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La medida, ante las restricciones para ingerir alimentos en establecimientos cerrados

Capitalinos convierten banquetas y jardines en grandes comederos

El jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard, admite que no es popular la decisión tomada

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Personal del restaurante El Popular, ubicado en la avenida 5 de Mayo, en el Centro Histórico, durante su jornada laboral ayer en el primer día de restricción y en el quinto de alerta epidemiológica por influenza en la ciudad de MéxicoFoto José Carlo González
 
Periódico La Jornada
Miércoles 29 de abril de 2009, p. 41

Las bancas, jardines, parques y banquetas se convirtieron ayer en grandes comederos, pues fueron pocos los negocios que continuaron ofreciendo sus alimentos en su interior como Kentucky, pizzerías, marisquerías y pequeños comercios o fondas ubicadas en el Centro Histórico, Polanco y Lindavista, donde no se observó ningún operativo por parte de las delegaciones para sancionarlos.

La orden de las autoridades capitalinas de suspender la venta de alimentos en el interior de los restaurantes provocó que los denominados de manteles largos cerraran al mediodía de ayer y hasta nuevo aviso, como se pudo observar en algunos hoteles y plazas comerciales, así como en los pertenecientes a la Asociación de Directores de Cadenas de Restaurantes (Dicares), como son Toks, Portón y Vips.

Mientras, 3 mil comerciantes ambulantes que se dedican a la venta de comida en zonas como Salto del Agua, Chilpancingo, Glorieta de Insurgentes, Balderas, Cuauhtémoc, Arcos de Belén y la zona oriente del Centro Histórico, pertenecientes a la Asociación Legítima Cívica Comercial, de Alejandra Barrios; y Comercio Alternativo para una Vida Digna, de Graciela Coronel, se sumaron a este acuerdo hasta que se levante la emergencia epidemiológica.

La falta de lugares para comer hizo que los empleados de oficinas alrededor de la Alameda Central tomaran ésta para degustar su comida con sus compañeros de trabajo, amigos o novia tendidos en el pasto, o sentados en alguna de sus bancas, alrededor de las fuentes o en las banquetas; lo cual también se observó en la zona de Polanco, donde varios de sus jardines fueron acondicionados para la hora de la comida, mientras en Lindavista se ocuparon las áreas de descanso de sus dos plazas comerciales.

El anuncio del gobierno de cerrar los restaurantes y fondas nos sorprendió, así que compramos nuestra comida y nos venimos a disfrutar del aire libre, comentaron algunos oficinistas, mientras otros se acomodaron en las mesas de plástico acondicionadas por los ambulantes, que hicieron su agosto, aun cuando desde ayer brigadas sanitarias especiales del GDF recorren las calles de la ciudad de México cerrando o retirando los puestos en los que se expende comida preparada, mientras que en mercados y tianguis sólo se pondrán adquirir alimentos para llevar.

En diversas entrevistas radiofónicas, el jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard, puntualizó que no se trata de que unos cumplan y otros no, todos tenemos que hacerlo, en alusión al acuerdo por el que se prohíbe a restaurantes y fondas el consumo de comida en sus instalaciones; y estimó que alrededor de las 14:00 horas de este miércoles las brigadas habrán concluido con el retiro o cierre de todos los puestos que venden alimentos en la vía pública.

El Ejecutivo local reconoció que la decisión de que los restaurantes operen parcialmente no es una medida popular, por lo que pidió su apoyo a los afiliados a la Cámara Nacional de la Industria Restaurantera y Alimentos Condimentados (Canirac), si no tomamos estas medidas tendríamos la próxima semana un crecimiento en el número de contagios y el daño sería mayor, porque tendríamos que restringir las actividades económicas por más tiempo.

Por otra parte, en congruencia con lo que el GDF pidió a los establecimientos mercantiles que expenden alimentos, los encargados de los comedores comunitarios instalados en zonas de extrema pobreza solicitaron a sus comensales llevar recipientes para ahí darles su comida, o en su defecto se les proporcionaran platos desechables.

La Secretaría de Desarrollo Social, responsable del funcionamiento de los comedores comunitarios, explicó que la idea es que las personas conserven el apoyo, ya que tiene un costo de 10 pesos, pero que no permanezcan en las instalaciones para prevenir que pueda haber contagios del virus de la influenza.