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A la Mitad del Foro

Recuerdo de Quince Uñas

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Los cargos de catastrofista no hicieron mella a Carlos Slim y ocupó asiento vecino al presidencial en el acto en que se firmó el Pacto Nacional por la Vivienda, el viernes. En la imagen, el magnate ofrece una conferencia magistral en la Antigua Escuela de Medicina de la UNAM, el 17 de febrero pasadoFoto José Antonio López
E

n el incesante combate imaginario con el enano del tapanco, los herederos de don Juan Manuel y las invocaciones al Cid chiapaneco que ganaría las batallas del panismo después de muerto, faltaba únicamente recuperar la desazón decimonónica de la Guerra de los Pasteles y los llamados a Quince Uñas para que el guerrero inmortal de Zempoala combatiera la andanada declarativa de la inteligencia nacional del vecino del norte y se reabrieran las páginas del complot de todos tan temido, la invasión de marines disfrazados de asesores y la apología de los mexican bandidos en las listas de la revista Forbes.

Míster Forbes, por cierto, alguna vez quiso ser presidente de Estados Unidos de América. Y ya en otra ocasión incluyeron a Pablo Escobar Gaviria en las listas de los más ricos del mundo que tanto orgullo provinciano despiertan en todas las latitudes, sin excluir el que revela la santa indignación de una izquierda que se quedó sin ideas y sin adversario al optar por la democracia electoral y desdeñó la lucha de clases. Hoy, el del Chapo Guzmán entre los nombres de Bill Gates, Warren Buffet y Carlos Slim. Muy abajo el de Sinaloa. Pero muy en alto lo pusieron las protestas discursivas y la ira presidencial de Felipe Calderón. Afortunadamente, los cargos de catastrofista a Slim no hicieron mella y el de Carso ocupó asiento vecino al presidencial en el acto formal de firma del Pacto Nacional por la Vivienda.

Ante los miedos ancestrales a la intervención del poderoso vecino en nuestros asuntos internos, los reporteros presentes pidieron a Carlos Slim su opinión sobre la inclusión del Chapo Guzmán en la lista de Forbes: No tengo ninguna opinión. Pero hubo quien pensara en las finanzas disminuidas de los ricos más ricos al desplomarse la ortodoxia de las finanzas libres de toda regulación y, ahí sí, expresó su opinión: si hacen el calculo del monto de la riqueza sobre la base del valor de las empresas, obviamente (éstas) desde el punto de vista accionario han tenido una reducción sustancial de su precio en todo el mundo. ¿Qué dirán los pobres de la muy sustancial reducción de su magro ingreso diario, del aumento de 8 a 12 millones más de latinoamericanos a la lista de la pobreza extrema?

Ése debiera ser el tema dominante en la agenda gubernamental y en el debate político en este tiempo de peligrosa incertidumbre en el mundo entero; de la crisis que vino de afuera, pero a sumarse a la que padecemos endémicamente desde hace más de cinco lustros. Con el agravante del desempleo que estalla después de que durante el nefasto sexenio foxiano el incremento neto de empleos fue cero. Cero, como para dar gusto a la disciplina del vicepresidente Gil, empeñado en el déficit fiscal cero, aunque la mitad de la población estuviera en la pobreza extrema. Y la nave va: con 43 millones de pobres cuenta México (40 por ciento de la población), dice el reportaje de Pablo Ordaz en El País del viernes 13 de marzo de 2009: “La guerra al narco refuerza a Calderón”.

Según la encuestadora Mitofski, el presidente de México obtuvo en febrero un 66.4 por ciento de aprobación, cinco puntos más que hace un año. Y el recuento del drama de crímenes violentos y brutales; la caída vertical del peso, del ingreso petrolero, del empleo, de las remesas de los migrantes que vuelven a las tierras flacas del nomadismo interno y al estado de sitio ficticio; con el PAN a la baja en las encuestas con vistas a la elección y el gabinete calderoniano dando palos de ciego y minando la credibilidad del gobierno y de su jefe con declaraciones y exabruptos mucho más destructivos que las declaraciones vertidas en Estados Unidos que califican al nuestro de Estado fallido. El ingeniero Gerardo Ruiz Mateos, secretario de Economía, declaró hace unas semanas que “hay varias ciudades y municipios donde (los narcos) cobran impuestos, donde imponen la ley, donde imponen presidentes municipales, donde exigen derechos o bono de seguridad”.

Hubo escándalo porque el secretario de Economía dijo que de no ser por el valor de su jefe, el próximo presidente de la República sería un narcotraficante. Y pareció elaborar un informe para el vicealmirante Blair: el narcotráfico ha penetrado hasta las entrañas del país y ha creado un Estado dentro del mismo Estado, dijo. El silencio en las alturas pareció aprobar la versión simplista de los horrores de la guerra. Pero vino del norte el reflejo de esa imagen y Felipe de Jesús se transmutó en Júpiter Tonante: ofreció acompañar a quien lo quiera a cualquier punto de la geografía nacional; y lanzó cargos a la corrupción en el país vecino y la fatalidad de estar junto al mayor consumidor de drogas.

En la densa niebla del pasado que condena una y otra vez Germán Martínez se hubieran encendido fuegos fatuos y elevado voces de la patria está en peligro. Hoy día, es la hoguera de las vanidades. La guerra al narco refuerza a Calderón. Y los 43 millones de pobres aumentarán exponencial, inexorablemente. Y las mismas encuestas que otorgan al Presidente de México 66.4 por ciento de aprobación, señalan la creciente ventaja del PRI en el ánimo de los votantes, que lo llevarían a tener mayoría absoluta en la Cámara de Diputados; circunstancia impensable en la promiscuidad que hacen pasar por pluralidad; composición no vista desde 1997. Si Germán Martínez tuviera sentido del humor, podríamos acudir aquí a Woody Allen: Hasta los paranoicos pueden tener enemigos de verdad.

Así sea el enemigo interior. Espinosos aprendices de golpistas, defensores del indefendible Vicente Fox que enarbolan valores doctrinarios del panismo. Contienda de cínicos a prueba de desilusiones en defensa de elecciones internas rigurosas contra la decisión cupular del comité ejecutivo que esgrime el dedo de Felipe Calderón para designar candidatos a diputados y gobernadores. El jefe del movimiento, Germán el de la falange, habla incesantemente de colaborar con el Presidente en su guerra contra el crimen organizado. Malhaya quien piense mal. Pero vence la vanidad y confiesan la maniobra electoral pura y dura en declaraciones como la hecha al diario El País: Electoralmente, hablar de la lucha contra el narcotráfico nos beneficia a nosotros... Y hablar de la economía, que cada semana irá peor ostensiblemente, beneficia al PRI.

Se acerca la hora de las elecciones, momento estelar de la democracia, en que los ciudadanos ejercen el poder del voto, otorgan el mandato. Y lo ensombrece la comedia de errores de consejeros, partidos y partiquinos en la carpa de la simulación y la dislalia de parlamentos intercambiables. El IFE teje y desteje su rebozo de Penélope pueblerina que ya no espera el retorno de Odiseo: insisten en decir solemnemente que el cuerpo colegiado del IFE es árbitro del proceso electoral.

Visita de Estado de Nicolas Sarkozy, presidente de la república francesa. Y la chabacanería se impuso, el tema central, dominante, fue la lastimera distorsión de un asunto de nota roja; con el intolerable tufo de corrupción de nuestro sistema de justicia, y la ostentosa frivolidad y populismo adornado con galas discursivas del presidente galo. Ni siquiera la impactante presencia de Carla Bruni, madame Sarkozy, opacó el espectáculo del agravio fingido y el clamor de la patria es primero.

Los enanos tienen un sexto sentido que les permite reconocerse unos a otros a primera vista, decía el gran Tito Monterroso. Ni hablar de cuando despertó el dinosaurio.