Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 24 de mayo de 2009 Num: 742

Portada

Presentación

Bazar de asombros
HUGO GUTIÉRREZ VEGA

Tres cuentos
TOMÁS URIARTE

A mitad de siglo
ARISTÓTELES NOKOLAÍDIS

Epicteto: hacia una espiritualidad alternativa
AUGUSTO ISLA

Efraín Huerta, poeta feroz
RICARDO VENEGAS

El tiempo suspendido de Rulfo
MARÍA ELENA RIVERA entrevista con ROBERTO GARCÍA BONILLA

La voz entera de Benedetti
RICARDO BADA

Mucho más que un verso
LUIS TOVAR

El mismo Benedetti
CARLOS FAZIO

Oaxaca, ¿tierra de linces?
YENDI RAMOS

Leer

Columnas:
Jornada de Poesía
JUAN DOMINGO ARGÜELLES

Paso a Retirarme
ANA GARCÍA BERGUA

Bemol Sostenido
ALONSO ARREOLA

Cinexcusas
LUIS TOVAR

La Jornada Virtual
NAIEF YEHYA

A Lápiz
ENRIQUE LÓPEZ AGUILAR

Artes Visuales
GERMAINE GÓMEZ HARO

Cabezalcubo
JORGE MOCH


Directorio
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Germaine Gómez Haro

Laura Hernández: misticismo y poesía

Una búsqueda constante en la obra de Laura Hernández (Oaxaca, Oax., 1960) ha sido la exploración e investigación de las cosmogonías de las civilizaciones antiguas. De ahí su interés en tópicos diversos de la filosofía, la religión y la mitología universales y, en especial, de la prehispánica e hinduista. Su pasión por las culturas ancestrales la ha llevado a viajar por numerosos países y pasar largas estancias en India, el norte de África y el Sureste Asiático. Otra cavilación ha sido la relación entre el ser humano y el cosmos, a partir de los principios antagónicos y complementarios de la filosofía y la ciencia.

Su obra reciente reunida bajo el título de Misticismo y poesía se presenta actualmente y hasta el 10 de junio en la Casa Lamm , integrada por cuarenta piezas de pequeño y gran formato que tienen como tema esencial la luz, en su doble connotación física y simbólica. Esta serie pictórica se originó a partir de una reflexión sobre la luz como fenómeno físico y la luz del espíritu desde su cariz filosófico, y el diálogo íntimo que se establece con el tiempo, la materia y el espacio. Laura es una acuciosa observadora del aspecto físico y metafísico del universo, de la interrelación del ser humano con el cosmos, y de su vinculación esotérica y exóterica. En su trabajo reciente, la luz es la piedra de toque que genera una constelación de propuestas pictóricas de una gran riqueza visual y sensorial.


13 lunas

La luz ha sido utilizada como símbolo y metáfora en las filosofías y religiones de todos los tiempos. En el relato bíblico de la creación, la luz antecede todas las demás realidades (Gén., 1,3), noción que reitera San Juan en sus evangelios: la luz es el Verbo de Dios. Paradójicamente, este simbolismo bíblico parece tener cierta correspondencia con recientes descubrimientos científicos, según los estudios acerca de los primeros estadios del cosmos de los físicos ganadores del Premio Nobel, Arno Penzias y Robert Wilson, quienes sostienen que había “electrones, protones y luz”. En Extremo Oriente, la luz equivale al conocimiento, de ahí el concepto de “iluminación” del budismo. En el mundo precolombino la luz está vinculada al sol, astro divino responsable de perpetuar el ciclo de la vida. Por su parte, Platón llegó a asociar la luz con el auténtico “ser ontológico”.

En el pragmatismo de la era moderna, la luz a través de la corriente eléctrica está presente en todas nuestras actividades, al grado de ser el motor básico del funcionamiento de nuestra vida cotidiana. En el terreno del arte son muchas las propuestas de trabajos realizados con luz –casi siempre de neón y con una intención conceptual– de creadores tan diversos como Dan Flavin, Bruce Nauman, Keith Sonnier, James Turrell, Mario Merz, Jenny Holzer, por mencionar algunos. Por su parte, Laura Hernández se aventura a crear piezas en las que la luz rebasa el concepto y la indagación técnica para pasar a formar parte integral de la obra. A partir de un complejo sistema eléctrico a base de microbombillas colocado en la parte posterior del bastidor, Laura ilumina sus pinturas y consigue un efecto incandescente que trasmina la superficie del cuadro y se integra sutilmente a la pintura, creando una simbiosis entre los brillos, las texturas del papel y los colores. Las pinturas parecieran tener un movimiento rutilante generado por los cambios lumínicos del juego de luces y sombras que se dan en armonía y complicidad en nuestro entorno natural.

Las obras están realizadas con papel amate y pigmentos naturales, como la grana cochinilla, retomando la técnica ancestral que tenía un carácter ritual. La elaboración de estas piezas requiere de una minuciosidad extrema por la fragilidad del material de origen natural, cuya producción es cada vez más escasa. Imbuida en su espíritu lúdico, Laura recorta cuidadosamente fragmentos del papel, respetando y resaltando las fabulosas vetas que conforman las fibras, aplica sutilmente los colorantes y algunos destellos de hoja de oro que consiguen acentuar aún más el resplandor, y realiza composiciones complejas que consiguen la integración de materia, movimiento y luminosidad.

La creación de Laura Hernández se ha centrado en la representación de la dualidad que pervive en todos los estadios del ser y del universo. La luz y la oscuridad, como metáforas de la sabiduría y la ignorancia, del bien y el mal, del origen y el fin, del edén y el averno, del orden y el caos…Laura dota de brillo a sus pinturas y éstas se convierten en espejos que reflejan su alma luminosa.