ha desangrado al país, consumido recursos públicos que deberían destinarse a otros rubros, y confirmado la condición fallida de eso que todavía se insiste en llamar Estado. Ironías de abecedario en elites de analfabetismo político mientras el ex presidente Felipe Calderón (fue presidente del comité nacional panista) continúa creando las condiciones ideales para que el desfondado imperio gringo se sienta obligado a meter orden en el traspatio hasta ahora olímpicamente desatendido, pero convertido ya en problema de seguridad nacional que podría requerir invasiones, tutelaje directo, intervención y control, pues.

Por ejemplo, David Rieff, analista político y escritor (e hijo de la novelista Susan Sontag), publicó a finales del mes pasado en The Guardian (y en otros diarios, entre ellos La Nación, de Costa Rica, de donde se toma la traducción usada aquí) un artículo que asegura que con todo lo urgentes que para Estados Unidos puedan ser los problemas de Oriente próximo, el sur de Asia y Rusia, así como Irán y Corea del Norte, otra crisis mucho más cercana a casa podría representar tantos peligros como un Irán nuclear, una Rusia con nuevos y agresivos bríos o incluso un Pakistán dominado por los islamistas. Esta crisis ocurre en México, que se encuentra en caída libre, con sus instituciones estatales amenazadas como no lo habían estado desde al menos la Guerra de los Cristeros y posiblemente desde la Revolución Mexicana de 1910.

Es la crónica de una intervención anunciada. El Estado fallido tiene un conductor designado que no sabe manejar (o al que le han instruido desde el principio para que se embarque en una guerra que le debilite aún más) y, por tanto, la arrogancia norteña se siente con pleno derecho a defender sus intereses mediante el uso de la fuerza, como en otros lugares y en otros momentos de la historia lo ha hecho. Por ello bien vale desde ahora asentar la consigna añeja: Yanquis, go home. Que no crean los principales consumidores del mercado de las drogas, y principales vendedores de las armas que se usan en México, que nuestro país es lote baldío, a pesar de los amplios e insistentes esfuerzos del calderonismo por mostrar a la nación dividida, confrontada, ensangrentada, sin gobierno y, eso desean, sin esperanza.

Astillas

La consejera local del IFE en Tabasco, Aída Elba Castillo Santiago, criticó el pasado 26, en una sesión oficial, la pretensión de los consejeros nacionales de aumentarse el salario, aunque finalmente éstos hubieran fre- nado su intención, pues haber tratado de pasar “de 173 mil pesos al mes a 330 mil pesos, en un contexto de crisis económica, donde a diario leemos que miles de personas se quedan sin empleo, es, por decir lo menos y con eufemismos, falta de sensibilidad social. Si de respeto constitucional se trata, la misma Constitución que invocan nuestros consejeros generales garantiza para todos los ciudadanos mexicanos la seguridad social, el empleo, el bienestar, la educación, seguridad de las personas y sus bienes, elecciones equitativas… Por las razones que ustedes gusten y manden, pero sobre todo por la realidad económica, política y social, esos mandatos constitucionales no se cumplen por el sólo hecho de estar en nuestra Carta Marga. ¿Están seguros nuestros consejeros generales del IFE que no es un asunto de ética?”...  En la sección de comentarios a cada nota, artículo o columna que se ha incorporado al nuevo formato de Internet de La Jornada, se discutió ayer si lo que aquí se escribe forma parte de Los Testigos de Pejehová, o es una Atalaya Astillada o tiene independencia y equilibrio. De entre los comentarios, hubo uno, de Lisette, que bajo el título de ¿qué pasó mi Julio? pide que aquí se deje de defender a AMLO y se ejerza la crítica con lucidez: No existen héroes. Las personas son corruptibles, los pueblos organizados, no... Manlio Fabio Beltrones se podría considerar bien pagado, en una de sus muchas facturas pendientes con el calderonismo, con la candidatura panista de Sonora, que ganó en elección interna Guillermo Padrés en la primera zona de votaciones, en Hermosillo (lo que llevó a retirarse a Dolores del Río, la presunta candidata original de Los Pinos, y a Florencio, Chito, Díaz). De la mano del PAN, con una alternancia negociada, con un candidato blanquiazul que le es cercano, Beltrones podría ajustar también cuentas con su encarnizado enemigo, el actual gobernador priísta Bachoco Bours...  Y, mientras el único chihuahuense a salvo, Francisco Barrio Terrazas, ve aparecerse por su paraíso diplomático canadiense el fantasma de su inacción y responsabilidad en las muertes de mujeres en Ciudad Juárez, asunto que algunos colectivos de allá pretenden recordarle en cuanto les sea posible, ¡hasta mañana, en esta columna que empieza con A!