El territorio chinanteco en Oaxaca, localizado al sur de Tuxtepec y Choapam, abarca 461 mil hectáreas de territorio amenazado por diversos proyectos trasnacionales y gubernamentales. Tierras ricas en recursos naturales que los chinantecos se niegan a entregar, por lo que se organizan y resisten, como actualmente lo hace la comunidad Rosario Ibarra de Piedra, la cual mantiene un plantón para impedir la construcción de un vivero municipal con recursos trasnacionales en las tierras en las que viven y trabajan desde hace 21 años.

Los campesinos hablan de su historia, de las ansias del capital sobre su territorio y sobre su resistencia, en un texto colectivo elaborado especialmente para Ojarasca por la Fuerza Indígena Chinanteca Kia-nan.

 

Chinantla oaxaqueña

Donde el despojo se llama

“reservas ecológicas”

Nuestras comunidades viven una guerra de exterminio sobre un territorio que cuenta con una gran cantidad de recursos naturales: minas, ríos, manantiales, arroyos, cuevas, lagunas, flora, fauna y sitios sagrados que son ambicionados por empresas nacionales y trasnacionales.  El gobierno federal en los años 1997-1999 inició un estudio a través de la Semarnat (Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales) en toda la región chinanteca y entre 2002 y 2003 realizó proyectos de gran alcance, como la captura de bióxido de carbono en las reservas ecológicas, con la clara intención de despojar a las comunidades chinantecas originarias de su territorio a través de programas de las Naciones Unidas implementados por Estados Unidos, China e Indonesia. Estos países crearon un “proyecto ambientalista para el desarrollo” que tiene como objetivo conservar 260 mil hectáreas de montañas de la Chinantla y convertirlas en grandes reservas ecológicas, y 38 sitios naturales, en atracciones turísticas.

Ejemplo de esta situación es la comunidad San Agustín, municipio Santa María Jacatepec, donde la Semarnat y la Comisión Nacional Forestal (Conafor) crearon una reserva ecológica de mil 665 hectáreas de montaña y privaron a la comunidad de transitar libremente, porque de hacerlo adquieren una multa de 25 mil a 50 mil salarios mínimos. La comunidad no tiene derecho a alimentarse de estas tierras ni aprovechar la madera que hay en sus montañas.

La comunidad Playa Limón, municipio Santiago Jocotepec, Choapam, se encuentra en la misma situación, con mil 800 hectáreas de reservas ecológicas. Aquí las comunidades interpusieron juicios de amparo ante los tribunales federales en Oaxaca.

Otro ejemplo del despojo es la comunidad San Vicente Arroyo Jabalí, también del municipio Santiago Jocotepec, donde existe una mina de oro, plata, hierro y zinc que abarca una superficie de 26 mil 400 hectáreas. La empresa minera Tecomino, de Guadalajara, Jalisco, requiere de 50 años para explotar la mina y afectará a más de 20 comunidades. Por otro lado, en la comunidad Soledad de Juárez, municipio Santa María Jacatepec, existe un yacimiento de petróleo, razón por la que el gobierno federal promueve la creación de una reserva ecológica con el fin de quedarse con las tierras y explotar sus recursos. En acuerdo de asamblea la comunidad decidió rechazar y cancelar el programa gubernamental, que pretende despojarlos de 690 hectáreas. La amenaza sigue vigente.

En San Juan Petlapa, en el municipio del mismo nombre, se descubrió un yacimiento de uranio. La comunidad cuenta con su estatuto comunal y no ha permitido la entrada de las empresas para explotar la mina, pero la ambición de los poderosos está latente. Y también está la comunidad chinanteca Rosario Ibarra de Piedra, municipio de San Juan Bautista, asentada en un territorio estratégico para las empresas nacionales y trasnacionales y para los tres niveles de gobierno. Esta comunidad se fundó el 15 de Septiembre de 1988, cerca de las montañas, y en 1990, con el fin de obtener los servicios básicos de agua y electrificación, solicitó 400 hectáreas de tierras como dotación, conforme a la Ley Federal de Reforma Agraria vigente antes de la reforma al artículo 27 constitucional.

Durante más de 20 años no hubo una respuesta favorable del gobierno de Oaxaca ni de la Secretaría de la Reforma Agraria para la integración del expediente, debido a intereses políticos y económicos. Hoy la comunidad sigue sin servicios de agua, electrificación y salud, entre otros. Ante la negativa de las autoridades para dar solución a su demanda de tierras, la comunidad Rosario Ibarra se integró a la Fuerza Indígena Chinanteca Kia-nan y solicitó asesoría al bufete Jurídico Tierra y Libertad, el cual interpuso un amparo a favor de la comunidad. Cabe señalar que entre los intereses sobre las tierras en litigio se encuentra la empresa paraestatal Inmobiliaria Industrial del Papaloapan, integrada por los multimillonarios de Tuxtepec y el gobierno de Oaxaca. La comunidad está rodeada por varias empresas y se pretende construir ahí un gran corredor turístico, para aprovecharse del río y los recursos naturales.

Algunas empresas que ambicionan los recursos naturales del territorio chinanteco son Coca Cola, Compañía Cervecera del Trópico, Ingenio Azucarero, Fábrica de Papel Tuxtepec, fábrica y producción de Etanol (con intereses de Fidel Herrera Beltrán y Ulises Ruiz Ortiz), Tecomino, y las empresas de Eviel Pérez Magaña, ex secretario de obras públicas del gobierno de Oaxaca y candidato a la diputación federal de Tuxtepec por el Partido Revolucionario Institucional (pri), quien explota de manera indiscriminada las minas de grava y arena del río Valle Nacional, entre otros. 

Ante el fin del reparto agrario y la agudización de los problemas derivados de la privatización de las tierras, como comunidad y como pueblos originarios nos negamos a ser esclavos. Por estas razones y otras más, por necesidad y por conciencia nos organizamos como Fuerza Indígena Chinanteca Kia-nan el 12 de octubre del 2007. Somos un movimiento civil y pacífico, independiente de los partidos políticos y de la religión. Acordamos también ser adherente a la Otra Campaña convocada por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, para construir los caminos de búsqueda de nuestra propia autonomía, para ser libres en determinación y decidir nuestro presente, que es nuestro futuro.

 

Fuerza Indígena Chinanteca Kia-nan

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