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El técnico Ricardo Ferretti le ganó por segunda ocasión a su homólogo Enrique Meza

Pumas conquistó su sexto título; se impuso por global 3-2 a Pachuca

La UNAM se convirtió en el quinto mejor equipo mexicano, detrás de Chivas, América, Cruz Azul y Toluca

El juego definitivo, de 120 minutos, fue una agotadora batalla que incluyó un conato de bronca

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Los auriazules Odín Patiño, Paco Palencia, David Toledo, Dante López, Fernando Espinoza y Jehu Chiapas festejan eufóricos la obtención del títuloFoto Ap
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No fueron suficientes los dos goles del Chaco Giménez para el triunfoFoto Ap
Enviada
Periódico La Jornada
Lunes 1º de junio de 2009, p. 2

Pachuca, Hgo., 31 de mayo. Tras una fragorosa, vibrante y agotadora batalla de más de 120 minutos, que incluyó un conato de bronca final, Pumas se alzó con el título Clausura 2009 y hoy, como hace 12 años, Ricardo Ferretti le ganó la partida a Enrique Meza con global de 3-2.

Con este triunfo los auriazules se convirtieron en el quinto mejor equipo mexicano al conquistar su sexto cetro, sólo detrás de Chivas, América, Cruz Azul y Toluca.

El Tuca paladeó el segundo título en su larga trayectoria como estratega y, al igual que sus pupilos, acudió en loca y explosiva carrera al romance con sus porras, que en una cabecera entonaban el clásico cóooomo no te voy a quereeer..., mientras el Ojitos Meza anduvo a paso lento hasta el centro del campo, para abrazar a sus fatigados gladiadores que contemplativos reposaban su derrota y miraban la celebración ajena.

Pumas recibió el trofeo, parecía que ni ánimo tenían de dar la vuelta olímpica y de nuevo se encajonaron en el rincón donde los idolatraban como verdaderos dioses. El nuevo grito fue: ¡Oh, oh, vámonos al Ángel, oh, oh!”

A Pachuca le tomó 32 minutos encontrar el tanto que le dio el empate y avivó la esperanza. El zaguero auriazul Efraín Juárez se equivocó y chocó por la espalda al panameño Blas Pérez.

De inmediato el silbante Paul Delgadillo decretó la pena máxima que se encargó de cobrar Christian Chaco Giménez, seleccionado argentino, quien clavó el esférico a la derecha del portero Sergio Bernal, cuyo vuelo fue en dirección opuesta.

La UNAM había solventado media hora de acecho tuzo bajo una pertinaz lluvia. Desde su reducto los visitantes rebotaron, como una fortaleza, todos los embates del cuadro hidalguense acompañados de rispidez.

Cada balón se disputó con fiereza, conscientes los jugadores de lo que estaba en juego. Surgieron roces entre Blas Pérez y Darío Verón; Gerardo Rodríguez le dio un codazo a Israel Castro, mientras Efraín Velarde se afanaba en incomodar al creativo Chaco.

Gabriel Caballero sacó su colmillo retorcido y supo imprimir el toque, la pausa, circuló el esférico hacia los costados como si no tuviera prisa. Giménez apeló al tiro de media distancia y estuvo cerca con un disparo que la zaga puma desvió ligeramente por encima del larguero. Así, los titubeos de Luis Montes y Gerardo Rodríguez fueron maquillados por la experiencia del veterano tuzo.

Los ímpetus del Pachuca crecían y al minuto 26 el paraguayo Verón desarmó con eficaz punterazo a Caballero. Dos minutos después Damián Álvarez tiró a gol y Bernal rechazó.

El técnico Enrique Meza puso a calentar a toda su banca cuando al 32 de acción llegó el tanto del empate en el marcador global por la vía penal. El festejo y entusiasmo estallaron en el graderío, 85 por ciento pintado con los colores tuzos.

El berrinche de Ricardo Ferretti fue descomunal. De inmediato hizo levantar del banquillo a sus hombres de recambio para hacer ejercicio, mientras en la cancha hubo relativa reacción. Ismael Íñiguez estuvo a punto de fusilar a Calero, quien por cábala optó hoy por vestirse todo de rojo.

Enseguida Dante López tuvo otra oportunidad, pero apareció puntual el defensa Paul Aguilar para salvar la meta local.

Para el complemento, los Tuzos se mostraron mejor, circularon el balón a pesar de la presión de Pumas, que al minuto 52 tuvo una buena llegada por conducto de Palencia, pero se topó con la mejor salida de Calero.

El Tuca optó por sacar al delantero Íñiguez y meter al mediocampista Leandro Augusto. Los locales dejaron de llegar y el Ojitos Meza relevó al titubeante Luis Montes para dar actividad a José María Cárdenas.

Sin embargo, el paraguayo Dante López empató el tablero al minuto 61, tras recibir pase desde la derecha. El defensa Marco Iván Pérez falló en el despeje y la pelota llegó hasta López, quien dio una media vuelta e incrustó el esférico cerca del poste izquierdo de la meta de Calero.

Fue un tiro raso que enmudeció al estadio e hizo saltar en festejos y cánticos a los seguidores universitarios, que durante el himno nacional prefirieron saltar, cantar y aplaudir en grotesca estampa.

La batalla se centró en el mediocampo. Meza sacó al veterano Caballero y metió al Gringo Torres, también de tendencia ofensiva. Luego de un rato sin llegada, Damián Álvarez remitió poderoso disparo, Bernal estaba atento y desvió a tiro de esquina en gran reacción.

Al acierto siguió un garrafal fallo, porque al minuto 77 el Chaco Giménez cobró un tiro directo desde unos 35 o 40 metros; Bernal se lanzó a la izquierda, pero se le doblaron los dedos y no pudo impedir que la pelota entrara (2-1).

La alegría, veleidosa y traicionera, cambió de bando a cada rato. El Ojitos Meza pegó un inusual brinco eufórico: el grito era ¡tuzos, tuzos!, y aunque aún no había nada para nadie, la adrenalina hervía por doquier, los nervios estaban al límite y se escuchaba con entusiasmo el cántico: Vaaamos Pachuuuuca, queremos la cooopa.

Y de nuevo el balde de agua fría con la expulsión de Muñoz Mustafá, al 89, por ruda barrida sobre Bravo que había entrado cinco minutos antes por Palencia.

Con el 2-2 global llegaron sin remedio los tiempos extras. Los Tuzos resintieron la pérdida de un jugador y prefirieron defenderse los primeros 15 minutos. El Tuca Ferretti siguió tocado por ese tino milagroso a la hora de los cambios, pues al minuto 107 de tiempo corrido Pablo Barrera, quien ingresó por Jehu Chiapas al minuto cinco de los extras, clavó el 2-2 parcial (3-2) global, con un desborde por derecha que Calero atacó mal.

Al colombiano naturalizado mexicano se le escurrió el esférico que dio paso al infaltable Cóoooomo no te voy a quereeer, cómo no te voy..... y apagó el local ¡Sí se puede, sí se puede!