Política
Ver día anteriorSábado 2 de mayo de 2009Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

Capitalinos presumen sus tapabocas e intercambian consejos sobre cómo elaborarlos

Se incrementan consultas en caravanas de la salud; la mayoría padece sugestión

Un dermatólogo ecuatoriano obtiene certificado de no influenza, requisito para regresar a su país

Foto
Atención médica ayer en el ZócaloFoto Francisco Olvera
Foto
Una mujer cubierta con un plástico que simula un condón participa en la marcha de la Red Mexicana de Trabajo Sexual, frente al Zócalo de la ciudad de MéxicoFoto Carlos Cisneros
 
Periódico La Jornada
Sábado 2 de mayo de 2009, p. 10

Las caravanas de la salud, en las cuales se aplica la prueba rápida de detección de influenza, están siendo más concurridas que clínicas y hospitales de las instituciones de salud.

Ayer, cuando muchas unidades de medicina familiar del Instituto Mexicano del Seguro Social permanecieron cerradas y sólo funcionaron los servicios de urgencias de los hospitales, las 12 unidades médicas móviles y los módulos de atención para enfermedades respiratorias de algunos hospitales, los capitalinos se acercaron a las caravanas de la Secretaría de Salud para ser atendidos en sus consultorios móviles.

En ninguna de las caravanas que visitó La Jornada se ha detectado un caso de influenza; sin embargo, las consultas son numerosas y los pacientes presentan, en muchos casos, las más extrañas sintomatologías.

Doctor, tuve anoche todos los síntomas por una hora y se me quitaron, pero quiero que me revise por si vuelven a aparecer, demandó un paciente de 42 años en la caravana ubicada en el Hospital General. Tengo dolor de cabeza, fiebre y malestar en el cuerpo, expresó con temor una joven de 22 años en la de Bellas Artes.

En dos días, en la caravana que está a las afueras del Hospital General se realizaron cinco pruebas y ninguna resultó positiva. Ayer, en las primeras cuatro horas de operación de esta unidad, se atendió a 54 pacientes y se realizaron 18 consultas.

Los usuarios ya no muestran interés en los folletos, pues dicen conocer perfectamente la sintomatología; sin embargo, continúan solicitando tapabocas, a pesar de saber que lo más probable es que la respuesta sea no hay. Tampoco falta quien presume su tapabocas, pues empezaron a surgir variedad de modelos. Se miran entre sí e incluso hay quien da consejos de cómo elaborar uno ante la carencia.

¡Qué chingón está tu tapabocas!, le comenta un joven a un señor de unos 40 años. Me lo hice con tela de cabeza de indio, a 20 varos el metro, y es más seguro que el de los dentistas, le informa.

A esta caravana llegó también el médico ecuatoriano Kleber Ollague Murillo a pedir un certificado que confirme la ausencia del virus. Según explicó, llegó a nuestro país porque fue invitado a participar en la Reunión Latinoamericana de Dermatología, que iba a realizarse el 3 de mayo y fue cancelada, aunque se adelantó unos días para conocer el país.

“Ayer recibí un mail de la compañía de aviación indicándome que para poder viajar a Ecuador necesito un certificado médico en el cual se indique que no tengo ningún tipo de síntoma que sugiera estar enfermo del virus de la influenza”, expresa el médico, mientras muestra el documento que le fue extendido por el doctor de esa caravana, Ángel Pairó García.

En algunas caravanas, a primeras horas de la tarde, empezaron a aparecer los tapabocas procedentes de la donación que China otorgó a México, los cuales son de un material más resistente del que comúnmente circula entre la población. Una cajita de 50 tapabocas se expone en la mesa de información de una de las dos caravanas que se encuentran frente al Palacio de Bellas Artes. La cajita es blanca y con escritura china. La gente la mira con curiosidad y, como intentando descifrar lo que ese alfabeto indica, preguntan si no queda alguno, porque esos tienen orejeras. La respuesta vuelve a ser que no.

En eso llega un policía con cara de enfermo. Trae un medicamento y una jeringa en la mano, y le pregunta al promotor de salud si alguien lo puede inyectar, que es un analgésico para el cuello. Pero le informan que es consulta de influenza, no de dolores musculares. El doctor Jorge Valdez Vázquez dice que intentan atender a todos los capitalinos que se acercan, pero muchos, más que síntomas virulentos, padecen sugestión.