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Compite con Inglourious Basterds por la Palma de Oro en el festival de Cannes

Soy un director de EU que hace cine para todo el planeta: Tarantino

La cinta que presenta no se trata de una fantasía judía en clave humorística; nada de esto ocurrió... son mis personajes los que cambian la guerra... ellos habrían transformado la historia, comenta

Escpecial
Periódico La Jornada
Jueves 21 de mayo de 2009, p. 8

Cannes, 20 de mayo. La venganza es un plato que se sirve frío. Bajo esta premisa, el polifacético y controvertido Quentin Tarantino (Knoxville, 1963) ha logrado cimentar su filmografía y su gran prestigio cinematográfico, que despuntó en Cannes hace 17 años con Reservoir Dogs, para convertirse en el nuevo enfant terrible del cine estadunidense. Recibió la Palma de Oro en 1994 por la insólita Pulp Fiction, presentó en competencia Kill Bill: Vol 2 y Death Proof y presidió el jurado en 2004.

Esta vaca sagrada del certamen francés retornó ayer a la Croisette con su Inglourious Bastards, fábula violenta y sarcástica, protagonizada por un reparto coral que encabeza Brad Pitt. Las claves de su cine no faltaron aquí: el original empleo de la música, los diálogos cínicos, el uso extremadamente realista de la violencia, el artificio posmoderno y el tributo a los géneros populares.

Estar en Cannes es siempre un sueño. Son las olimpiadas del cine, el nirvana del séptimo arte, porque aquí el cine, las imágenes realmente importan. Y yo soy un director estadunidense que hace películas para todo el planeta, alardeó Tarantino arrebatado y sonriente frente a una multitudinaria rueda de prensa, la más esperada del festival.

Con esta nueva extravagancia, que viaja hasta la ocupación alemana de Francia durante la Segunda Guerra Mundial, el realizador se aproxima al cine bélico, género en el que no había incursionado, aseguró. Se trata de un remake al estilo Tarantino, de Quel maledetto treno blindato, de Enzo Castellari, cuya esencia es, una vez más, la venganza. En realidad, sólo he tomado aquel momento histórico y le he incorporado mis ideas, mis personajes, con mi estilo muy personal, aclaró.

Estructurada en cinco capítulos

Estructurada en cinco capítulos, la historia –de 138 minutos– arranca con el clásico érase una vez, en la Francia ocupada por los nazis... Es 1940. En algún lugar de Europa, el teniente Aldo Raine recluta un grupo de soldados judíos, los bastardos, para tomar brutales represalias contra los nazis. En complot con una agente secreta elabora un plan suicida que se llevará a cabo en un cine parisino y que hará caer a los líderes del Tercer Reich. No se trata de una fantasía judía en clave humorística. Obviamente nada de esto ocurrió. Son mis personajes los que cambian la guerra y si ellos hubiesen existido podrían haber cambiado el futuro de la historia mundial, explicó. Amo a mis personajes porque, como un dios, soy su creador. Y ésta es una metáfora sobre el poder del cine. Pero también demuestra el poder del cine sin ninguna metáfora, añadió.

Foto
Las actrices Diane Kruger y Melanie Laurent flanquean a Tarantino a su llegada al estreno de la películaFoto Ap

Reparto internacional

Perspicaz y ocurrente, Tarantino destacó la relevancia del reparto tan internacional y multilingüe: Los franceses debían tener acento francés; los estadunidenses, inglés, y los alemanes, claro está, alemán. El único que debía ser un genio poliglota era el coronel nazi, personaje brillante que me ha obsesionado durante los 10 años que he dedicado a la escritura del guión. Fue muy difícil encontrarlo y, cuando estaba por tirar la toalla y cancelar el rodaje, apareció Christoph (Waltz), provocándome un maravilloso efecto liberador. Decisión muy aplaudida, pues el actor alemán, que encarna a este voraz cazador de judíos, logró opacar en la ficción al propio Brad Pitt. Con un director como Tarantino, tu sólo haces lo que debes, sin dudar. Estás en las mejores manos, afirmó.

El rodaje se llevó a cabo en los históricos estudios cinematográficos alemanes de Babelsberg, a las afueras de Berlín. Precisamente allí donde durante la Segunda Guerra Mundial el aparato de propaganda de Joseph Goebbels rodó buena parte de las películas de la Alemania nazi. La cinta ha supuesto un gran desafío para Tarantino, que tuvo que ajustarse a un metraje convencional al tener que reducir las 600 páginas iniciales de su guión a 165. Un auténtico esfuerzo de concentración, que quizá vuelva a elevar al realizador al podio de la Palma de Oro.