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Tenemos el derecho y el deber de reflejar los cambios que la isla vive, dice el realizador

Auge de un nuevo cine en Cuba: es crítico y se produce en la calle: Carlos Rodríguez

Homofobia, transfobia, crisis del transporte, precariedad de la vivienda y de los servicios urbanos y el oportunismo intelectual, temas de películas que ya cuentan con foros para su exhibición

Foto
Fotograma de la cinta El futuro es hoy, de Sandra Gómez
Corresponsal
Periódico La Jornada
Martes 21 de abril de 2009, p. a12

La Habana, 20 de abril. En Cuba hay una explosión de cine nuevo, de factura independiente, que aprovecha el acceso a herramientas baratas para poner los reflectores sobre asuntos silenciados o muy poco reseñados en el país.

Lo más interesante se está produciendo en la calle, o por lo menos lo más comprometido con una posición crítica de la realidad, dijo a La Jornada el realizador Carlos Y. Rodríguez (Holguín, 1976). La isla está cambiando y los jóvenes cineastas cubanos tenemos el derecho y el deber tanto de reflejar los cambios como de ser parte activa de los mismos.

Director de Delfín Prats: entre el esplendor y el caos, testimonio de un escritor premiado y luego marginado en los años 60, Rodríguez añadió: Los jóvenes cubanos hemos sido educados en la utopía, y te aseguro que muchos creemos en ella aún. Pero la realidad de nuestro país y del mundo nos ha enseñado que no solamente se vive de ideales.

Hace ocho años el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC) abrió un espacio a esa producción, la Muestra de Nuevos Realizadores, que ha crecido en afluencia de obras y público, así como en la intensidad de sus propuestas y debates.

Pero el fenómeno rebasa la muestra. La hechura y el destino de la producción de bajo costo es el leitmotiv de otro foro cubano, el Festival Internacional del Cine Pobre, cuya séptima edición acaba de concluir en la localidad oriental de Gibara. En el blog del crítico Juan Antonio García Borrero, Cine cubano, la pupila insomne, se abrió un debate sobre si esta oleada es ruptura o continuidad en la historia fílmica de la isla.

Circuito subterráneo

Un caso peculiar es el de Eduardo del Llano (Moscú, 1962), quien se ha convertido en un popularísimo autor del circuito underground de La Habana, con una serie de cortos de ficción que reseñan aspectos de la realidad cubana, críticamente y con un humor corrosivo.

Aunque fuera de concurso, Del Llano estrenó en la pasada muestra Brainstorm (la junta editorial de un diario cubano espera el telefonema de arriba, que dirá cómo va la portada del día). Antes había puesto a circular, entre otros, Intermezzo (un hombre conmueve a una asamblea al ser el único que vota en contra); Photoshop (el mercantilismo llega a la educación) y Monte Rouge (la policía política instala micrófonos en la casa de un intelectual).

En el pasado encuentro, que concluyó en marzo, destacó el espíritu crítico de los realizadores, señaló Sandra Gómez (La Habana, 1976), directora de Las camas solas (la historia de los habitantes de un edificio en ruinas) y El futuro es hoy (habaneros de distintas edades que hablan de sus expectativas en la vida).

El país vive conscientemente o no un periodo de transición, se pasa del pasado al futuro y existe una necesidad de entender la importancia del pasado para poder dejarlo atrás, dijo Sandra. Existe una necesidad de preguntarse cómo será el futuro para no quedarse completamente desorientados.

Aram Vidal (La Habana, 1981) obtuvo el premio al mejor documental en 2007 con De Generación (jóvenes hablando de su presente y su futuro) y acaba de terminar la segunda parte, Ex Generación, en la que otros jóvenes cubanos cuentan su emigración a México.

Muchos han criticado que no se realicen obras más abstractas, o más artísticas, apuntó Aram. El hecho de que los medios en Cuba no traten muchos temas o los traten de modo muy edulcorado o triunfalista ha provocado que muchos no vean su realidad expresada o reflejada en la televisión o en un documental.

El realizador Fernando Pérez, director de la muestra de este año, subrayó su confianza en las aportaciones de este nuevo cine, pero instó a esa generación a reforzar la calidad, porque en esa búsqueda inmanente, transgresora y diversa, la resonancia mayor estará, definitivamente, en su trascendencia artística.

No toda la nueva producción cubana está en la muestra, pero el foro es su mayor vitrina. Ahí se han revisado, entre otros, asuntos como la homofobia y la transfobia, la crisis del transporte, la precariedad de la vivienda y los servicios urbanos, los extremos de la pobreza, la violencia doméstica, el oportunismo intelectual y las tribus juveniles.

La emigración, principal asunto

En la pasada edición fue insistente la emigración, el tema principal o subyacente de cuatro de los 35 documentales a concurso, inclusive del triunfador del género, The illusion, de Susana Barriga (La Habana, 1981), en el que una cámara oculta registra el encuentro desafortunado de la realizadora con su padre.

Se notó el interés por tópicos ocultos o de muy bajo registro en la historia reciente del país, como el impacto de la alianza con los soviéticos, la evolución de un barrio capitalino, los conflictos extradeportivos en el beisbol nacional o los casos de los escritores Jorge Mañach (de perfil borroso en el canon cultural) y Antón Arrufat (igual que Prats, premiado y marginado, aunque más tarde reivindicado).

Fuera de liga, de Ian Padrón (La Habana, 1976), que narra la historia del popular club de beisbol Industriales y que fue censurado durante cuatro años en la muestra y en los espacios institucionales, recibió un reconocimiento este año con el Premio Especial del Jurado.

El ICAIC auspicia algunos proyectos, pero la mayor parte de los trabajos no tiene vías estables de producción ni distribución, circulan de mano en mano en copias artesanales y muy pocos llegan a la televisión.

No tiene sentido pretender que sea distinto, cuando las propias obras del ICAIC pasan por circunstancias similares, dijo Aram, quien recordó que para los jóvenes creadores la filmación callejera todavía implica un laberinto burocrático de permisos y a menudo disputas con la policía.