El cierre de templos religiosos en la ciudad de México se mantuvo ayer, ante el riesgo de que se propague la influenza, aunque las autoridades eclesiásticas determinaron que corresponde a los párrocos titulares decidir si cancelan o continúan celebrando ceremonias eucarísticas.

En la Basílica de Guadalupe se instaló un altar provisional en el atrio para oficiar misas al aire libre. De acuerdo con estimaciones de personal del lugar, la afluencia de católicos bajó ayer 90 por ciento en comparación con otros lunes. La nave principal continúa cerrada.

Las disposiciones adoptadas establecen que las celebraciones tendrán una duración máxima de 25 minutos y que la comunión se entregará en la mano izquierda de quien la reciba para que la lleve a la boca con la derecha. Para repartirla, los sacerdotes deberán purificarse las manos con agua y jabón o usar gel antibacteriano.

A los fieles, en tanto, se les recomienda llevar cubrebocas y sólo hacer una referencia en el momento de la paz.

Los festejos por los 300 años de la Basílica Antigua han sido postergados para el 5 de mayo, y las casas del Peregrino, el Museo, los centros de Pastoral y de Formación, las carpas de Evangelización, la biblioteca y el Archivo Histórico permanecerán cerrados al público.

Mientras tanto, el rector del templo de San Hipólito, ubicado en el primer cuadro de la ciudad de México, notificó que, con base en las recomendaciones del Gobierno del Distrito Federal y pláticas con el arzobispo primado de la ciudad de México, cardenal Norberto Rivera Carrera, permanecerá cerrado este 28 de abril, conmemoración mensual de San Judas Tadeo.

Especificó que no habrá ninguna celebración a puerta cerrada, y que el cardenal dispensa temporalmente a los devotos de mandas y promesas relacionadas con su presencia en el templo.

Cáritas, a su vez, recaba información a nivel diocesano para conocer la situación en las provincias. En algunos casos ya se tomaron acciones concretas, como en San Luis Potosí, donde se ordenó cerrar la Casa de Caridad, que da albergue a migrantes, aunque seguirá proporcionándoles comida. Por la circunstancia, les piden ponerse en contacto con gente de Pastoral del Migrante para no dejarlos desprotegidos.

Pastoral del Trabajo, del Episcopado Mexicano, analiza la creación de planes de economía solidaria, ante el riesgo de que la contingencia restrinja formas de obtener recursos.