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Pandemia

Influenza económica
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Periódico La Jornada
Martes 5 de mayo de 2009, p. 29

El brote de influenza humana que ha afectado a decenas de personas en México y se ha propagado a más de 20 países, Estados Unidos entre ellos, causa inquietud acerca de la verdadera dimensión y sus consecuencias no sólo de salud pública, sino también económicas, que podrían ir desde triviales hasta devastadoras. Una pandemia profundizaría los problemas económicos y financieros que el mundo enfrenta hoy día. Además, como los gobiernos han agotado gran parte de su arsenal económico al responder a la crisis financiera y económica global, su capacidad de mitigar el impacto económico adicional de una pandemia parece limitada. Sin embargo, por el momento Economist Intelligence Unit no ha ajustado sus pronósticos económicos.

Así como la crisis financiera global ha inspirado incontables comparaciones con la gran depresión de la década de 1930, el pánico por la influenza humana ha generado evocaciones de las grandes pandemias del pasado, como el brote de influenza española que según cálculos dio muerte a 50 millones de personas en 1918-19. ¿Podría ocurrir de nuevo algo así? Por desgracia, la mayoría de los expertos han advertido que otra pandemia global es inevitable.

La gravedad del brote dependerá de lo contagioso y fatal que resulte el virus. Expertos en salud están desconcertados porque el virus que ha resultado fatal en México hasta ahora ha causado síntomas relativamente leves, no fatales, en pacientes de otras naciones. El virus de influenza aviar que afectó al sudeste de Asia, en particular de 2004 en adelante, ha amenazado la vida de las personas que lo contrajeron, pero ha resultado menos contagioso de lo que muchos temían. (En particular, ha habido sólo evidencia limitada y en su mayor parte no concluyente de transmisión de humano a humano, que es una de las condiciones más importantes para que ocurra una pandemia. En cambio, parece que la mayoría de pacientes han contraído la gripe aviar después de estar en contacto con aves o en contacto muy estrecho con familiares, lo cual limita el campo para que la enfermedad se esparza entre la población general.)

El mayor temor de los médicos es el surgimiento de un nuevo virus de influenza al que muy pocas personas tengan resistencia natural, y que resulte tan fácil de transmitir como la influenza común. La experiencia en México sugiere que la nueva influenza humana podría tener estas características. También preocupa que el virus parezca afectar a adultos jóvenes y sanos en general, característica que concurrió también en la influenza española de 1918-19. Sin embargo, estos temores se ven atemperados por la asusencia de decesos en países fuera de México.

Efectos económicos

En términos de impacto económico, una pandemia probablemente crearía una curva de crecimiento en V. Afectaría sobre todo las actividades relacionadas con la proximidad física de números sustanciales de personas. Por tanto, la producción manufacturera disminuiría, pues los trabajadores no podrían congregarse en las fábricas. Muchas actividades del sector servicios se verían similarmente afectadas, pues cerrarían las oficinas. Del lado de la demanda, las restricciones a los viajes afectarían el comercio y el turismo. El consumo privado se vería severamente golpeado, pues la gente evitaría ir a tiendas, centros comerciales, restaurantes y cines. Los planes de inversión se archivarían hasta que el panorama económico se aclarara, y hasta que los ejecutivos de empresas pudiesen reunirse o viajar con seguridad para cerrar tratos. Sin embargo, es probable que la actividad económica se recobrara tan pronto como pasara la amenaza de contagio físico.

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El brote de influenza humana propiciaría que los trabajadores no pudieran congregarse en las fábricas. Escena en una maquiladora de mezclilla en PueblaFoto Archivo La Jornada

En la situación actual surge una incertidumbre adicional a causa de la interacción de los efectos económicos de una pandemia y los de la recesión económica presente. Si bien la pandemia calaría mucho más hondo, no está claro si, dadas las cargas adicionales que ya enfrenta la economía global, en realidad ocurriría un repunte en forma de V y, en caso afirmativo, si la demanda regresaría en poco tiempo al nivel anterior a la pandemia. En términos sencillos, una pandemia sin duda amplificaría el declive económico, y también podría prolongarlo.

La crisis financiera actual podría también cambiar los efectos de la pandemia al alterar el apetito de riesgo. El Panorama económico mundial del FMI correspondiente a abril de 2006 sugiere que la pandemia de 1918-19 mató a más personas, pero produjo un declive económico menos severo del que ocurriría hoy, dado que la ausencia de amplias redes de seguridad social en aquellos días ponía gran presión sobre la gente para que continuara trabajando pese al riesgo de infección. El informe señala que la disminución de la fuerza activa de trabajo sería mucho mayor en la sociedad actual, por lo que el costo de la pandemia no sólo se contaría en términos de vidas, sino también en cuanto al número mayor de personas que permanecerían sin trabajar.

Sin embargo, es posible que la estrechez económica resultante de la actual crisis global alentara a los trabajadores a continuar arriesgándose a la infección con tal de hacer frente a sus compromisos económicos. En términos simplistas, esto sería bueno para el crecimiento pero malo para la salud pública, aunque de hecho es imposible separar por completo un factor del otro.

Una preocupación adicional es que los gobiernos y los bancos centrales carecen ahora de las municiones para hacer frente a los efectos económicos negativos de una pandemia. Para el caso de una pandemia global, el informe del FMI arriba citado prescribe remedios potenciales de política económica que parecen extrañamente similares a los que los gobiernos han explotado en la crisis reciente. El FMI señala: [...] dado el impacto adverso probable sobre la confianza, y la probabilidad de una fuerte demanda de liquidez, las políticas monetarias deben tender a acomodarse a las circunstancias. Puede que haya necesidad de una contención regulatoria temporal, en particular si el valor de los activos sufriera una aguda declinación.

También menciona el fondo la probabilidad de mayores presiones fiscales. Una pandemia, indica, podría incrementar asimismo las cargas sobre los sistemas de pagos, compensaciones, conciliaciones y comercio. El hecho de que los sistemas financieros ya se hayan visto sumamente debilitados por la crisis actual no brinda mayor tranquilidad de que puedan resistir un segundo gran golpe en un periodo tan breve.

Fuente: EIU

Traducción de texto: Jorge Anaya