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A la mitad del foro

En el mundo del revés

F

elices, porque llegó a la SCT un panista leal. Y la sonrisa de Germán Martínez Cázares puso punto final a la doctrina de Manuel Gómez Morín y al cultivo yucateco con que Carlos Castillo Peraza hizo fama de filósofo y pudo proclamar la victoria cultural del PAN: de cómo ganar el poder y no perder el partido. En el mundo del revés, nada el ave y vuela el pez.

Los del priato tardío y quienes se dijeron herederos de la Revolución fueron súbditos sumisos. Y el afamado partido en el poder, el invencible, era remedo de la alegórica carreta de paja. Pero los panistas de antaño combatieron retóricamente el poder del partido, la idea misma de partido del poder, aunque lo vieron a través del oscuro cristal del prejuicio para atribuirle modos y estilos bolcheviques, aunque el Partido Comunista de la Unión Soviética nunca tuviera tantos militantes como el italiano, por ejemplo; aunque la revolución rusa demandó todo el poder a los sóviets y los disolvió en cuanto los bolcheviques tomaron el poder.

La gente decente condenaba la hegemonía del partido, aunque durante 30 años ejercieron el poder presidencial individuos que jamás habían sido candidatos de ese partido ni elegidos a cargo alguno, hasta que les llegó la designación unipersonal, el dedazo del inquilino de Los Pinos, del gran solitario de palacio. “¿Cuál poder, si Ernesto Zedillo puso y depuso a cinco presidentes del CEN del PRI? Sana distancia y cercana insolencia en el trato de sirvientes que dio a los presuntos líderes del partido que lo cobijó camino a su elección como titular del supremo Poder Ejecutivo de la Unión. El PAN demandaba pared de cal y canto entre el partido y el Presidente; el PAN pregonaba la supremacía de la ley, de las instituciones; pudorosa distancia como prueba de la separación del gobierno y el partido en el gobierno.

Hasta que se marearon con la verborrea del alto vacío y Felipe Calderón hizo el primer hoyo en su gabinete y lo tapó haciendo otro. Como siempre, como en todo régimen presidencial en el que el titular del Ejecutivo tiene facultades expresas para designar y remover libremente a los secretarios, cuya legendaria vanidad los llevó a decirse, o dejar que les dijeran, señores ministros. Hasta que salió de uno de esos hoyos Germán Martínez y se soñó conductor, líder del movimiento, de la falange criolla que encontró en la guerra contra el crimen organizado a su caudillo y la fascinación por el poder del partido, la lealtad al partido como vía única de la comunión de los fieles en, desde y para el poder.

A Luis Téllez lo removió Felipe Calderón del cargo tan libremente como lo había designado. El afamado doctor del MIT agradeció la oportunidad brindada y se fue a Los Pinos a laborar como asesor en la cercanía que da influencia. De las estultas grabaciones, ni una palabra. Hasta que Germán Martínez expuso la beatífica alegría de los suyos porque llegaba a la SCT un panista leal. A eso redujo el de la falange azul al académico con pergaminos de politólogo, operador político humanista y un dejo de creyente en la tantas veces invocada justicia histórica. El padre de Juan Molinar Horcasitas trabajó en el Instituto Mexicano del Seguro Social y fue de los médicos disidentes que marcharon en protesta contra el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz, avanzada o advertencia del diluvio que vino en octubre de 1968.

Leal al partido antes que a la institución presidencial. A eso reduciría Germán Martínez a Molinar Horcasitas en su visión del mundo del revés: un operador político director del IMSS, transmutado en secretario de Comunicaciones y Transportes al aproximarse la batalla definitiva de los oligopolios por el dominio del universo electrónico, y para justificar la visión catastrofista, a cargo de la obra pública en vísperas de elecciones de medio sexenio a las que llegan el PAN y Felipe Calderón con la carga insoportable de la recesión económica y el desempleo rampante, donde no se han generado empleos desde que entraron el tercer mileno y el patético Macabeo abajeño de la alternancia. Molinar Horcasitas llega a la hora en que el Ejecutivo se ha comprometido a hacer grandes inversiones, del golpe de timón para que intervenga el Estado y el gasto público sea instrumento que reactive la economía.

Nada impide a un presidente hacer un hoyo para tapar otro. Aunque sufren quienes exigían acotar, limitar el poder presidencial y ahora lloran como plañideras por la debilidad del pobre Presidente, indefenso ante el irreverente accionar del Congreso, otros proponen instaurar un régimen parlamentario sin haber desechado constitucionalmente el régimen presidencial. En el PAN invocan la lealtad al partido como virtud cardinal de colaboradores y funcionarios al servicio del gobierno, no sólo del Presidente, sino de los tres poderes y otros tantos órdenes de gobierno.

En el frente cuyo heraldo es el presidente legítimo, los teóricos del cambio por el cambio mismo piden revocación del mandato presidencial. Y a falta de votos necesarios para reformar la Constitución, proclaman la inevitable remoción del cargo. Nada de voluntarismos. En el mundo del revés, Felipe Calderón ha de abandonar sin violencia el poder, porque el nuestro, subraya Porfirio Muñoz Ledo, es un movimiento pacífico. Y Andrés Manuel López Obrador hace camino al andar todos y cada uno de los municipios del país. ¿Y el partido? ¿El PRD? Jesús Ortega tiene el registro, las prerrogativas y nada más. Nada.

El vuelco que trajo consigo el sufragio efectivo hizo efectiva la separación de poderes y trasladó la capacidad de decisión en la agenda política al Congreso, cerró el ciclo abierto en 1929 y el relevo en la Presidencia produjo un vacío de poder que llenaron los gobernadores de los estados, territorios de poder real, como lo estableció originalmente el poder constituido. En esos espacios finca su capacidad de recuperación electoral el PRI; en el poder que ejercen 17 gobernadores, un renuevo generacional que no padeció la prepotencia del cesarismo sexenal con sus representantes en los informes de gobierno y un colonialismo interno fincado en el control fiscal: 95 por ciento de los ingresos de los estados son de recursos federales.

Cumplió 80 años el PNR-PRM-PRI. Beatriz Paredes habló del miedo al retorno de los brujos: Somos legatarios de quienes abanderaron las grandes causas de las mayorías sociales de nuestro país, de los ideólogos que concibieron al Estado mexicano y que bordaron una política internacional que prestigió a México en el exterior. Las encuestas dan ventaja al PRI en las elecciones por venir, cuentan los votos depositados en las urnas, pero los augurios hacen que asome el enano del tapanco para convocar a la falsa polémica que, artificiosamente, pretende hacer creer que el triunfo del PRI en el presente es el retorno al pasado.

El presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, será recibido mañana en sesión solemne del Senado. Crisis global. Pero nuestra desigualdad es inconmensurable: informa el BID que 12.7 millones de latinoamericanos podrían caer por debajo de la línea de pobreza en los próximos dos años. En América Latina y el Caribe, 193 millones de personas viven en la pobreza, un tercio de la población total, y 75 millones en la extrema pobreza (13 por ciento).

El BID prevé otorgar préstamos durante 2009 por una cifra récord de 18 mil millones de dólares. Cincuenta mil millones es el monto del fraude cometido por Bernard Madoff, financiero de Wall Street. “Pobre del pobre que al cielo no va/lo chingan aquí, lo chingan allá.