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El nuevo plan busca eliminar la fórmula de ganar lo mismo sin importar el rendimiento

Burocratismo en Cuba frena la reforma de Raúl Castro para el sistema de salarios
Corresponsal
Periódico La Jornada
Lunes 11 de mayo de 2009, p. 25

La Habana, 10 de mayo. Resistencias y burocratismo frenan la reforma impulsada por el presidente Raúl Castro en el sistema de salarios, que busca aumentar los ingresos, sin límite máximo, según la productividad de cada trabajador, indicaron reportes de prensa.

La reforma tenía que aplicarse desde diciembre pasado, pero está tropezando con resistencias, obstáculos e incomprensiones, dijo la revista Bohemia en un amplio informe.

El nuevo sistema busca eliminar el igualitarismo, la fórmula por la cual todos los empleados de una categoría ganan lo mismo, sin importar cuánto rinda cada uno.

En los últimos dos años Castro ha reconocido que en Cuba el salario no alcanza para vivir, mientras que, al mismo tiempo, se puede vivir sin trabajar, gracias a los subsidios públicos.

La televisión tiene una campaña permanente contra el que no trabaja y la prensa hostiliza el incumplimiento de la jornada, la ineficiencia de los empleados y el maltrato al cliente.

Las oficinas estatales de atención al público ampliaron sus horarios para permitir que los trabajadores hagan sus trámites sin abandonar su puesto.

Estamos en un círculo vicioso, dijo el economista Lázaro González, citado por la revista. No aumentamos el salario porque no hay producción y no hay producción porque no aumentamos el salario.

La meta del plan oficial es detonar la productividad como la pieza clave para devolverle sentido al salario, mejorar el nivel de vida de los trabajadores y sustituir importaciones.

Pero en los últimos ocho años la productividad ha crecido en Cuba a menor ritmo que el salario medio, una tendencia insostenible a largo plazo, dijo Bohemia.

González estimó que la reforma no conseguirá su objetivo y propuso, en cambio, aplicar el nuevo sistema paulatinamente y por sectores fundamentales, como la agricultura y la industria alimenticia, con requisitos.

La investigación de la revista mostró que muchas empresas no han dado siquiera el primer paso de la reforma, un estudio técnico que fije las cuantías de su producción y la escala de salarios y están pagando nóminas con el sistema anterior, sin explicarlo a los trabajadores.

Como ejemplo de lo que ocurre, el reporte citó a la fábrica de calzado Nguyen Van Troi, la mayor de su tipo en el país, donde sus directivos declararon que el sistema ya estaba en vigor, pero hubo trabajadores que dijeron desconocer siquiera la existencia del nuevo mecanismo.

Bohemia descubrió que lo que estaban aplicando en la empresa es una forma de pago de destajo colectivo, donde se vincula el salario a la producción, pero no por el rendimiento de cada trabajador, sino de toda la planta.

En otros casos, esta realidad se agrava por el malsano hábito de no pocos funcionarios de engavetar documentos y leyes o de estudiarlos con displicencia, señaló la revista, que citó el caso de unos talleres ferroviarios donde los directivos dispusieron pagar un máximo de 120 horas de trabajo por quincena.

En contraste, la publicación citó a la terminal de ómnibus Villa Mariana, de la oriental provincia de Camagüey, donde el incremento salarial depende del sobrecumplimiento en los viajes y de la recaudación, según dijo el mecánico Roberto Gómez García.