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La cinta aborda la vida de un hombre, casi en el encierro voluntario, comenta

Debuta el mexicano Enrique Rivero en España con Parque Vía, su opera prima

Explota al máximo las posibilidades de filmar con actores no profesionales, señala el cineasta

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Fotograma de la película que se estrenará el próximo viernes
 
Periódico La Jornada
Miércoles 17 de junio de 2009, p. a10

Madrid, 16 de junio. En medio del caótico bullicio de la ciudad de México existen muros que pasan inadvertidos a simple vista, camuflajeados en forma de viejas mansiones donde ya nadie quiere vivir. Al otro lado de esas paredes se crea un submundo casi irreal, una burbuja que protege del ruido y la violencia, aislando a sus habitantes en una plácida y monótona soledad.

La calle Parque Vía esconde uno de esos islotes. Allí vive Beto, cuidador de una casa inmensa donde sólo habita él y probablemente siga haciéndolo muchos años. Pero, ¿qué ocurriría si de pronto la realidad lo obliga a cruzar el umbral de la puerta?

El cineasta mexicano Enrique Rivero aterriza el próximo 19 de junio en los cines españoles con Parque Vía, película intimista que trata de navegar en los sentimientos de una persona cuya vida transcurre cómodamente y sin sobresaltos en un encierro casi voluntario.

Fue precisamente ese miedo al cambio, el estancamiento en la rutina, lo que atrapó al director en sus visitas a la ciudad de México. Rivero trabajaba en un banco de Florida cuando empezó a verse absorbido por la “utopía del confort, de la vida sin riesgos. Tuve que salir corriendo. Pensé ‘si sigo aquí me muero’”, explicó en entrevista.

Cárcel y refugio

Así se lanzó a hacer cine, y su opera prima es toda una declaración de intenciones. Lejos de la línea de Alejandro González Iñárritu, Alfonso Cuarón o Guillermo del Toro, la terna de cineastas mexicanos que triunfa en Hollywood, este joven director de 32 años apuesta por una manera diferente de trabajar y explota al máximo las posibilidades que ofrece filmar con actores no profesionales.

Es una experiencia preciosa que aporta muchas cosas, señala Rivero, quien reside desde hace siete años en Madrid. Los actores nunca tuvieron el guión, no sabían qué iba a ocurrir después, porque no se filmó de forma cronológica, simplemente actuaban como ellos creían que era mejor, explica.

Y esto da lugar a una mayor espontaneidad, una especie de improvisación sin improvisar en la que tú controlas el guión, pero a ellos les das más libertad. Así ocurrió con Nolberto Coria, Beto en la ficción pero también en la realidad, que se interpreta a sí mismo en la misma vivienda, que es a su vez cárcel y refugio.

Casi sin diálogos, la cámara sigue al protagonista desde que suena el despertador en todas sus rutinas cotidianas: ducharse, planchar, cocinar, cortar el césped, limpiar la casa... Sólo las visitas de Lupe, una prostituta, y la dueña de la casa interrumpen su soledad y le proporcionan contacto con la realidad.

Después de 30 años encerrado, Beto sufre agorafobia cada vez que se ve obligado a salir de la casa, pero la llegada de unos compradores lo arroja con violencia a una nueva situación que se ve incapaz de afrontar.

No trato de hacer una crítica como tal, creo que con mostrar la realidad es suficiente, dice Rivero al explicar el contraste entre Beto y los dueños de la casa. No quería buenos ni malos, sólo mostrar dos mundos opuestos que, sin embargo, llevan unidos casi toda la vida, sin que ninguno cruce las distancias marcadas por la clase social a la que pertenece.

Aclamada por la crítica, Parque Vía ha cosechado numerosos galardones a ambos lados del Atlántico, desde el Leopardo de Oro y el Premio Fipresci en el Festival de Locarno, el Coral a la mejor opera prima en La Habana y la Carabela de Plata en la misma categoría del Festival Iberoamericano de Huelva, o una mención especial en la sección Horizontes Latinos en San Sebastián.

Sin embargo, como sucede muchas veces con el cine de autor, resulta más difícil llegar a las salas comerciales y será el propio Rivero quien se encargue de distribuirla en México, en noviembre o diciembre. Sé que probablemente pierda dinero, pero no quiero quejarme; creo que quejarse es un error, sostuvo el director.

Heredero de Carlos Reygadas, cuya Luz silenciosa se alzó hace dos años con el Premio del Jurado de Cannes, afirmó que debe a su compatriota la búsqueda de un nuevo modo de producción que permite salirse de todos los sistemas y que la película llegue a funcionar. Carlos abrió una puerta y hay que seguir intentándolo.

Rivero mira hacia el futuro con optimismo, y eso se refleja en su nuevo proyecto, esta vez centrado en una mujer: “Será una película intimista, en la misma línea que Parque Vía, pero más de liberación”. Una historia para la que volverá a rodar en México y que responde a un nuevo estado anímico: En busca de respuestas positivas.