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Sorprendió el silencio de Beatriz Paredes, presidenta del tricolor

Con ausencias relevantes, recordó el PRI a Luis Donaldo Colosio Murrieta
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El diputado Emilio Gamboa; la presidenta del PRI, Beatriz Paredes; el secretario general de ese partido, Jesús Murillo Karam, y Humberto Roque Villanueva, observan el busto de Luis Donaldo Colosio, ayer en la sede del tricolorFoto María Luisa Severiano
 
Periódico La Jornada
Martes 24 de marzo de 2009, p. 16

Con la ausencia de los 18 gobernadores del PRI; del coordinador de los senadores, Manlio Fabio Beltrones; del presidente de la Cámara de Diputados, César Duarte, y de la cúpula obrera, y con apenas algunos representantes de los sectores y organizaciones del PRI y un orador que ocupa el modesto cargo de coordinador editorial y de divulgación, la dirigente nacional del tricolor, Beatriz Paredes Rangel, encabezó ayer la ceremonia del 15 aniversario del asesinato Luis Donaldo Colosio.

Hubo quien quiso dar a esta discreta ceremonia la lectura de las promocionadas nuevas formas de hacer política del PRI, aunque otros se mostraron sorprendidos por el abandono de sus principales figuras políticas para recordar a un personaje cuyo ideario, de acuerdo con la dirigencia del tricolor, representa lo mejor del PRI.

El asombro fue mayúsculo cuando se dio por concluida la ceremonia sin la esperada intervención de Paredes. Todo quedó en el discurso de Heriberto Galindo Quiñones, que tuvo más de respuesta a las acusaciones y señalamientos que cada ocho días le hace a los priístas el dirigente del PAN, Germán Martínez, que de reconocimiento al extinto candidato presidencial.

La ceremonia en la sede nacional del PRI estuvo precedida por una guardia de honor que encabezó el coordinador de los diputados federales, Emilio Gamboa, al pie del busto de Colosio. Luego, en el auditorio Plutarco Elías Calles, cuya reconstrucción tras los bombazos del noviembre de 2006 promovió Octavio West, se transmitió un documental con pasajes de la vida del extinto candidato presidencial.

Se dio paso después al único discurso que se entendía como preámbulo de la alocución de Paredes, pero que terminó siendo la única referencia en esta ceremonia, que discurrió por el habitual reconocimiento a la trayectoria de Colosio como servidor público y reivindicar el ideario del sonorense.

A pesar de que Galindo Quiñones enfatizaba con la voz y el gesto las frases de efecto en su discurso, nadie aplaudió. Ni siquiera cuando dijo que los priístas todavía esperamos que esta felonía (el asesinato de Colosio) sea plenamente aclarada. Incluso fueron pocos los periodistas que le prestaron cabal atención, siempre en espera del discurso de Beatriz Paredes.

Entre los pocos momentos en que el coordinador editorial y de divulgación captó el interés general estuvieron aquellos en que se refirió a los ataques que hacen los panistas al PRI, al acusarlos de retardar la aprobación de las reformas que en materia de seguridad pública envió al Congreso el presidente Felipe Calderón.

Debemos tener muy claro que los mismos intereses mezquinos contra los que luchó Colosio, y las mismas fuerzas retardatarias nacionales y extranjeras que se unieron para derrotar al PRI y sacarlo de la Presidencia de la República, desentierran hoy sus estrategias desestabilizadoras, con el fin de evitar que volvamos a dirigir al país para retomar los caminos de la justicia social, la modernidad y el cambio con rumbo y responsabilidad, y remató diciendo que la soberbia ha llevado a la derecha, que ejerce el poder federal, a pensar que toda iniciativa presidencial es suprema, infalible y por ello incorregible. ¡Faltaba más!, pero incluso al hacer estos enunciados, corrió la irónica versión de que el orador hablaba a título personal.