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Su situación, de sobrevivencia; enfrentan carencias desde antes de nacer: diagnóstico

Habitan en 69 ciudades perdidas los pobres de los pobres del DF

Están asentados en 13 de las 16 delegaciones

Elaboración de cartografía por el GDF revela la condición de estos grupos sociales

Se busca reconstruir el tejido social, señala funcionaria

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Vista de la colonia Ampliación del Carmen, en la delegación Gustavo A. Madero, donde unas mil familias viven en predios irregulares y sin serviciosFoto Guillermo Sologuren
 
Periódico La Jornada
Lunes 25 de mayo de 2009, p. 43

En la ciudad de México existen más de 69 ciudades perdidas en las que se concentran 40 mil 367 personas consideradas por el Gobierno del Distrito Federal (GDF) como los pobres de los pobres.

Estos sitios se caracterizan por tener altos índices de marginalidad y criminalidad, ya que en su mayoría se ubican en espacios cerrados o de difícil acceso para la policía, mientras que sus residentes viven en pequeños cuartos de no más de cuatro por cuatro metros, sin separaciones, fabricados con material de desecho, como láminas de asbesto o plástico, y madera; tampoco cuentan con agua potable, iluminación o ventilación adecuada.

Los baños son de uso colectivo y es común la acumulación de basura, así como la presencia de ratas y cucarachas.

Como parte del Programa de Ciudades Perdidas. Plan emergente de rescate social para la equidad y la seguridad, a mediados de 2008 el gobierno capitalino comenzó a elaborar una cartografía de las zonas en las que pobreza, alta marginación, migración e inseguridad son el común denominador, la cual fue concluida a principios de este año.

Con base en esa cartografía, las ciudades perdidas se distribuyen en 13 de las 16 delegaciones políticas, aunque aclara que en los casos de Milpa Alta, Iztacalco y Tláhuac aún no concluye el trabajo de detección de esas zonas.

De este modo, refiere el documento, en la delegación Iztapalapa existen 12 ciudades perdidas con una población de 20 mil 20 personas. Le siguen Gustavo A. Madero con 11 (mil 182 habitantes); Magdalena Contreras nueve (5 mil 800); Azcapotzalco siete (mil); Coyoacán seis (3 mil 90); Venustiano Carranza cinco (775); Miguel Hidalgo cuatro (435); Cuauhtémoc tres (750); Xochimilco dos (3 mil 600); Benito Juárez y Tlalpan, una cada una, (450 y 275, respectivamente).

La coordinadora general del gabinete de gobierno y seguridad pública de la administración capitalina, Rosa Icela Rodríguez, detalló que el objetivo de este programa es atender cada una de esas ciudades perdidas para cambiar el nivel de vida de sus habitantes, por medio de políticas públicas de impacto, detener el deterioro social, abatir la desnutrición, promover la salud y darles capacitación para que cuenten con un trabajo digno y mejor remunerado.

Por medio de estas acciones se busca reconstruir el tejido social y mejorar la percepción de los habitantes del Distrito Federal en torno a la seguridad pública, explicó.

Además de la cartografía, se hizo un diagnóstico, el cual indica que en la ciudad de México se perciben focos de desigualdad, donde las familias quedan al margen de condiciones mínimas de bienestar y calidad de vida.

Estos grupos sociales sobreviven, porque desde antes de nacer tienen grandes carencias”: la mayoría de quienes viven ahí no cuentan con un empleo formal, los problemas de desnutrición y mala alimentación ocasionan que los niños sean pequeños o con exceso de peso, se presentan casos de sarna, son propensos a contagiarse de enfermedades que pueden prevenirse o que son transmitidas por animales por la convivencia cotidiana con perros, gatos y fauna nociva,

En estos asentamientos la tasa de mortalidad estandarizada por cáncer cervicouterino y de mama es la más alta del país, y los jóvenes son más vulnerables al consumo de drogas.

En estos predios, la mayoría de las familias tienen jefatura femenina, debido, entre otros factores, a que los varones se encuentran recluidos en penales o no se hacen cargo de los gastos del hogar, aunado a la formación de extensas familias donde el proveedor mantiene a varias.

Se observó que a los niños no se les estimula en su desarrollo ni se propician acciones para favorecer su aprendizaje, y en algunos casos ni siquiera cuentan con actas del registro civil, cartilla del servicio militar, mucho menos certificados de estudio.

Aunque se inscribe a los niños y niñas a la primaria o secundaria, por problemas económicos dejan de ir a la escuela.

Describe que la economía del crimen hace que estas zonas se conviertan en bodegas para el narcotráfico y objetos robados, guarida de maleantes, expendio de enervantes o picaderos. Y dicha problemática se extiende a la comunidad, “porque los vecinos son acechados por los clientes que acuden a comprar enervantes y se cometen ilícitos, como los cristalazos en Anillo Periférico”.

Por temor a represalias o porque son de su familia, nadie se atreve a denunciar. A manera de ejemplo, se hace referencia a una ciudad perdida con 120 familias, de las cuales 33 por ciento tiene un pariente en el reclusorio.

El diagnóstico concluye que las ciudades perdidas son ambientes propicios para la desintegración social y la fragmentación de las formas de sociabilidad, que generan delincuencia e inseguridad. Es decir, existe una cultura delincuencial que se transmite de padres a hijos.