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Carecimos del corazón del futbol, que son los aficionados, comentó Francisco Ramírez

En el desolado estadio de CU se extrañó el bullicio de las porras

Hizo falta la gente, inclusive con sus insultos y mentadas, expresó el defensa Héctor Reynoso

En la recta final, Pumas logró vulnerar a la ordenada zaga rojiblanca con un cabezazo de Cacho

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El estadio Olímpico Universitario se privó de los aficionados de Pumas y Chivas ante la determinación del juego a puerta cerradaFoto Víctor Camacho
 
Periódico La Jornada
Lunes 27 de abril de 2009, p. a16

Faltó el goya, el bullicio de la gente, el duelo de porras que acompañara a Pumas a su virtual clasificación a la liguilla, tras empatar a un gol ante unas defensivas Chivas. Sin embargo, la pantalla gigante, ubicada en la cabecera norte del estadio México 68, lo explicaba todo: La salud es primero. Gracias a la afición.

Me recordó a uno de esos partidos de segunda división, en los que no asiste más que tu familia a apoyarte, definió el tapatío Héctor Reynoso cuando se le cuestionó si el ambiente era similar al que se vive en el casi siempre vacío estadio Tres de Marzo. Hizo falta la gente, inclusive con sus insultos y mentadas, añadió.

Tras escuchar por el sonido local el himno de Pumas, comenzaron las hostilidades; los constantes gritos de los jugadores –sobre todo de los porteros– y técnicos se mezclaron con el ruido seco y nítido de los pelotazos. Los auriazules tomaron la iniciativa y comenzaron a disparar sobre la meta de Luis Michel.

Los dirigidos por Francisco Ramírez optaron por una buena ubicación en la zaga, y apostaron por las salidas a velocidad para hacer daño al cuadro universitario. El Venado Medina se encargó de buscar al incisivo Javier Chicharito Hernández , quien al minuto 20 puso al frente a los visitantes.

El ex toluqueño Amaury Ponce alzó la vista, observó la carrera del Chicharito y le mandó un excelso servicio; Hernández aprovechó el bombón y sólo tuvo que cabecear para vencer a Sergio Bernal, ante la falla de Marco Pikolín Palacios, quien jugaba con una incómoda careta de protección, la cual botó, enojado, por haberle estorbado en el momento clave.

Con el marcador adverso, el equipo local sacó la garra. El enjundioso Leandro Augusto capturó el balón en un taponazo, pero le puso más fuerza que tino y voló el esférico.

El ritmo fue roto por la reglamentaria hidratación a los 30 minutos; Ricardo Tuca Ferretti, estratega local, y Paco Ramírez aprovecharon para dar instrucciones. Al reanudar el duelo, la zaga auriazul estuvo más atenta ante las embestidas de El Chicharito, mientras en su ataque encontró mejor salida por el carril derecho.

Para el complemento, Hernández recibió un duro golpe que le adormeció el muslo derecho y, al minuto 63, dejó su lugar a Carlos Ochoa, en tanto que Marco Fabián entró por Alberto Medina.

Un minuto antes, Ferretti hizo cambios: Pablo Barrera, recién convocado por Javier Aguirre, presente en la tribuna junto a Néstor de la Torre, entró por Ismael Íñiguez, y Francisco Palencia lo hizo por Martín Bravo.

Palencia se mostró imaginativo. Con velocidad y dinámica, desquició a placer a la zaga visitante, pero Pumas fallaba en el último toque, hasta que ingresó Juan Carlos Cacho; entonces, vino el primer aviso serio: Palencia avanzó por la derecha, cedió a Dante López y Cacho anotó, pero el tanto fue invalidado porque al paraguayo se le escurrió el esférico por la línea de fondo.

Tras la rehidratación correspondiente al segundo tiempo, Chivas, refundido en su zona, tuvo un descuido al minuto 82. Leandro cobró un tiro de esquina, Cacho cabeceó hacia el poste izquierdo y Michel contuvo cuando el esférico ya había rebasado la línea de gol.

Ramírez, quien vivió su segundo juego y sigue invicto, dijo en el vestidor: Me quedo con sabor amargo. Nos faltó competir más, al final bajamos el ritmo, la intensidad, mientras ellos tuvieron buena posesión de esférico. Hay detalles por corregir.

Sobre la ausencia de público, indicó: Faltó el corazón del futbol, que es el aficionado, el que empuja, exige dar ese extra... Es muy triste jugar sin aficionados.

Ferretti, con ocho partidos sin derrota, manifestó: El equipo nunca dejó de buscar el gol, de intentar hacer las cosas, pero ¡qué difícil fue con un equipo con 10 hombres atrás!, no critico, porque igual yo podría algún día meter el camión atrás. Nosotros siempre queremos público, pero hoy es un caso aparte por la epidemia y todos debemos poner de nuestra parte.

Ironizó por su tino a la hora de hacer cambios: ¡Qué genio soy! Pero para eso están (los de banca), para aprovechar una oportunidad y demostrar el porqué están en un equipo como éste, concluyó.