Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 29 de marzo de 2009 Num: 734

Portada

Presentación

Bazar de asombros
HUGO GUTIÉRREZ VEGA

Encuentro iberoamericano de poesía Carlos Pellicer
JEREMÍAS MARQUINES

Dos poemas
KIKÍ DIMOULÁ

Veinticinco años larvados
ENRIQUE HÉCTOR GONZÁLEZ

Crónica de una migración El caso Querétaro
AGUSTÍN ESCOBAR LEDESMA

Imagen de Julio Cortázar
IGNACIO SOLARES

Cortázar y la mermelda
EMILIANO BECERRIL

La literatura como un viaje emocional
JUAN MANUEL GARCÍA entrevista con SANTIAGO RONCAGLIOLO

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Columnas:
Jornada de Poesía
JUAN DOMINGO ARGÜELLES

Paso a Retirarme
ANA GARCÍA BERGUA

Bemol Sostenido
ALONSO ARREOLA

Cinexcusas
LUIS TOVAR

La Jornada Virtual
NAIEF YEHYA

A Lápiz
ENRIQUE LÓPEZ AGUILAR

Artes Visuales
GERMAINE GÓMEZ HARO

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JORGE MOCH


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Watchmen: el canibalismo de la cultura pop (I DE II)

EL PROYECTO QUE ESTABA CONDENADO AL FRACASO

Watchmen, la novela gráfica de Alan Moore y Dave Gibbons, de 1986, es una obra seminal que ha influenciado seriamente a la mayoría de los cómics más relevantes de las últimas dos décadas. Esta es una obra postmoderna en el sentido estricto, una revisión de géneros que incorpora cómics dentro de cómics, fusiona y colapsa una variedad de estilos en un todo sincrético repleto de ironía, filosofía pop y chatarra mediática reformulada como antídoto a la aplanadora cultural de los años ochenta. Moore y Gibbons realizaron una escrupulosa y desesperanzada desarticulación de los discursos liberales de la década de los años setenta. De ahí que el emblema del filme sea la amarilla carita sonriente, o smiley face , manchada de sangre. Watchmen se volvió legendaria, entre otras cosas, por ser considerada infilmable. Hubo que esperar más de veinte años para que un joven director exitoso y “talentoso”, Zack Snyder, el realizador de 300, se atreviera a abordar un proyecto que sin duda sería indigesto para las masas, despreciado por los fanáticos del cómic y, seguramente, repudiado por los cultistas; un filme que sería pervertido por los ejecutivos de los estudios y maltratado por los gigantescos egos hollywoodenses que rechazarían una cinta sórdida y cargada con demasiados protagonistas, una incómoda tragedia repleta de ironía en una enredada trama pasada de moda. Sin embargo, Snyder se salió con la suya y creó un filme compulsivamente fiel a su material original. Pero esto no fue suficiente para convencer a Moore para que reconociera el filme, por lo que se deslindó de esta película, al igual que hizo con las versiones de otras de sus novelas gráficas: La liga de los caballeros extraordinarios y v de vendetta, ambos filmes lamentables desperdicios de tiempo y talento. Por tanto Watchmen, el filme, nació con una pesada condena.

UN MUNDO PARALELO

Snyder es un cineasta ingenioso y un efectista habilidoso que bien pudo haber destruido Watchmen, pero, en cambio, creó un electrizante caleidoscopio de dos horas cuarenta y un minutos; un importante objeto histórico y una curiosidad capaz de apasionar, pero no un gran filme. Lo que sí hizo fue dar a su película un arranque prodigioso, una espectacular coreografía histórica que comienza en la década de los cuarenta, cuando en un universo paralelo grupos de ciudadanos deciden ponerse disfraces ridículos para defender a la sociedad. Con fondo musical de la siempre emotiva (aunque obvia en este caso), “The times they are a-changin'”, de Bob Dylan, vemos discurrir la segunda mitad del siglo XX: la Guerra fría, el Flower power, la efervescencia disco-gay y la invasión soviética de Afganistán. Todo sucede bajo el espectro de la presidencia de Richard Nixon, quien no sólo es salvado del escándalo de Watergate por un superhéroe (que también es el mitológico segundo tirador que desde el proverbial grassy knoll asesina a Kennedy), sino que logra reelegirse cinco veces. Pero Nixon debe su gloria al Dr. Manhattan (un hombre convertido en semidiós por un accidente radiactivo), quien gana la guerra de Vietnam en una semana. Sin embargo, aún teniendo al Dr. Manhattan de su lado, los soviéticos siguen siendo un enemigo capaz de destruir la Tierra.

UN UNIVERSO NOIR SIN REDENCIÓN NI ESPERANZA

La historia comienza con el asesinato del Comediante, un héroe que va ganando en complejidad a medida que se va transformado de un peligroso sociópata, al servicio de los poderes más oscuros del gobierno, en un melancólico justiciero retirado que funciona como la conciencia de un país violento y corrupto. Snyder ha logrado hacer un vertiginoso collage de referencias, guiños y caricaturas y, si bien hay un exagerado regodeo con las secuencias violentas (y un cierto morbo perverso: un par de perros se disputan los huesos de una niña, el Comediante asesina a una mujer embarazada e intenta violar agresivamente a una colega), el realizador se esmera en desarrollar sus personajes.

MEGA CATÁSTROFES Y MEGA CRIMINALES REPUBLICANOS

Muchos han querido ver únicamente delirios pretenciosos y adolescentes en los monólogos espacio-temporales (de física relativista y cuántica pop) del Dr. Manhattan y en las rabiosas meditaciones de Rorschach, superhéroe misántropo y puritano que tan sólo puede ver pudrición y decadencia; sin embargo, estos son ejemplos del tono de angustia existencial que se ha convertido en el acento dominante en el mundo nihilista y cáustico del cómic contemporáneo, el cual es a la vez severo y kitsch, amargo y camp, angustioso y desafiante. Watchmen es el filme de superhéroes para terminar con todos los filmes de superhéroes, y es la coronación de una nueva epidemia de Apocalipsis fílmicos (I am Legend, Ceguera, Wall-E, Knowing y Terminator Salvation entre otras) de mega catástrofes planetarias con que Holywood ha respondido al malestar existencial de ocho desastrosos años de administración Bush.

(Continuará)