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Ver día anteriorDomingo 21 de junio de 2009Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Sobre tocar o no tocar fondo
N

o hay que apresurarse. Tocar fondo en economía es muy diferente a tocar fondo en el ánimo social…En el ánimo político. Pocas veces se ha sentido un ambiente social y político tan decaído. Con una economía lamentable. Sobre todo para la mayoría. Pocas… En este contexto no se puede –de veras que no– empezar a decir en voz alta que en economía ya tocamos fondo. Y que ya viene la recuperación.

Pese a algunos datos que muestran freno en su deterioro, esta conclusión es prematura. Es terrible mentir o decir verdades a medias. Se hace una campaña electoral fraduluenta. ¡Que Hacienda no sólo afine sus modelos, sino que analice con cuidado sus series! Y que analice con mucho más cuidado los últimos indicadores oficiales disponibles sobre la marcha de la economía de nuestros vecinos, la que hoy –para bien o para mal– es nuestro motor principal.

1) ¿Producción industrial? Este indicador –20 por ciento de su PIB– lleva tres años de desaceleración, crece a tasas cada vez menores. Pero acumula 14 meses de tasas negativas. Casi un punto más negativa la del pasado mayo respecto de mayo de 2008 (13.4 por ciento menos), que la del pasado abril respecto a abril del 2008 (12.7 por ciento menos). 2) ¿Capacidad industrial utilizada? Este indicador que en el verano de 2006 alcanzó poco más de 81 por ciento, también registra tres años de desaceleración. Y exactamente 31 meses de tasas negativas. Hoy no supera 68 por ciento (32 por ciento ociosa, cifra tremenda). 3) ¿Capacidad industrial instalada?

Paradójicamente –por su propia inercia– acumula 16 meses de tasas de crecimiento cada vez menores, pero positivas. ¿Qué significa esto? Una presión tremenda a la rentabilidad general de la economía. Y con ello a las condiciones generales de recuperación. Véase si no. Las ganancias oficiales no financieras ya sin impuestos –es decir, las productivas, pues las financieras no son sino transferencias de éstas– registran 13 trimestres de menor crecimiento. Nueve de ellos con registro negativo, es decir, con beneficios menores en relación con el mismo trimestre del año anterior.

Así, con ganancias cada vez menores y capacidad creciente, se tiene una relación entre ganancias y capacidad decreciente. Se invierte más, a menor ritmo pero más. Y se gana menos, mucho menos cada vez. ¿Y esto desde cuándo? Dos años y medio exactamente. De un índice 100 se cayó a un índice 50. Y la condición para la recuperación de esta rentabilidad –expresada aquí en la relación de los beneficios no financieros libres de impuestos y la evolución de la capacidad industrial instalada (extracción de petróleo y gas natural, minería no petrolera, manufactura, abasto de energía eléctrica y gas natural y agua y, finalmente, construcción) es la recuperación de la capacidad adquisitiva de la población y de las empresas.

Y esto sólo será posible cuando las personas y las familias superen la presión de sus deudas (tarjetas de crédito e hipotecarias) Y las empresas sus compromisos bancarios y financieros. ¿Cómo andan por cierto las presiones hipotecarias? Mal...muy mal. Los créditos hipotecarios vecinos (3.9 trillones de dólares de ellos, billones nuestros, casi equivalentes a 30 por ciento de su PIB) representan 38 por ciento del crédito bancario (30 por ciento en 1990).

Y se clasifican de acuerdo con la calidad de pago de los tenedores. A principios de 2009 había cuatro tipos de hipotecas: prime (67 por ciento), alt-A (10 por ciento), subprime (9 por ciento) y otras (14 por ciento). Todos tenían morosos (delinquent, en inglés), que no habían cubierto plenamente sus compromisos. Sólo 89.95 por ciento de los tenedores se encontraba al corriente de sus obligaciones hipotecarias.

En 2008 hubo un deterioro de 3.38 por ciento para acumular 10.05 de morosos. Los subprime crecieron de 10.75 por ciento a 16.40 por ciento. Los Alt-A de 5.18 por ciento a 9.10 por ciento. Finalmente, los prime morosos crecieron de 1.1 por ciento a 2.4 por ciento de la categoría.

Un dato interesante de la oficina gubernamental que regula y supervisa el sistema bancario estadunidense (OCC, por sus siglas en inglés de Office of the Comptroller of the Currency) es el notable incremento en la falta del primer pago, indicador oportuno del carácter del crédito hipotecario otorgado.

Otro indicador importante es el volumen de acciones de retención de viviendas por parte de bancos y financieras hipotecarias: un millón 41 mil 36 viviendas bajo esta condición en 2008. Estos pocos números hipotecarios para dar idea del tremendo problema que tienen nuestros vecinos para volver a tener capacidad de empujar su industria hacia adelante. En buen romance y combinados con los indicadores del deterioro productivo, significan que podrían pasar no menos de 10 a 12 meses más para que las tasas del desarrollo industrial empiecen a ser positivas.

En tanto, seguirán siendo negativas. En el mejor de los casos cada vez menos negativas. Pero negativas al fin. Cierto, sus índices de producción se dibujarán con líneas que ya suben. Eso es lo que consuela a los políticos. También los consuela saber que muy probablemente dentro de cinco o seis años se alcance el nivel económico logrado a finales de 2007. Bueno, sin duda en la economía vecina.

Regular –tirando a malo– en la nuestra. Ellos, por cierto, ya no estarán en el gobierno. Sin duda.