Opinión
Ver día anteriorJueves 2 de abril de 2009Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Astillero

¡Oh, los intocables!

Elliot Ness (R4) se topa consigo mismo

Facturar a la Lotería campañas del PAN

Clase Política

Otra controversia

Julio Hernández López
Miguel Ángel Rivera
Dinero

Deuda externa en su máximo histórico

P’arriba o p’abajo

Sobremesa

México SA

Dislexia retórica

El antidiscurso oficial

Asalto en Banamex

Enrique Galván Ochoa
Carlos Fernández-Vega
Navegaciones

Piedad, compasión, misericordia

El caso de Benjamina

Préstamos dudosos
E

l martes pasado el titular del Ejecutivo federal, Felipe Calderón Hinojosa, anunció en Londres que pediría al Fondo Monetario Internacional un crédito por entre 30 y 40 mil millones de dólares. Un día después –ayer– ese organismo internacional anunció, por boca de su director, Dominique Strauss-Kahn, que la línea de crédito flexible solicitada es por 47 mil millones, ofreció gestionar su rápida aprobación y coincidió con el gobernante mexicano en que el préstamo está destinado a alentar la confianza. En un comunicado conjunto, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) y el Banco de México (BdeM) aseguraron que el crédito no está sujeto a condicionalidad alguna en materia de política económica, pues su disponibilidad se basa en un proceso de precalificación riguroso respecto de la solidez de las políticas fiscales, financieras y monetarias del país.

Pedro Miguel
El Correo Ilustrado

En recuerdo de Raúl Alfonsín

L

a muerte de Raúl Alfonsín, ex presidente argentino, abre una reflexión sobre aquella presidencia, su tiempo y circunstancias. Memorable fue la condena a los generales y almirantes –Videla, Masera y otros–, genocidas del pueblo argentino. Con los de Nurenberg conforman juicios paradigmáticos al condenar a responsables de crímenes de lesa humanidad. Luego vinieron las leyes de obediencia debida y punto final, exculpatorias de los militares criminales, violatorias de las normas del derecho penal internacional que establecen la responsabilidad de los altos mandos por los crímenes de sus subordinados. La historia ha de registrar la ejemplar condena, también las defecciones.

Contra el PAN, el voto útil
E

l PAN ya comenzó su guerra sucia, ahora contra el PRI. Si le dio resultados en 2006, ¿por qué no también en 2009? Los priístas están ligados al narcotráfico –dicen–; en cambio, Felipe Calderón, nuestro Elliot Ness michoacano, lucha encarnizadamente por acabarlo, aunque con su lucha haya provocado mayor inseguridad de la que ya teníamos, y una buena cantidad de muertos diariamente. Los priístas, por si fuera menor la anterior acusación, quieren regresar al poder, y el hecho de preguntarnos si los vamos a dejar implica que sería nuestro suicidio. Son, para los panistas, lo que fue López Obrador en 2006: un peligro para México. Habrá que cerrarles el paso, con lo que sea y con lo que el IFE permita (que es bastante, como ha sido demostrado).

Octavio Rodríguez Araujo
145 y 145 bis rebobinados
C

uando no hay imaginación ni capacidad política para resolver los problemas se recurre a fórmulas que nada tienen que ver con su solución: campañas moralizadoras, funciones de simulación, leyes que agravan los problemas o acciones represivas en contra de aquellos que los padecen.

El miedo a gobernar
D

ice Carlos Arriola en un libro indispensable que el PAN tiene miedo a gobernar. Y tiene razón. Reflejo instintivo, corporal, antipolítico, digamos, tal temor es la marca inconfundible de su propio origen intelectual y moral. Surgido como reacción a la reforma cardenista, al nacimiento del partido confluyen en combinaciones discretas varias fuentes doctrinarias: las que provienen de la extenuante historia clasista de la derecha mexicana, frustrada una y otra vez en la fallida pretensión de elaborar un proyecto nacional genuino; la visión religiosa del mundo, interpretada a la luz de los experimentos falangistas de los años 30 y, finalmente, la asunción de la modernidad empresarial, como el paradigma de un cierto liberalismo conservador que se reclama democrático aunque rechaza a los políticos y los partidos. El nuevo partido (1939) pretende ser un actor alejado de la vieja clientela rural que, gracias al sinarquismo y la belicosidad eclesiástica, aún sueña con la utopía conservadora del Estado confesional; quiere menos comunidad natural y más individualismo; más empresa y menos Estado como fórmula para todo. Frente a la política social del gobierno reivindica las fórmulas de la caridad: aspira al bien común, pero defiende la propiedad privada y la democracia como si este binomio fuera un mandamiento religioso. No sin desgarraduras y fracturas internas, guerra fría de por medio, el viejo hispanismo católico se doblega ante la eficacia anticomunista de la democracia cristiana y toma nuevos aires del ejemplo bipartidista instalado en Estados Unidos. La ideología se encargará de transmutar la economía mixta y el autoritarismo de los gobiernos de la Revolución Mexicana en una suerte de socialismo involuntario, al que se le pueden extraer pingües concesiones bajo el imperio de una regla muy simple: atacar al sistema –y a los políticos– como la fuente de las mayores perversiones, pero sin cuestionar el poder arbitral del presidente, a menos que se trate de un juicio simbólico y acotado a la negociación posterior de los grupos de interés que lo animan. Abanderados de la lucha contra el presidencialismo, los panistas, llegado su turno, no saben con qué y cómo sustituirlo. Vamos, no están seguros de que sea necesario, más allá de la sustitución de personal y de valores, un cambio de régimen.

Abraham Nuncio
Adolfo Sánchez Rebolledo
Terceto encadenado
L

as campañas electorales obligan a los partidos a concentrarse en sí mismos, al tiempo que ponen al descubierto la mecánica de sus relaciones. Entre nosotros la naturaleza de un sistema de partidos trino impone el ritmo y el tono de sus intercambios cuando compiten por el voto, al igual que los tercetos en serie que forman un poema en el que las rimas se alternan cada tercer verso. Así, cuando los panistas acusan de oportunistas a los perredistas, los priístas responden que el desprestigio de los políticos es inevitable; entonces los perredistas denuncian las campañas negras, y los panistas insidiosos preguntan si alguien estaría dispuesto a meter la mano al fuego por tal o cual priísta bajo sospecha de vínculos con el narcotráfico. Los perredistas llaman mentirosos a los panistas, y los priístas les reprochan a unos y otros la desconfianza que generan en la ciudadanía. Esta danza encadena a los partidos entre sí, porque toda acción provoca una reacción, pero también les permite evadir la presentación de alternativas para el gobierno del país; sus escarceos divierten a la galería, pero no la informan, y tampoco la inducen a reflexionar. Sus relaciones están dominadas por actitudes; en cambio, se cuidan de exponer ideas, si las tienen.

Dilemas del G-20
C

on expectativas diferentes arranca la reunión del Grupo de los 20. Aunque este conglomerado aporta 85 por ciento del PIB global, no representa el interés de decenas de países que no están presentes, como los africanos. El momento le da relevancia a la reunión: la crisis económica sigue su curso, pese a acciones concertadas entre bancos centrales y gobiernos de países desarrollados, entre ellas las acordadas en Washington hace cuatro meses. La OCDE, por ejemplo, acaba de publicar que estima una reducción del comercio mundial este año de 13.2 por ciento, que refleja un deterioro creciente de la economía mundial.

Soledad Loaeza
Orlando Delgado Selley
Obama en cuenta regresiva
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e aproxima la Cumbre de las Américas, a celebrarse del 17 al 19 de abril en Puerto España, Trinidad y Tobago, y crece la interrogante acerca de las propuestas que presentará Barack Obama a sus homólogos de América Latina y el Caribe que lo distancien claramente de su abominable antecesor.

Ni el sol ni la muerte pueden mirarse de frente
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a buena noticia es que el Teatro de las Artes por fin deje de ser un elefante blanco y se convierta en sede alterna para la Compañía Nacional de Teatro (CNT) en montajes de grandes dimensiones. La mala podría ser que para ello se eligió en primer lugar un texto más lírico que dramático, Ni el sol ni la muerte pueden mirarse de frente, del autor franco-canadiense de origen libanés Wajdi Mouaward en impecable traducción de Esther Seligson, plagado de alusiones a personajes mitológicos que no siempre son reconocibles para el espectador. No parece ser cierto, como afirma la publicidad, que se regrese a los grandes trágicos griegos, lo que siempre sería un logro, un acercamiento a los clásicos en clave de actualidad. Más bien se pide que el público asista con su diccionario mitológico en ristre para ir desentrañando la pertinencia de cada personaje, lo que está indicando cada pasaje de este largo poema dramático que sigue –y antecede– a las tragedias del ciclo tebano. Pongo un ejemplo. Pienso que no todos los espectadores están familiarizados con la historia, en una de sus muchas variantes, de Layo enamorado de Crisipo, al que rapta haciendo que el joven se suicide avergonzado y que sirve de antecedente a la escena de Hipodamia pidiendo a su huésped que se lleve al hijastro para que sus propios hijos sean herederos de Pélope.

Ángel Guerra Cabrera
Olga Harmony