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Reinicia filmación suspendida hace 30 años sobre un pasaje de la expedición punitiva

Chicogrande aborda el malsano hábito gringo de entrometerse: Felipe Cazals

Quiero mostrar a la gente de la sierra que vivió en la miseria, que fue leal a la causa de Pancho Villa y que perdió la vida en busca de un médico para salvarle la pierna, dice

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Fotogramas de la película de Cazals
 
Periódico La Jornada
Miércoles 17 de junio de 2009, p. 8

Hace 30 años, en los valles desérticos de Sonora se rodaría una estampa cinematográfica de Pancho Villa, en la que el caudillo revolucionario, herido, se refugia en la sierra de Chihuahua para esconderse del ejército estadunidense, en lo que se conoce como la expedición punitiva, campaña que se llevó a cabo del 14 de marzo de 1916 al 7 de febrero de 1917.

La historia ya no se hizo debido a que la encargada de dar los apoyos para el cine en ese tiempo, la tristemente célebre Margarita López Portillo, no quiso que se hiciera. Nos regresaron dos semanas antes de comenzar a rodar. El guión lo metí en un cajón y me puse una peda de dos semanas. Así de sencillo, cuenta en entrevista con La Jornada Felipe Cazals, referente histórico del cine nacional y quien ahora, tres décadas después, ya tiene cinco semanas de filmación de Chicogrande, proyecto número 26 de este realizador. Las locaciones son ahora en Durango, cuyo gobierno apoya la filmación.

Chicogrande, proyecto apoyado por Fidecine (fideicomiso del Instituto Mexicano de Cinematografía) y que cuenta con un elenco encabezado por Damián Alcázar, el mejor actor de México, tiene su origen en un texto de Ricardo Garibay, quien estaba fúrico porque no se pudo filmar en esos años. Pasó el tiempo y, como siempre sucede, lo guardé (el proyecto) a la mano, le fui haciendo cambios sustanciales, pero al final, uno conserva los mismos principios.

Conspiración política compleja

Una vez más Cazals, autor de documentos cinematográficos de consulta como Canoa, Emiliano Zapata, Las Poquianchis y Los motivos de Luz, muestra una vez más su visceralidad en el celuloide. Hace ahora un acercamiento a Villa desde su voz autorizada.

“La visión temática del texto es la misma: la malsana costumbre que tienen nuestros vecinos del norte de meterse en los asuntos de los demás países. En este caso, con el pretexto de la invasión villista a Columbus, pero la verdad es que es un tinglado de los gringos contra México. Villa tenía negocios con gente del otro lado de la frontera y estos amigos decidieron ya no pagarle y para ampararse lo denunciaron ante el Departamento de Estado. En ese momento a Carranza y Obregón les convenía deshacerse de Villa. Fue un conspiración política muy compleja. Villa es repelido en Columbus, se le echa la culpa del atropello y se le busca militarmente. Malo por un balazo, se refugia en la sierra”, comenta el cineasta.

La expedición punitiva fracasó porque nunca capturaron al Centauro del Norte, quien terminó refugiado en una cueva de la sierra Tarahumara.

“Al guión –dice Cazals– le modifiqué el hecho que muestra que sin Villa (ni Zapata) no hay Revolución Mexicana, lo quieran admitir o no. En realidad lo que me interesa mostrar es a los mexicanos que han sido leales a la causa del revolucionario y que perdieron la vida en busca de un médico para salvarle la pierna. Ésa es la línea de la historia.”

–Ahora lo que busca el gobierno de Estados Unidos no es a caudillos, sino extraditar a otro tipo de personajes.

–A ellos les da lo mismo en qué país se metan. Ahora sus intervenciones son económicas, pero sus intenciones expansionistas, siguen siendo las mismas.

Recuerda que siete mil hombres entraron mil 800 kilómetros a tierra mexicana en el norte de Chihuahua. ¿Con permiso de quién? En la actualidad intenta averiguar quién les dio permiso.

Más de 30 millones, el costo

Felipe Cazals argumenta que su largometraje, cuyo costo rebasará los 30 millones de pesos, no es sobre la Revolución Mexicana. Películas sobre este tema sólo hay cuatro: las dos de Fernando de Fuentes, una de (Roberto) Gavaldón y la de Paul Leduc. O sea Vámonos con Pancho Villa, El compadre Mendoza, Rosauro Castro y Reed, México insurgente, respectivamente.

–Y, ¿la visita que usted hizo a Zapata? ¿No la cuenta?

–Ésa fue una estampa de libro de primaria. Dios me lo perdonará.

El director dice: Lo que quiero mostrar es a esa gente de la sierra que vivió en la miseria, en el atropello y en el despojo, siempre. Y que, lógico que cuando Villa la conminó a sumarse a su lucha, la gente lo hizo. De esas personas trata esta película. Recuerda que los verdaderos héroes son anónimos. Y para retratar esto cuento con el mejor actor de México: Damián Alcázar.

También cuenta con la participación de Alejandro Calva, Patricia Reyes Spíndola, Lisa Owen, Daniel Martínez (quien interpreta al mayor Butch Fenton), Juan Manuel Bernal (como Timothy Wesley), Jorge Zárate, Bruno Bichir, Tenoch Huerta, Iván Rafael González, entre otros. La fotografía es de Damián García. El diseño de producción es de Lorenza Manrique, y los productores son Fernando Gou y Gerardo Barrera.

Además, acompañan a técnicos que no llegan a los 30 años. A los 72 años tengo que trabajar con los que tengan 40 menos que yo. Si no, no aprendo lo que traen. El cine se renueva constantemente. Por eso quiero participar una vez en su espacio.

–¿Cuál es la responsabilidad de extraer fragmentos de la historia?

–Es lo más fascinante que hay. Si no conocemos nuestra historia estaremos repitiendo los mismos errores.

Lo que es indispensable mostrar es que sin Villa y Zapata no habría Revolución. Existieron esos movimientos porque había lealtad, término que hoy día ya no está muy en boga. Ya salió de los diccionarios.

Cazals, Premio Nacional de Ciencias y Artes 2008, concluye: Sólo trato de contar las historias de modo que puedan ofrecer un punto de vista crítico respecto de la que cuento. Ese relato casi siempre tiene que ver con la realidad mexicana.