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Balance de la Jornada

Pumas regresa a su origen: el impulso de la cantera

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El ingreso del mediocampista felino Leandro Augusto contuvo los avances tuzosFoto Ap
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umas debería cambiar su cántico. El clásico ¡Como no te voy a querer! tiene que ser modificado a uno más acorde con los tiempos recientes: ¡Como no te voy a sufrir!

Así fue todo el torneo y la final no tenía por qué ser diferente. Durante varios partidos de la campaña regular y la liguilla ganó con goles agónicos, de último minuto o hasta tiempo de compensación que le hizo merecer el título Pumas de último minuto.

Un digno campeón, sin duda. Y no sólo por lo realizado en la liguilla y en la final, en la que se coronó en la difícil aduana del estadio Hidalgo ante el que fue el mejor equipo del torneo y que lo reflejó en su futbol y en el liderato general. Sino, sobre todo, porque el título es valioso porque estos auriazules retomaron la mística del club: el impulso a sus fuerzas básicas.

La UNAM dejó de ser la cantera del futbol nacional. Fue rebasado por clubes como Chivas y Atlas. Y para este torneo la directiva y el cuerpo técnico decidieron apoyar otra vez a sus jóvenes. En el equipo base del Tuca resalta la presencia de ocho canteranos, apuntalados por extranjeros que marcan diferencia, como Darío Verón, Martín Bravo y Dante López.

Y por ello es de destacar que el título llegó de la mano de la cantera: con ese gol de Pablo Barrera, que parecía condenado a ser eterna promesa; con ese pundonor de Efraín Juárez para reponerse del error cometido en su infantil penal; con el batallador Israel Castro; con Jehu Chiapas, que hizo olvidar al lesionado Leandro Augusto; con David Toledo, que regresó del Atlante, se consolidó como titular y terminó brillando; con Efraín Velarde, incansable para defender y atacar, y todos esos jóvenes ciento por ciento Pumas reflejados en el llanto de Marco Palacios, atacado por muchos pero que cumplió una gran liguilla y hasta anotó.

De destacar también, por supuesto, la labor de Francisco Palencia, quien ha tenido el privilegio de jugar con las playeras de tres grandes. Pero si brilló con Cruz Azul y Chivas, fue en Pumas donde se le tatuó la camiseta en la piel. Podría afirmarse que el veterano está en su mejor momento a sus 36 años. Ese pundonor debería ser imitado por otros que tienen menos edad y también menos entrega.

Otro veterano con mención es Sergio Bernal. En el partido pasó de atajadas sublimes a pifias imperdonables, como le ocurrió muchas veces en su carrera, pero al final también tiene el escudo auriazul grabado en su cuerpo.

Pumas consiguió su sexto título con base en su cantera y la continuidad, ya que fue el único equipo que no tuvo refuerzos para este torneo, en una decisión del Tuca Ferretti, quien consiguió su segundo título y lo hizo, otra vez, ante Enrique Meza.

El Ojitos sólo ha perdido dos finales. Primero con sus extravagantes Toros Neza ante Chivas del Tuca, y ahora con unos Tuzos que por un tiempo parecían invencibles, pero dieron muestra de ser vulnerables en el segundo partido ante Indios.

Pachuca se autonombra el equipo de México. Nadie duda de sus logros, pero es de censurar que el arbitraje los favorece continuamente, sobre todo en su estadio, que busquen el acercamiento con el poder y que jueguen hasta con siete futbolistas no nacidos en el país.

Y al revisar en su alineación nombres consagrados como Miguel Calero, Javier Muñoz Mustafá, Chaco Giménez, Damián Alvarez, Édgar Benítez y Blas Pérez, hace más grande el triunfo de la cantera universitaria, algo que ya deberían aprender los que mal manejan el futbol mexicano.

En tanto, Querétaro regresó a la primera división luego de dos años de oscurantismo, y enfrentará no sólo al fantasma del descenso, sino a lo que se le conoce como la maldición de la Corregidora. Los Gallos Blancos lucharán contra el porcentaje y ante esa leyenda negra de su estadio que ha impedido consolidarse en el máximo circuito a un estado muy futbolero.

Mientras, los equipos preparan armas para el próximo torneo. Chivas ratificó –es un decir, tratándose de Jorge Vergara– a Francisco Ramírez; Monterrey seguirá con Víctor Vucetich, con el objetivo de que esta vez el equipo no se le caiga en el cierre; la UAG cambió de nombre a Estudiantes Tecos al asociarse con el ex rojiblanco Juan José Frangie, pero continuarán con Miguel Herrera... y el Cheto Leaño, por supuesto.

Los cambios se dieron en Tigres, con la salida del presidente Enrique Borja y el timonel José Perkeman y las llegadas de Santiago Martínez y Daniel Guzmán. San Luis también tratará de enmendar el rumbo con la designación de Juan Antonio Luna, quien tuvo una etapa muy buena con el América, pero no le dieron continuidad.

Y mientras Ricardo La Volpe amenaza una vez más –al decir que se va Bruno Marioni de los rojinegros o se va él–, los aficionados se ilusionan con el regreso de los Leones Negros de la UdeG, aunque sea en la primera A. Muchos todavía recuerdan con agrado ese equipo que, como bien dijeron, nació grande, aunque ahora resurja en una extraña negociación con el magnate Vergara.

Lo que ya está en la mente de los fanáticos es la selección nacional. Javier Aguirre y Cuauhtémoc Blanco, aunque lo nieguen, llegan al rescate de un Tri que naufragó con los dos técnicos previos. El sábado visitan el estadio Cuscatlán, que es un terreno siempre hostil, pero ante un rival como es ahora El Salvador el triunfo debe estar en el panorama. O por lo menos que México juegue, como dice el Temo, con carácter.