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Arqueólogos del INAH reportan cuatro murales policromados ubicados en Querétaro

Hallan la primera evidencia iconográfica teotihuacana fuera del estado de México
Foto
Vista parcial de los murales teotihuacanos, descubiertos en el sitio prehispánico El Rosario, QuerétaroFoto INAH/ Melitón Tapia
 
Periódico La Jornada
Jueves 11 de junio de 2009, p. 5

La influencia de la civilización teotihuacana está presente en cuatro murales policromados descubiertos por especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en la zona arqueológica de El Rosario, muy cerca de San Juan del Río, Querétaro, los cuales representan la primera evidencia pictográfica de esa cultura hallada fuera de Teotihuacán.

El hallazgo ocurrió en el pórtico de acceso al centro ceremonial durante los trabajos de exploración realizados de marzo a mayo de este año.

Las imágenes exhiben en colores azul, amarillo, blanco, negro, verde y rojo, imágenes de un personaje con penacho –todavía sin identificar– además de cuchillos curvos de obsidiana, corazones ensangrentados –que supondrían el rito sacrificial–, braseros y posiblemente escudos.

Este pórtico decorado con murales policromados y una pintura con estilo teotihuacano representan la única evidencia pictórica de esa cultura fuera de Teotihuacán, explicó el arqueólogo Carlos Viramontes.

Entre las hipótesis, el experto refiere que este sitio fue establecido por teotihuacanos que emigraron a ese lugar, no en afán de conquista, sino para forjar rutas comerciales.

También se vislumbra que este sitio fue poblado por esos emigrantes, quienes habitaron este lugar entre los años 200 y 650 de nuestra era, cuya época fue la de máximo esplendor en Teotihuacán.

Por traslado a museo regional

Los cuatro murales y la pintura fueron descubiertos en el basamento principal que conduce a otras habitaciones todavía pendientes de explorar. Esa estructura prehispánica presenta daños, debido a las condiciones climáticas, los saqueos, las características geológicas del asentamiento y la reciente introducción de maquinaria pesada.

Además, se presume que era más extensa de lo que se conoce, pues hasta el momento sólo se ha explorado 5 por ciento de la estructura principal.

El estudio de estos murales es primordial para conocer el impacto de Teotihuacán en el desarrollo de los pueblos prehispánicos de la región y la dinámica cultural prevaleciente durante el clásico mesoamericano, agregó el investigador del INAH.

Ante el riesgo de que esos elementos pictógraficos sean dañados, los arqueólogos del proyecto que se inició en El Rosario, en 1997, propusieron realizar trabajos de limpieza para trasladarlos al Museo Regional de Querétaro, y solicitaron al gobierno del estado de 800 mil a un millón de pesos para preservar el sitio y continuar las investigaciones.

Asimismo, la reciente temporada de campo arrojó mucha información que se encuentra en proceso de análisis.

Algunas de las evidencias halladas son pedazos de material textil, troncos de madera de aproximadamente 1.5 metros de altura, carbón, cuchillos de obsidiana, huesos de animales, lítica y muchos fragmentos de cerámica.

Hasta el momento, se han ubicado cuatro etapas constructivas. Cada una está compuesta por un piso de estuco sobre el que desplantan los muros de los cuartos del recinto ceremonial.

La primera etapa es la más antigua y se distingue, precisamente, por sus murales policromados.