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Bajo la Lupa

Empequeñecimiento de EU y el nuevo orden tripolar, según Parag Khanna

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Según la teoría de Pareg Khanna, China se encuentra en el centro del triángulo India-Japón-Australia, que ha superado el comercio en todo el océano PacíficoFoto Ap
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or alguna razón Li Hongmei, del The People’s Daily –quien sentenció el fin de la hegemonía de EU y el inicio de la multipolaridad global (Ver Bajo la Lupa; 1.3.09)–, citó el artículo añejo del controvertido Parag Khanna (PK) Despidiendo la hegemonía, publicado en el suplemento sabatino de The New York Times (27.1.08)

PK, estadunidense nacido en India, es director de Global Governance Initiative y prominente becario del Programa de Estrategia Estadunidense en New America Foundation, además de autor de El segundo mundo: imperios e influencia en el nuevo orden global (Random House; marzo 08).

Trabajó como analista para el Consejo de Relaciones Exteriores, con sede en Nueva York, y el polémico Foro Económico Mundial de Davos, lo que enmarca su ideología neoliberal.

Su mentalidad globalizadora la aplica al mercado de la geopolítica, y aduce que en el mejor de los casos, el momento unipolar de EU concluyó durante la década de los 90 cuando los dividendos de la paz de la posguerra fría nunca fueron convertidos en un orden liberal (sic) global bajo el liderazgo estadunidense.

Acepta que “en lugar de que EU controle al globo, ahora se encuentra en competencia, y perdiendo, en el mercado geopolítico junto a las otras superpotencias mundiales: la Unión Europea (UE) y China. Ésta es la geopolítica del siglo 21: los nuevos ‘tres grandes’. No Rusia, un vasto territorio cada vez más despoblado dominado por el gobierno Gazprom; no un Islam incoherente (sic) enfrascado en guerras internas; y tampoco India, atrasada por décadas detrás de China tanto en desarrollo como en apetito estratégico. Los Tres Grandes hacen las reglas (…), sin que ninguno de ellos pueda dominar”.

A sus 32 años de edad, PK come ansias de novillero y se precipita en abultar su nuevo orden tripolar y en descalificar en forma absurda a otras superpotencias como Rusia; su propio país, India, que coloca detrás de China; y el Islam, que cataloga de incoherente y que peca más bien de falta de cohesión interna, como no la tiene ninguna religión en el planeta. Los lúcidos estrategas indios, mucho más sensatos, son más proclives a respetar el ascenso del BRIC (Brasil, Rusia, India, China).

No hay que ser muy crueles con la prospectiva sesgada de PK debido a que realizó su frágil apuesta a principios del año pasado, cuando nuestros amigos de la UE aún no exhibían su vulnerabilidad geofinanciera y geoeconómica.

A su juicio, nos encontramos ante un nuevo juego global donde por primera vez en la historia sucede una batalla multipolar, multicivilizatoria y global. Aquí PK se contradice porque en su nuevo orden tripolar se trataría más bien de una batalla bicivilizatoria entre China, por un lado, y el eje trasatlántico conformado por EU y la UE, por otro lado.

Cita el concepto del patriotismo europeo de Jorgo Chatzimarkakis, miembro alemán del Parlamento Europeo, y refiere que en Bruselas, la capital de Europa, los tecnócratas, estrategas y legisladores cada vez más perciben su papel como el fiel de la balanza global entre EU y China.

Se trata de una visión exageradamente mercantilista que prescinde del crucial papel geopolítico de Rusia en Europa. PK no se había enterado en ese entonces que ocho meses más tarde Rusia trastocaría exquisitamente el balance de poder desde el Cáucaso, pasando por los Balcanes, hasta Europa del Este, al obligar el repliegue de las fuerzas invasoras de Georgia en Osetia del Sur, lo cual fue leído pulcramente por las grandes potencias europeas continentales (v.gr Alemania, Francia e Italia) y recientemente hasta España.

Evoca las vulnerabilidades de Europa, que todavía carece de un ejército común (¡nada más!) y ,en forma descabellada, pretende que el único problema es que realmente no necesita ningún ejército.

Llega hasta pretender que la fortaleza económica de Europa puede incorporar a los anteriores países miembros de la Unión Soviética y subyugar (¡súper-sic!) gradualmente a Rusia”. En realidad, la geopolítica y la geoeconomía de Rusia y Europa continental son complementarias desde el punto de vista energético y de las inversiones: Europa depende del gas de Rusia, quien a su vez requiere de las inversiones europeas, sin ejércitos de por medio, ámbito en el que prevalece Rusia como superpotencia nuclear de primer orden.

PK delira cuando vaticina que Rusia será anexada por Europa. Perora mucho sobre geopolítica sin entender sus alcances, los cuales trivializa, debido a su deformación neoliberal, como geopolítica del mercado. Ante la geopolítica no hay mercado, sea neoliberal o comunista, que resista.

Los hechos presentes desmintieron rotundamente su aserto de que si EU y China combatiesen, el dinero del mundo sería invertido con mayor seguridad en los bancos europeos. ¡Sucedió todo lo contrario!

Peor aún: sobredimensiona el poderío del euro, que puede ser, según la prensa británica, presa de la balcanización financiera. A nuestro juicio, como diría el gran pensador francés Montaigne, sobre el devenir tan incierto del euro lo mejor es suspender el juicio.

A nuestra manera de pensar, Europa constituye el polo civilizatorio de mayor avanzada en el mundo, pero en estos momentos exhibe demasiadas vulnerabilidades geofinancieras y geoeconómicas, ya no se diga geoenergéticas y geoestratégicas.

Desarrolla el milagro chino y asienta que China se encuentra en el centro del triángulo India-Japón-Australia, que ha superado el comercio en todo el océano Pacífico.

Hay que reconocer que la fallida prospectiva de PK constituye más bien una excavación arqueológica para repetir lo archisabido: el empequeñecimiento de EU, que es seguramente lo que más atrajo la atención de los estrategas chinos

Las graves equivocaciones geopolíticas de PK se derivan de su reduccionismo simplista y su adicción neoliberal cuando exalta que la globalización es el arma verdadera,en tanto hasta los fanáticos neoliberales británicos vislumbran el advenimiento de la desglobalización (por cierto, neologismo acuñado por Bajo la Lupa).

La subtesis nodal de PK se centra en que el principal campo de batalla de la globalización se escenificará en lo que denomina el segundo mundo, donde una plétora de Estados oscilantes (Swing States) muy difusos e inconexos serán quienes determinarán cual de las superpotencias (Nota: de su nuevo orden tripolar) triunfará en la próxima generación de la geopolítica, y entre las que enumera están Brasil, India, Irán, Turquía, Venezuela, Sudáfrica, Arabia Saudita, Vietnam, Marruecos, Malasia y Libia, entre otras.

No cita a México, que Calderón ha proclamado será la cuarta potencia mundial en la próxima generación.