Sociedad y Justicia
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Estamos haciendo una alianza muy poderosa con el sindicato, señala el Ejecutivo

Perderán privilegios los afiliados al SNTE, ofrece Gordillo a Calderón

En un acto para dar inicio a Enlace festejan los 20 años de la maestra al frente del gremio

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El presidente Felipe Calderón, el titular de la SEP, Alonso Lujambio, y la dirigente magisterial Elba Esther Gordillo, en una escuela del estado de MéxicoFoto MVT
 
Periódico La Jornada
Viernes 24 de abril de 2009, p. 47

En un acto que se utilizó para conmemorar dos décadas de la asunción de Elba Esther Gordillo Morales al frente del sindicato magisterial, la maestra refrendó su alianza con el presidente Felipe Calderón sin ningún rubor, sin duda, sin complejos y le ofreció que los afiliados al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) pierdan algunos privilegios para imponer la flexibilidad laboral.

En una escuela del estado de México, entidad desde donde saltó al control de dicha organización, con la voz exaltada y entrañablemente emocionada fue enfática al declarar que: Vuelvo a decirle, señor Presidente no tenemos otro compromiso más que con usted y con la patria.

La respuesta del Ejecutivo no tardó: con el sindicato estamos haciendo una alianza muy, muy, poderosa para transformar la educación de México.

De este modo, Elba Esther Gordillo festejó 20 años de haber tomado las riendas del gremio bajo el auspicio de Carlos Salinas de Gortari y tras la caída de quien fuera su mentor, Carlos Jonguitud Barrios. Pero ayer, la maestra afirmó que asumió el liderazgo de manera legal, legítimamente y por voto secreto.

La ceremonia tenía como objetivo dar el banderazo de salida a la Evaluación Nacional del Logro Académico en Centros Escolares (Enlace). Sin embargo, en la secundaria 17, Benemérito de las Américas, se preparó el escenario para arropar a Gordillo en la cuna de sus primeros esfuerzos por la educación, según dijo el gobernador priísta, Enrique Peña.

Fue en la sección 36 del valle de México, donde la ex priísta comenzó a escalar sindical y políticamente hasta alcanzar el poder que ahora detenta. Para este nuevo encuentro con Calderón, la escuela fue cercada por elementos del Estado Mayor Presidencial y, de manera inusual, por soldados que a bordo de sus vehículos militares hacían ostentación de sus armas.

El Presidente y la maestra llegaron juntos al patio del plantel. Mientras un grupo de adolescentes lanzaba porras al michoacano, ella y el secretario de Educación Pública, Alonso Lujambio, seguían el ritmo de las expresiones con las palmas de sus manos.

Ahí, Elba Esther Gordillo recordó que en esa entidad se inició en la lucha sindical; se consolidó como maestra y ahí también entendió que el estado de México no es toda la patria sino una parte de la patria.

Le ofreció con pasión, con emoción, con entrega, la certeza de que habrá flexibilidad laboral, que no tenemos dudas, que sabemos que vamos a perder algunos privilegios y aunque admitió que en el gremio hay grupos que se oponen, éstos, según ella, se convencerán de que es la manera de servir a México y lograr la justicia, la equidad, la tolerancia, la democracia, la dignidad humana que nos merecemos.

Llamó a demostrar que el amor a los niños no está en condiciones de privilegios, de rebatingas, ni nada que los avergüence, y expresó su disposición a ser evaluados, bajo la condición de que sea sin descalificaciones, sin agravios, sin humillaciones.

Alonso Lujambio, quien a diferencia de Josefina Vázquez Mota recibió un trato deferente de la maestra e intercambió sonrisas con ella, decidió narrar una historia bonita a los queridos niños. Esto es, a un auditorio integrado por adolescentes.

Se refierió entonces a la prueba Enlace, que en esa historia apareció como un legado del presidente Felipe Calderón, cuando es conocido que fue una acción del gobierno de Vicente Fox.

En un discurso en el que repitió 11 veces la palabra presidente, adjudicó también a la voluntad del michoacano la transparencia de la prueba, su repetición y el que sea más abarcadora.

En su turno, Calderón Hinojosa celebró que este año se evalúa la asignatura de formación cívica y ética, que tanta falta le hace al país, déjenme decirlo con toda honestidad.

Reconoció que si algo necesita México son buenos ciudadanos; desde luego, buenos gobiernos: sobre todo, buenos gobiernos, diría yo. Pero déjenme decirles una cosa: no hay buenos gobiernos si no hay buenos ciudadanos, ciudadanos que participen, que opinen, que no se dejen engañar, que sepan exigir cuentas claras, que exijan responsabilidad, ciudadanos que exijan compromiso.

De hecho, afirmó que lo que hace la diferencia entre un mero habitante de un municipio como Naucalpan, de un estado como el estado de México y un ciudadano de México es, precisamente, la calidad ética y la formación cívica de esa persona.

Tras recordar que civitas significa ciudad en latín, aplicó un rápido examen para saber quién sabía el nombre de ciudad, en griego, y sólo un padre de familia acertó al decir que era polis. Después dijo: Fíjense la coincidencia, el día que tengamos mejor ciudadanía vamos a tener mejor política, el día que tengamos mejores ciudadanos vamos a tener mejores políticos.