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Carencia de infraestructura y servicios aumenta el riesgo de contagio

Amenaza influenza a las comunidades pobres de Chiapas

Confirman en Ocosingo el primer fallecimiento por el virus A/H1N1

El cerco sanitario se limita a perifoneos y reparto de cubrebocas

Corresponsal
Periódico La Jornada
Lunes 11 de mayo de 2009, p. 34

Tuxtla Gutiérrez, Chis., 10 de mayo. Las comunidades indígenas de Chiapas son un posible foco de contagio de la influenza A/H1N1, pero ante la pobreza y la falta de servicios e infraestrutura, lavarse las manos y otras medidas básicas de higiene son sólo buena intención, e instalar un cerco epidemiológico es una utopía.

Santos López vive en el barrio El Madronal, en Amatenango del Valle. Su esposa, Marta; su hijo José, de tres años, y su hermano Alfonso, de 12, contrajeron la enfermedad a finales de abril, y aunque médicos de San Cristóbal de las Casas ya los diagnosticaron y reciben tratamiento, aún no figuran en la lista de contagiados.

Amatenango del Valle, a 30 minutos de San Cristóbal, tampoco aparece en la lista de los municipios más pobres de la entidad, aunque la mayoría de sus habitantes vive en casas con piso de tierra y una sola habitación.

El primero en enfermar fue Alfonso, indígena tzotzil que habla el español con dificultades. Asegura no saber cómo se contagió, pues sólo realiza tareas agrícolas y acude a la escuela primaria de la localidad. Como vive con dos hermanos y sus familias habitan tres chozas conectadas por un patio, contagió a su cuñada Martha y a un sobrino.

Según las estadísticas oficiales, el poblado tiene agua potable, pero en realidad poca gente tiene el servicio y la mayoría se provee en depósitos que se llenan sólo cuando hay energía eléctrica. La familia de Alfonso se asea en arroyos cercanos y el agua que recibe o acarrea es para cocinar.

Para lavarse las manos la familia usa una cubeta donde todos se asean hasta que el agua se enturbia. Usar cubrebocas es ilusorio. El único disponible en la familia es el de Agustina, hermana de Alonso. Se lo regalaron en las pláticas del programa Oportunidades, pero ya lo trae colgado porque rápidamente quedó inservible.

Foto
La carencia de agua potable y otros servicios, además de la falta de información y hábitos de higiene, dificulta la aplicación de medidas sanitarias que eviten el contagio de la influenza en las comunidades indígenas de Chiapas. En la imagen, una mujer de AmatenangoFoto Ángeles Mariscal

El sábado pasado el gobierno dio a conocer que instaló un cerco epidemiológico en los municipios de Comitán, Ocosingo y San Cristóbal de las Casas, considerados focos rojos de alto riesgo de propagación, junto con Tuxtla Gutiérrez y Villaflores.

En Ocosingo se reportó el primer fallecimiento confirmado por virus A/H1N1 en Chiapas, pero hasta hoy el cerco sanitario consistía en un perifoneo en la cabecera municipal, con exhortos a tomar medidas extraordinarias, y reparto de cubrebocas entre las mujeres que recibieron pláticas de salud cuando acudieron a cobrar la ayuda en efectivo del programa Oportunidades.

Se plantea rastrear posibles contagios casa por casa, pero la contingencia sanitaria parece ajena a la población e incluso a las familias con enfermos. En la vivienda de la persona fallecida no varió la costumbre de escupir al piso y quitarse el moco nasal con las manos.

En la región indígena la mayoría de los caminos es de terracería. Las escuelas carecen de sanitarios y las viviendas de televisión, radio, energía eléctrica y agua, salvo algunas excepciones. Aquí las llamadas enfermedades de la pobreza son cotidianas y pueden ser fatales, pese a ser fácilmente curables. Nadie parece tener plena conciencia del peligro.