Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 14 de junio de 2009 Num: 745

Portada

Presentación

Bazar de asombros
HUGO GUTIÉRREZ VEGA

Las otras mujeres
ANDREA BLANQUÉ

Chipre '74
LINA KÁSDAGLY

Las andanzas del marxismo tropical
LUIS HERNÁNDEZ NAVARRO

Che Guevara: una política de la transfiguración
GUSTAVO OGARRIO

Adiós al papel… periódico
ROBERTO GARZA ITURBIDE

Leer

Columnas:
Señales en el camino
MARCO ANTONIO CAMPOS

Las Rayas de la Cebra
VERÓNICA MURGUíA

Bemol Sostenido
ALONSO ARREOLA

Cinexcusas
LUIS TOVAR

Corporal
MANUEL STEPHENS

El Mono de Alambre
NOÉ MORALES MUÑOZ

Cabezalcubo
JORGE MOCH

Mentiras Transparentes
FELIPE GARRIDO

Al Vuelo
ROGELIO GUEDEA


Directorio
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Hugo Gutiérrez Vega

EL DOBLE PROCESO

Son pocas las novelas capaces de describir con rigor y verdad los múltiples aspectos de lo que Primo Levi llamaba “el mundo del confinamiento”. Cornelio González Loyola logra aproximarse al tema en su novela El doble proceso. Están presentes en ella los rumores y los ominosos silencios de la vida carcelaría, el infierno burocrático de las audiencias y careos, los horrores de las noches entre rejas, las maldades y las insospechadas solidaridades que giran por los sórdidos pasillos y se hacen más patentes en el corralón de los “recreos”, y en el comedor y su magra pitanza.

Oscilando entre la realidad y la imaginación literaria, esta novela nos entrega algunos personajes entrañables, como Margarito y Chuy, Consuelo y otros seres golpeados duramente por la vida. Armando es un buen ejemplo de víctima que se torna victimario y se vuelve una pesadilla viviente, un ser marcado por la crueldad sin fisuras, por la maldad como forma de relacionarse con los otros.

La novela contiene una serie de reflexiones sobre los grandes temas de la vida, la religión, la política y, de manera muy especial, la justicia. El autor, en el silencio de su confinamiento, se cuestiona a sí mismo, a los demás, a las instituciones políticas y las instancias sociales. Estos pensamientos le permitieron sobrevivir a los horrores carcelarios y hablar de los otros con espíritu piadoso. Recordemos que Albert Camus pensaba que “en el hombre hay más cosas dignas de compasión que de odio”. Los comentarios sobre Armando tienen esa ecuanimidad que sólo puede lograrse mediante las reflexiones profundas y las experiencias del sufrimiento.

Las injusticias sociales son un tema recurrente de esta novela meditabunda y sincera. Su desconfianza de la justicia humana encuentra su fundamento en una frase de Martín Fierro, de José Hernández: “La lluvia, como la justicia, nunca puede ser pareja.” Ante estos temas, Margarito es un profeta enfurecido que agita los brazos y grita con explicable iracundia.

El libro es un río con múltiples afluentes. La mayor parte de ellos se dedica a las reflexiones sobre el mundo, el hombre, los alimentos terrenales, la alegrías y la tristeza que son las caras de la moneda que todos los días lanzamos al aire. La patria verdadera, que es la infancia, muestra con frecuencia su rostro asombrado ante la variedad del mundo y atesora los escasos momentos dorados de nuestro paso por la tierra. En esta vertiente son especialmente interesantes sus reflexiones sobre la mujer y su papel fundamental en el desarrollo de la humanidad.

Nuestro autor es, sobre todo, un humanista. Sus reflexiones sobre los grandes y pequeños temas de la vida humana hacen de este libro una buena fuente de estudio y de meditación sobre el destino.

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