El número de pacientes que llegan a los hospitales de la ciudad de México con algún síntoma de influenza humana se ha reducido, en algunos casos significativamente.

El Hospital General de México, por ejemplo, estaba lleno la semana pasada; llegaban hasta 270 personas por día y ahora sólo 60, comenta uno de los elementos de seguridad que registran los ingresos y sólo franquean el paso al área de urgencias a quienes manifiestan tener alguno de los síntomas de la enfermedad.

En los alrededores del hospital se encuentran las caravanas de la salud, constituidas por una camioneta, una pequeña mesa sobre la cual hay tapabocas, jeringas y otro material. Allí fueron atendidas cinco personas en unos 20 minutos.

A decir de los vigilantes del nosocomio, las caravanas han cumplido una labor importante, pues representan una especie de filtro para determinar si efectivamente alguien está contagiado.

La tarde de ayer nadie buscaba ingresar al área de urgencias del hospital. Ni familiares se veían afuera. En cambio, por el acceso normal continuamente pasaban pacientes con cita programada.

Otros nosocomios también tomaron medidas para que sólo ingresen enfermos con síntomas de influenza, sin acompañantes. No se da acceso a representantes de los medios de comunicación.

Es el caso del hospital general de zona del IMSS Dr. Alfredo Badallo, a cuya entrada, en un área abierta protegida con lona, colocaron sillas para los familiares. En urgencias, unos 30 pacientes, no todos con cubrebocas, esperaban ser atendidos.

Para llegar ahí hubo que pasar varios filtros; primero, un grupo de enfermeras que en las puertas de la clínica distribuyeron jabón de manos en gel a quien se acercaba, así como cubrebocas y trípticos sobre la epidemia. Con el argumento de no estar autorizadas, negaron dar cualquier dato sobre la afluencia de pacientes.

Luego, en la puerta del hospital, otros elementos de vigilancia daban el visto bueno para acudir a urgencias. Si no se lleva la cartilla de salud del IMSS, piden una identificación oficial.

En las áreas de urgencias de las clínica uno del IMSS y del hospital Gabriel Mancera se observó tranquilidad, aunque en el segundo nosocomio un buen número de familiares con gesto de aburrimiento se mantenía a la espera en puertas de ingreso y en las calles, casi todos con cubrebocas.