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No veo películas de otros para evitar malas influencias, dice

No me interesa ser director de cine, es una casualidad: Serra

Hacer filmes no tiene ningún mérito... No son monumentos

 
Periódico La Jornada
Domingo 5 de abril de 2009, p. 9

Buenos Aires, 4 de abril. Albert Serra dice de sí mismo que es el mejor director de cine de España. Lo dice en serio, convencido, y por eso no cae mal. Muchos críticos también lo creen. Y el reconocimiento que tiene su cine en países como Francia habla en su favor.

Sin embargo, los españoles no parecen estar de acuerdo. Y al estreno de su más reciente película, El cant dels ocells, en Madrid, acudieron sólo 104 personas.

En el Bafici, el Festival de Cine Independiente de Buenos Aires, seguramente fueron algunos más los espectadores que vieron su segundo largometraje, basado en el viaje de los Reyes Magos a Belén.

El primero, Honor de cavalleria, sobre el Quijote, fue el que descubrió por primera vez al público especializado a este peculiar cineasta, que asegura que el cine, en realidad, no le interesa en absoluto.

No me interesa para nada ser director de cine. Ha sido una casualidad en mi vida, dijo en entrevista con Dpa en Buenos Aires.

Voy a seguir, pero si resulta que viene un millonario que se enamora de mí y me da 20 millones de euros, no me verás nunca más aquí. No lo dudes.

El cine para Serra fue sólo una opción para huir del aburrimiento. A los 21, 22 años, ves que la vida ya no va a cambiar. La rutina te va acechando. Y cada día, cada mes que pasa va a ser más difícil cambiarlo. Ante esa perspectiva, decidimos hacer cine, pero sólo para vivir otra vida. Una vida fuera de la rutina, imprevisible.

Pero a pesar de este supuesto desprecio por el cine, que él asegura es absolutamente sincero, Serra habla con pasión de su trabajo y se preocupa por él. Siempre se mueve en esa ambigüedad en sus declaraciones.

Nunca he estudiado cine, nunca estuve en el rodaje de una película de alguien que no fuera yo. Nunca miro ninguna imagen de la película antes de terminar el rodaje. Hay una vocación estética muy fuerte. Pero el origen primario, primigenio, de llegar al cine, es vivir otra vida, asegura.

“Fui muy cinéfilo, pero ahora sólo miro películas antiguas. No miro lo que hacen otros directores para evitar que me mal influencien. Hay tanta gente mala. Es como si comes un alimento malo y te intoxicas. Si miras una película mala, te pone como goma de borrar en el cerebro.

Borges decía que estaba más orgulloso de los libros que había leído que de los que había escrito. Es mucho más importante leer un libro que hacer una película. No tiene ningún mérito. Yo lo encuentro muy fácil. Lo que es la calidad estética de la película es un don natural que tengo.

Y esa calidad estética es su sello. Su cine es de ritmos lentos, de atmósferas. Requiere paciencia del espectador no entrenado, pero también fascina. Trabaja siempre con actores no profesionales, de su pueblo, Banyoles, donde nació en 1975, que siempre hablan en catalán.

Me gusta mucho la frase de Picasso: Yo no busco, encuentro. Se corresponde mucho con mi forma de trabajar. Mis películas no son experimentales, desde un principio sé que va a ser una obra maestra. Sé cómo lo vamos a conseguir. Y estoy ahí esperando a que la obra maestra aparezca. Poco a poco, tranquilamente, sólidamente. Yo encuentro. No estoy buscando. Pero no me enorgullece. Me da igual.

Quiero dinero no reconocimiento

El discurso de Serra es agudo, tajante. Las películas no son monumentos. Detesto mucho a los directores que se toman demasiado en serio. Y sobre todo que se toman demasiado en serio sus películas. Por eso me gusta introducir en las películas elementos que ironicen sobre ellas mismas, sobre su verdadero sentido, sobre la verdadera motivación.

En El cant dels ocells, uno de esos elementos es el diálogo que los Reyes Magos tienen sobre sus sueños, que tiene un punto casi de comedia. Si no hubiera esta pequeña ironía, sería un ejercicio de estilo formalmente conseguido, lo que es típico de mucho cine de autor que se ve en los festivales. Son películas a las que les falta esa garra, esa tensión interior que yo creo que al menos tengo entre dos planos. Me suicidaría antes de poner un plano que no tuviera esa garra.