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Responsabiliza a los líderes de las protestas de cualquier derramamiento de sangre

Niega Jamenei fraude en Irán y lanza advertencias a opositores

Se equivocan quienes creen que con marchas obligarán a aceptar demandas ilegales, señala

Pide Musavi liberación de presos; el mundo observa el comportamiento de Teherán: Obama

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El líder supremo de Irán, Ali Jamenei, encabezó los tradicionales rezos en la Universidad de Teherán, a los que asistieron el presidente Mahmud Ahmadinejad (primero de izquierda a derecha en la segunda fila) y el vocero del Parlamento, Gholamali Haddadadel (al centro en la primera fila)Foto Reuters
 
Periódico La Jornada
Sábado 20 de junio de 2009, p. 20

Teherán, 19 de junio. El líder supremo de Irán, el ayatola Ali Jamenei, lanzó este viernes, durante los rezos tradicionales, una dura advertencia a los líderes de las masivas protestas callejeras tras unas disputadas elecciones presidenciales, y afirmó que quienes las encabezan serán directamente responsables de cualquier derramamiento de sangre.

En la mezquita de la Universidad de Teherán, Jamenei exigió poner fin a las manifestaciones que han convocado a millones de opositores que denuncian un fraude electoral en favor del actual presidente conservador y aliado del ayatola, Mahmud Ahmadinejad, y que consideran como presidente legítimo al reformista Mirhosein Musavi.

Agencias informativas, cuya cobertura está restringida por ley desde el segundo día de la crisis, no confirmaron si asistieron al rezo los simpatizantes de Musavi, como se anunció la víspera.

Musavi y su principal apoyo, el ex presidente reformador Mohammad Jatami, escribieron el miércoles una carta al jefe de la justicia iraní para pedir la liberación de todas las personas detenidas en los últimos días, según el sitio de la campaña del candidato, que también informó que se solicitó autorización oficial para realizar una marcha el sábado.

Les pedimos tomar todas las medidas necesarias para terminar la situación inquietante de hoy, impedir las acciones violentas contra la gente y liberar a las personas detenidas, escribieron en carta común al ayatola Mahmud Hachemi Shahrudi.

Por su parte, Ali Jamenei aseveró que los resultados de los comicios celebrados el pasado fin de semana son legítimos; reiteró que Ahmadinejad fue el triunfador y rechazó cualquier posibilidad de un fraude electoral. El resultado de las elecciones proviene de las urnas, no de las calles. Hoy la nación iraní necesita calma.

Observadores señalaron que el mensaje del líder espiritual fue tajante al afirmar que habrá sangrientas consecuencias si las protestas continúan.

Aseguró que la oposición está equivocada al creer que mediante la utilización de las protestas callejeras como herramienta de presión pueden obligar a las autoridades a aceptar sus demandas ilegales. Esto sería el inició de una dictadura.

Agregó que cualquier queja electoral debería plantearse mediante los canales legales y rechazó las acusaciones de fraude. Las leyes de Irán no permiten manipular votos, especialmente al nivel de 11 millones, en alusión al supuesto margen de ventaja de Ahmadinejad sobre su rival Musavi.

En su primera aparición pública tras los comicios, enfatizó su autoridad como líder supremo.

El discurso se pronunció en el púlpito de la mezquita de la Universidad de Teherán, donde milicianos pro gubernamentales destruyeron instalaciones y mataron a siete estudiantes. Pero según observadores, el lugar se eligió por ser uno de los sitios en que se originó la Revolución Islámica.

El ayatola habló ante decenas de miles de personas, entre los que figuró en su totalidad la Guardia Revolucionaria. En un momento dado, la multitud gritó: Muerte a Gran Bretaña.

Jamenei afirmó que Inglaterra es el más perverso de los gobiernos occidentales, por lo que el embajador iraní en Londres fue llamado por Downing Street para recibir una protesta.

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, advirtió a Teherán que el mundo observa su comportamiento, aunque se mostró prudente a pesar de la presión de los legisladores, que se niegan a mantener silencio frente a la crisis iraní.