Sociedad y Justicia
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El Vaca, El Demon y El Mega narran cómo el asesinato de uno de sus dirigentes les cambió la vida

Error, expulsar a porros; la escuela podría regenerarlos, dicen ex líderes de esos grupos

Ningún partido se salva del maiceo a bandas universitarias; El Heman ahora es candidato del PSD

 
Periódico La Jornada
Miércoles 10 de junio de 2009, p. 40

Cuando en los bachilleratos e instituciones de educación superior se menciona la palabra porros, de inmediato se relaciona con violencia, impunidad y delincuencia, y a los integrantes de esas bandas se les tacha de malvados y vándalos.

Existen decenas de hechos de agresión que avalan esas afirmaciones, pero nadie va más allá ni se pregunta qué hay detrás de cada una de sus historias y por qué los jóvenes optan por insertarse en estos grupos.

Nosotros no tenemos derecho a la reinserción social ni a reformar nuestras vidas; somos el grupo más estigmatizado dentro de las escuelas, señalan Carlos Cruz Santiago, Sergio Cedillo López y Giovani Cano Xochipa, tres de los viejos líderes de la Alianza Universitaria (AU), una de las dos centrales identificadas como porriles en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Conocidos como El Vaca, El Demon y El Mega, respectivamente, en su generación (de finales de la década de los 80 a inicios del nuevo siglo) comandaron el Grupo Pedro de Alba, de la Escuela Nacional Preparatoria (ENP) 9, y el Tres de Marzo, del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) Vallejo, bandas que desde su fundación destacaron por su violento modo de operar: golpes, agresiones, enfrentamientos y hasta muertes.

La violencia fue su forma de vida, su deporte; así lo vivieron por más de una década, sin reflexionar en las consecuencias, hasta que en 2001, en un enfrentamiento con sus rivales de la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU) en la Prepa 5, uno de los más importantes referentes de AU, El Sherift, fue asesinado.

Era nuestro carnal; toda la banda lo quería. Se le respetaba porque, aunque andaba en el desmadre, era un chavo estudioso y seguíamos su consejo. Quería ser médico y nos prometía que en el futuro él atendería a nuestros hijos, asegura El Mega.

Refieren que durante los hechos les pusieron un cuatro que causó la muerte de su compañero, lo que los marcó: la banda estaba dispuesta a todo, a partirse la madre hasta la muerte por su carnal; la mayoría quería venganza, dice Cruz Santiago.

Aun cuando por años vivieron cientos de enfrentamientos y decenas de muertes, aseguran que particularmente la de El Sherift provocó un giro de 180 grados en sus vidas, incluso con los deseos de venganza. En ese momento reflexionamos: si seguíamos con la máxima de ojo por ojo y diente por diente, íbamos a quedarnos tuertos y chimuelos. La banda estaba dispuesta a sacar el arma del cajón, a desquitarse, pero caímos en la cuenta de que no habíamos hecho bien las cosas, nos equivocamos porque no existía ningún mecanismo de política pública que permitiera la reinserción de los jóvenes, que les diera más oportunidades.

Así, empezó la segunda etapa en sus vidas. No se alejaron de la violencia, pero comenzaron a vivirla de manera diferente. Crearon la asociación civil Cauce Ciudadano, que tiene por objetivo la reintegración social de los jóvenes que viven en situación de violencia y alejarlos de ésta.

No fue tarea sencilla. Un importante sector de la AU se opuso a cambiar métodos, lo que provocó una ruptura en la cúpula de la central. Alfredo Margarito Benítez González, El Heman –en aquella época también líder del Tres de Marzo–, no se dejó convencer. Rompió con la AU y migró hacia el sur de la ciudad, donde a la postre se convertiría en uno de los líderes de sus otrora enemigos: la FEU.

Actualmente, este personaje es candidato del Partido Social Demócrata (PSD) a diputado para la Asamblea Legislativa del Distrito Federal y continúa comandando la central porril.

En tanto, Cauce ha sido avalada y reconocida por los gobiernos federal y de la ciudad de México debido a su trabajo. En este momento, los integrantes del grupo colaboran en el seguimiento de las recomendaciones de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal por el caso News Divine, son asesores del Instituto de la Juventud de la capital y tienen presencia además en Nuevo León, Tlaxcala y estado de México.

Con base en su experiencia en ambos lados, afirman que es un error que las autoridades universitarias pretendan erradicar a los porros, porque para erradicar a un ser vivo se le tendría que matar. Se debe impulsar su transformación, darles alternativas y construir nuevas oportunidades.

Los ahora activistas, quienes inclusive tienen reconocimiento internacional por la labor de su ONG, consideran que la expulsión escolar no es la medida más adecuada para evitar que los jóvenes incurran en actos de porrismo, porque la escuela es parte de su identidad y su única alternativa.

“Hay que comenzar a construir nuevas posibilidades. Si los tienes en la escuela, cómo es posible que los expulses o que no les hagas atractiva la universidad. Lo que las autoridades tienen es a la banda organizada para defender su escuela, para chelear, talonear, golpear y agredir; hay que aprovechar esa organización y trabajar para alejarlos de la violencia. Es necesario que las autoridades escolares se transformen junto con los jóvenes.”

Padrinos

El Vaca, El Mega y El Demon aceptan que la mayoría de los líderes de organizaciones porriles reciben financiamiento a cambio de que sus grupos participen en mítines o realicen algunos trabajitos. Aunque se niegan a dar nombres, aseguran que no hay partido político que se salve: todos están en esto. Miran a los chavos como marranitos, como alcancías llenas de dinero.

Sin embargo, aseguran que ellos jamás recibieron ese tipo de apoyo, porque “no deseábamos ser títeres de nadie; recibir el maiceo comprometía, te ataba”.

Durante la entrevista, también se refirieron a lo sucedido en septiembre pasado en Ciudad Universitaria, previo al clásico de futbol americano Poli-UNAM, cuando con el pretexto de la quema del burro decenas de porros de escuelas del sur atacaron a la comunidad estudiantil. Hecho que dejó un saldo de al menos dos heridos de gravedad, por lo que el juego se aplazó una semana y se efectuó a puerta cerrada.

Aunque no estuvieron ahí, subrayan que se trató de una demostración de fuerza de El Heman. Cano Xochipa refiere: en mis tiempos, hacer una quema en Ciudad Universitaria era para demostrar el poder, para que la autoridad se percatara de la capacidad de convocatoria y fuerza que se tiene.