Sociedad y Justicia
Ver día anteriorViernes 15 de mayo de 2009Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

A causa del desempleo muchos dan clase sin tener vocación

Profesores de colegios particulares, sin ningún tipo de prestaciones
 
Periódico La Jornada
Viernes 15 de mayo de 2009, p. 45

Ante la falta de alternativas de trabajo, muchos docentes caen en el ya ni modo. Una parte de los casi 350 mil maestros del sistema de paga aprovecharon el boom de las escuelas particulares para obtener un empleo, aunque sin contratos que cumplan la ley, con bajos salarios, y sin acceso a los mínimos derechos laborales.

Ingenieros, abogados, médicos, pasantes, alumnos y trabajadores que se desempeñan en algún oficio se han contratado en estos centros escolares, bajo requerimientos que no en todos los casos obedecen a la excelencia académica, pues a veces sólo se les pide experiencia y el título puede no ser un requisito.

Para la enseñanza de los más de 4 millones de estudiantes que desde la educación básica hasta la superior asisten a escuelas de paga –gran parte de dudosa calidad–, el costo tampoco ha sido menor. Muchos de estos maestros por necesidad y no por vocación sólo ven en dichos planteles un salvavidas para su sobrevivencia, sin tener compromiso con la educación y su calidad.

De acuerdo con las estadísticas de la Secretaría de Educación Pública (SEP) en el país hay 348 mil 963 docentes que trabajan en más de 35 mil 108 escuelas particulares, pero si en las escuelas públicas las condiciones de trabajo de quienes no forman parte de la aristocracia magisterial son pírricas –como ellos afirman–, en las privadas, además se vulneran garantías constitucionales.

En términos generales, estos maestros carecen de seguridad social, no tienen días económicos, no les pagan las vacaciones, no tienen derecho a permisos, ni reciben ningún tipo de prestación. Sin embargo, su jornada laboral no sólo es más larga sino que también están obligados a realizar funciones extracurriculares sin pago alguno, pues de lo contrario, la amenaza está latente: el despido.

La paga promedio en colegios particulares de educación básica asciende a 50 pesos por hora contra los 77 pesos en las públicas. María del Rocío Fernández es maestra por honorarios en la primaria confesional Rosario Arrebillaga, con un sueldo quincenal de 617 pesos. Ella es estudiante de sociología de la educación en la Universidad Pedagógica Nacional (UPN) y encontró en esta opción la vía para enfrentar una difícil situación económica ya que, en casa, su padre a veces tiene trabajo y otras no, en el oficio de la carpintería.

En la Universidad del Distrito Federal, el maestro Luis –quien pidió se le identificara con un de esa forma por posibles represalias– afirma que sus derechos laborales no existen. No tenemos seguridad social ni ningún tipo de prestaciones. Recibe un pago de mil 700 pesos por 20 horas al mes y expresa que con ese dinero, si no tuviera un trabajo alterno, no podría hacer nada.

Este abogado expresa que muchos de sus compañeros dan clases porque no tienen de otra. Hay como 60 por ciento que pertenecen a otras profesiones u ocupaciones y el problema es que no les gusta lo que hacen y tampoco reúnen calidad. Hay gente que viene a dictar directamente un libro, por su falta de preparación.

En el mismo sentido, Fernanda Minauro, quien estudió comunicación y ahora se dedica a la enseñanza del idioma inglés, comenta que en su experiencia al ir a buscar trabajo en colegios particulares econtró que el problema radica en que muchos de esos centros están hechos al vapor. A alguien se le ocurre poner una escuela, consigue una casa, la acondiciona sin los mínimos lineamientos básicos de seguridad y de calidad y no pasa nada.

Los efectos de lo anterior son varios: la gente utiliza a las escuelas privadas porque no encuentra trabajo o no tengo nada qué hacer con mi vida, de tal forma que no les gusta lo que hacen; viven en una frustración constante; las exigencias para el ingreso en las escuelas llamadas patito son menores, los sueldos son de tristeza –oscilan entre los 3 mil y 5 mil pesos– y el resultado es el demérito de la educación.