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Tres cuerdistas, un universo
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Periódico La Jornada
Sábado 11 de abril de 2009, p. a15

Tres cuerdistas en el nivel de la excelencia coinciden en los anaqueles de novedades discográficas. En primer lugar la reina, Anne-Sophie Mutter, protagonista de un Disquero muy reciente y es que unos días antes de que diera a conocer su homenaje a Mendelssohn, que fue la materia referida, publicó el álbum que ahora nos ocupa y que equilibra la literalmente sagrada música de Bach con una partitura escrita para ella por su tocaya, la compositora rusa radicada en Alemania Sofia Gubauidulina.

Sofia confió a Sophie que Bach es la influencia mayor de sus afanes y le dijo también que comparte el sentido de religiosidad del Padre de la Música.

Sin embargo, su partitura inspirada en Bach, prodigiosamente ejecutada por la Mutter de todas las violinistas, acusa un complejo que no padeció Bach: la polarización maniquea de la religión judeo-cristiana, basada en las nociones de culpa y de pecado. De manera que Gubauidulina pinta el infierno (que no existe) en tonalidades oscuras de la orquesta y el cielo (cuya existencia es más que evidente) con tonalidades luminosas.

Ese alto contraste anima esta reciente grabación de Mutter y a su vez contrasta con la lectura que hace de partituras semejantes, es decir provenientes del mismo catálogo de Bach, la jovencita Julia Fischer, quien en su álbum Bach Concertos (que en realidad debería decir Concerti) despliega sus alas a placer.

La mirada, por último, de concentración y asombro de Sol Gabetta en la portada de su excelente disco dedicado a partituras de Shostakovich es un espejo de su espíritu que vuelca entero en una de las grabaciones más impresionantes que se hayan realizado recientemente. Ella brilla como un sol. El escucha exulta y se conmueve con el poderío de las emociones que convulsiona ella con su violonchelo. Y la música de Shosta esplende como solamente brilla cuando es correcta, fidelísimamente interpretada. Es el caso.

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