DIRECTORA GENERAL: CARMEN LIRA SAADE
DIRECTOR FUNDADOR: CARLOS PAYAN VELVER
SUPLEMENTO MENSUAL  DIRECTOR: IVAN RESTREPO  
EDICIÓN: LAURA ANGULO   LUNES 30 DE MARZO 2009 
NUMERO ESPECIAL


Portada

Introducción

Codorniz mascarita, la extinción toca a la puerta
Horacio de la Cueva

El muro fronterizo: una amenaza para especies en peligro
Óscar Moctezuma O.

El borrego cimarrón, monarca del desierto mexicano
Roberto Martínez Gallardo

Los oasis de palma de abanico en las Californias
Ernesto Franco

Un murciélago en el delta del Río Colorado
Lourdes Mexicano

¿Basta la norma oficial para la observación de ballenas?
Refugio Chávez Ramírez

El tiburón ballena: ecoturismo para su conservación
Tania Paola Romero Brito

Tijeretas, las aves pirata de isla Santa Margarita
Mónica González Jaramillo

Aves inmutables en el Pacífico: ángeles de Guadalupe
Mario Guerrero Madriles


Correo electrónico:

[email protected]

  

Codorniz mascarita
La extinción toca a la puerta

Horacio de la Cueva
Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada, BC, (Cicese)
Correo electrónico: [email protected]


Foto: Keneth Bader

Presumimos que las leyes mexicanas son de las mejores del mundo en materia ambiental sin que su promulgación disminuya o detenga el deterioro o la amenaza creciente que incide en hábitats y especies.

Sin dudarlo, la codorniz mascarita (Colinus virginianus ridgwayii), listada como en peligro de extinción en México y en Estados Unidos, es el ave más amenazada de Norteamérica. En 2008 se contaron siete individuos entre Sonora y Arizona; estaría extinta de no ser por una población sonorense cautiva en Arizona, en el Buenos Aires National Wildlife Refuge, aunque pueden existir poblaciones aisladas en Sonora.

La mascarita fue descubierta en Benjamín Hill, Sonora, en 1850, viviendo en un hábitat modificado por la ganadería. Sus poblaciones han disminuido en el Buenos Aires por un hábitat más favorable a sus depredadores aéreos. En Sonora, la población ha menguado por la introducción de bufflegrass (Penisetum cilare), un pasto africano de forraje que ha destruido el hábitat nativo y, también, por los cambios en lluvias atribuibles al cambio climático global.

En este umbral de extinción de la codorniz mascarita debemos hacer esfuerzos extraordinarios para su recuperación. La población en cautiverio será recibida en varias instalaciones a fin de disminuir el riesgo de que una catástrofe natural (como enfermedades), o humana (por ejemplo un incendio en las instalaciones), acabe con la especie.


Foto: Eduardo Gómez

Además, las poblaciones en cautiverio deben ser manejadas de forma tal que puedan ser liberadas al ambiente natural. Varios zoológicos mexicanos gustosamente se involucrarán en este esfuerzo. También nos permitirá conocer mejor a la mascarita mediante su exhibición y la investigación en cautiverio y en su hábitat.

La recuperación de la mascarita implica la existencia de un hábitat apropiado. Para esto tenemos que conocer a fondo sus preferencias y hacer un esfuerzo de recuperación y restauración de aquellos paisajes que le favorecen, aun sin haber conocido su hábitat original.

Es igualmente importante que los habitantes del noroeste del país disfruten adecuadamente y compartan la riqueza natural que allí existe y logren una vida digna derivada del invaluable valor que tiene el paisaje de esta importante región. El desarrollo sustentable dejó ya de ser una utopía y se ha vuelto un reto social que a todos concierne.

Habrá quien considere que emprender la recuperación de una especie prácticamente extinta es un esfuerzo inútil, y que los esfuerzos y el capital pueden ser mejor empleados en proyectos menos riesgosos.

Hemos aprendido que estas empresas quijotescas para la recuperación de especies (como la vaquita marina, la totoaba o el cóndor de California), en realidad son un gran laboratorio que nos lleva a descubrimientos importantes sobre la biología de las especies, su ecología y las políticas sociales y de conservación que garantizarán su existencia. Este aprendizaje tiene un efecto cascada sobre otras especies y hábitats. Es un esfuerzo que trae grandes recompensas.

Seremos un equipo binacional de agencias federales, centros de investigación y zoológicos. Y junto con los rancheros de Sonora, buscaremos rescatar a la codorniz mascarita del peligroso borde de la extinción.

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