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Pide a creyentes ser multiplicadores de las disposiciones

La Iglesia católica llama a acatar las recomendaciones de las autoridades
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Algunos feligreses lograron entrar a la CatedralFoto María Luisa Severiano
 
Periódico La Jornada
Lunes 4 de mayo de 2009, p. 12

Por segundo domingo consecutivo, el cardenal Norberto Rivera Carrera ofició misa a puerta cerrada. La difusión de sus homilías, tanto en la Basílica de Guadalupe como en la Catedral Metropolitana, fue a través de los medios electrónicos: radio, Internet y televisión.

El arzobispo primado de la ciudad de México convocó a mantener y obedecer las recomendaciones de las autoridades sanitarias, para evitar la propagación de la influenza.

Aclaró que los templos en la capital del país no están cerrados. Se restringe el acceso a ceremonias litúrgicas para evitar aglomeraciones y reducir los riesgos de contagio por la influenza A/H1N1, explicó.

Somos conscientes de que la realidad es dura y dolorosa. Aunque ya estamos escuchando noticias sobre estabilidad en esta crisis de salud que nos ha sacudido, creo que no debemos bajar la guardia.

Convocó a los cristianos a asumir el papel de “multiplicadores de las disposiciones preventivas y sanitarias, y velar por quienes han sido infectados por ese virus, pues esas personas necesitan urgentemente acompañamiento y amor.

“Debemos hacer conciencia de que la solución a esta amenaza no solamente está en la actuación de nuestros gobernantes –insistió–, sino que se requiere la colaboración de toda la sociedad, por lo que les pedimos prevención más que preocupación, acción más que temor y, sobre todo, responsabilidad.”

En el editorial del periódico de la curia, Desde la fe, se aclaró que la realización de la misa dominical es sólo una medida de emergencia, después que una celebración de ese tipo, en cualquier parroquia, significa una reunión multitudinaria que podía convertirse en un momento crítico para las medidas preventivas contra la influenza.

Así, a las ceremonias litúrgicas que ofició el cardenal Rivera Carrera se restringió el acceso. En la basílica y en la catedral el prelado envió un mensaje de felicitación a los albañiles en su día.

Desde la fe se preguntó qué sería del país si se pudieran combatir como la influenza otros virus: el narcotráfico a gran escala, la venta de drogas en los alrededores de los centros escolares, la pérdida de valores, el consumismo desordenado, la pornografía, la falta de responsabilidad sexual y, sobre todo, la injusticia.