Opinión
Ver día anteriorMartes 28 de abril de 2009Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
No ahora
L

a información cambia por horas. Al momento de escribir esta nota no había signos de que la epidemia pudiera ser parada antes de convertirse en pandemia. De todos modos, la buena noticia es que el mal es curable con antivirales, aunque eventualmente la velocidad de propagación puede rebasar el número de dosis existentes de oseltamivir, que parece ser el medicamento más efectivo.

Sería una desgracia más para este país que un asunto de la magnitud que ha señalado la Organización Mundial de la Salud se politizara por razones electorales. Rápidamente han aparecido los primeros signos. Esperamos que no se esté generando una campaña de miedo con intereses oscuros, advirtió Ricardo Monreal; la perredista Yeidckol Polevnsky expresó que existe temor (¿de quién?) de que el gobierno esté manipulando la magnitud real del brote epidémico con fines electorales y para desviar la atención de la crisis económica y de la intención de militarizar el país; agregó que es posible temer que se esté sobredimensionando el problema real del brote de influenza para sacar ventajas en la próxima contienda electoral.

El problema con este tipo de denuncias preventivas es que de inmediato se convierten en aquello que dicen temer: en una manipulación electoral; ya le están atizando golpes políticos al panismo bien disfrazados de temores y advertencias.

Sí, ojalá no ocurra lo que Monreal y Polevnsky temen, pero por lo pronto ya se adelantaron y dieron su garrotazo.

Hasta donde se advierte, el PAN parece estar acortando distancias con el PRI en las elecciones del próximo 5 de julio, según diversas encuestas. En tanto el PRD se ha ubicado muchos escalones por debajo de los otros dos grandes.

Más allá del voto duro de cada partido, puede haber alrededor de 30 por ciento del electorado que votará convencido no necesariamente del buen o mal manejo de las duras realidades sociales y económicas que vivimos, sino de las imágenes publicitarias que logren construir los partidos.

De acuerdo con las encuestas de opinión de los seis meses recientes, el principal problema que vive el país es la inseguridad ligada a la violencia de-satada por los grupos de narcotraficantes y por las bandas de secuestradores.

Según Consulta Mitofsky, la aprobación social de Felipe Calderón por la sociedad ha crecido continuamente, pasando de 58 por ciento en agosto de 2008 a 68 por ciento en marzo de 2009. Es altamente probable que la correlación entre esos dos datos (el principal problema del país y la calificación a Calderón) sea muy alta. No resulta extraño, de este modo, que el señor Germán Martínez ande desatado atacando al PRI y tratando de polarizar al máximo con ese partido, precisamente con el tema de una supuesta o real falta de cooperación de los priístas con los programas contra el narcotráfico del Ejecutivo.

Germán Martínez parece estar logrando evitar que la crisis y la política económica pasen al centro de la agenda de debate político electoral, con lo cual, si logra sostenerlo, habrá conseguido acortar las distancias entre el tricolor y su partido en las elecciones para integrar la próxima legislatura.

Hay razones suficientes para calificar de desencaminada la política económica frente a la crisis, sobre todo en la dimensión del largo plazo, pero el Revolucionario Institucional no logra colocar el tema en el centro de la discusión política. Por lo pronto, los priístas aparecen como los malos que no cooperan en el combate contra el que la sociedad percibe como el peor problema de México. Según puede inferirse de las encuestas recientes, el PAN ha logrado que el imaginario político de una parte de la parcela que está fuera del voto duro de los partidos crea que el gobierno está haciendo bien su tarea con el problema de la violencia.

En tales condiciones, ciertamente es un desacierto político de los senadores Monreal y Polevnsky que mientras la Organización Mundial de la Salud alerta al mundo diciendo que la situación por el nuevo virus es grave, imprevisible y avanza de prisa, y el gobierno estadunidense considera que es imposible contener la dispersión del mal, confirma 20 casos de influenza en cinco estados de ese país y dispone de 37 millones de dosis contra el virus, según los informes principales de La Jornada del pasado domingo, más las noticias de última hora, estos senadores se adelanten a las posibles manipulaciones electorales con un tema grave en extremo, haciendo lo que critican que pudiera ocurrir de parte de gobierno panista.

No es momento de esgrimas políticas, no ahora, no con el drama que enfrentamos. Creo que muchos ciudadanos querrían ver una vez en la vida que los partidos cierran filas por un problema grave que puede convertirse en un trauma nacional de grandes alcances. Esperen, por favor, gobierno y partidos, que todos estemos seguros de que finalmente este mal inexistente hasta hace poco esté controlado, y después continúen con sus disputas sofocantes.

La disputa electoral en los términos en que está llevada por los partidos dejará un terreno extremadamente difícil para los acercamientos necesarios, sin los cuales continuaremos con una gobernanza de baja o muy baja intensidad. Alguien ha dicho que el gobierno (los tres poderes) camina a cinco velocidades fácilmente observables: lento, más lento, parado, dormido o muerto. Puede.