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Periódico La Jornada
Sábado 6 de junio de 2009, p. a19

Si uno pone a caminar el nuevo disco de Chick Corea en modo estéreo escuchará en la bocina izquierda su piano y en la derecha otro piano, cuyas teclas descrucifica la joven maravilla japonesa Hiromi Uehara.

Durante dos horas dos discos en un álbum tan bello como un colibrí, que vuela y liba en libertad en la portada. Duet. Chick. Hiromi., la clave Morse de este trepidar de guiños, este lindo tableteo de bromas, lances, juegos, escarceos, un mar de notas en sesión de improvisaciones a placer.

Todo empezó cuando Hiromi tenía 17 años y una fama de leyenda en Tokio, donde para engalanar su festival anual de jazz, el maestro Armando Anthony Corea, mejor conocido como Chick Corea, invitó a la jovencita a improvisar en dueto en el Blue Note de Japón, para regocijo del público.

Hiromi tiene ahora 30 años, cinco discos y muchos premios, así como una leyenda que también crece. El maestro Corea está a una semana de cumplir 68 años y ya rebasó el centenar de discos grabados y una leyenda que se refrenda en este álbum doble, donde impera el espíritu de su maestro, Keith Jarrett, sobre todo en el toque pianístico de Hiromi, y también Bill Evans, autor de la obra que abre el álbum Muy temprano (Very Early, se titula), y otro maestro del toque pianístico, Thelonious Monk, a quien Cortázar nombra Oso con Birrete en Pos de Miel y de quien Hiromi y Corea solazan su Bolívar Blues y una disquisición en dueto que dura 15 minutos y su título una dulce eternidad: Old Castle, by the River, in the Middle of a Forest, un viejo castillo junto al río enmedio de un bosque donde cabalga Lancelot, que es lo mismo que decir Romantic Warrior, apersonado en la portada de un viejo y entrañable álbum que referiremos párrafos adelante, porque lo que está sonando en este instante amerita un añadido a las disquisiciones que suscita el álbum Duet:

La manera en que Hiromi y Corea enlazan sus diálogos, el entendimiento tan casi telepático, la claridad de sus decires demuestra, una vez más, que la música es el arte supremo porque expresa lo inefable, de manera que es dado a los humanos hablar con música, decir lo que queremos decir pero con música, más allá de las palabras y mejor aún que las palabras, porque la música posee como ningún otro arte el don de la expresión.

Si aparece en esta página la portada del Guerrero romántico y arriba de él el vuelo de un ave sobre aire y agua y luz y cielo es porque regresó el Regreso al Parasiempre, es decir, que aquella banda legendaria que cimbró al planeta entre 1972 y 1977 se volvió a juntar, realizó una gira y grabó el álbum doble Return to Forever Returns (Regresa el Regreso al Parasiempre), con el maestro Chick Corea de nuevo al frente de este grupo donde Stanley Clarke es el otro fundador en activo y los acompañan otras dos leyendas: Al Di Meola en guitarras y Lenny White en los tambores.

Antes de este disco doble editaron otro más, igualmente doble: Return to Forever. The An-thology, exquisito en sus relieves sonoros merced a la tecnología remasterizadora. Ambos álbumes dobles son refrendo de la revolución nada silenciosa que emprendió Miles Davis cuando elevó a la categoría de obra de arte la cultura jazz y enseguida la electrificó y entró a territorios libres y se hizo uno con el rock, el funk, el todo por doquier y del grupo de Miles surgieron miles y una banda, las más sólidas de las cuales fueron la Mahavishnu Orchestra de John McLaughlin, el Weather Report de Joe Zawinul y Wayne Shorter, los Headhunters de Herbie Hancock y el Return to Forever de Chick Corea.

Por último, pero no último: entre los discos, ya clásicos, de Return to Forever, el vuelo del primero de ellos, de título epónimo, sigue insuperable. Esa magia crece con los días, como el vuelo del ave que refresca siempre su portada.

El vuelo, emblema de la libertad.