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Deben ser castigados todos los culpables, señalan padres de pequeños muertos en el incendio

Nueva protesta en Hermosillo; no bastan consignaciones, advierten

El gobernador Bours y sus funcionarios no se cansan de decir estupideces, aseveran deudos

Nuestros niños fueron asesinados por una gavilla de inversionistas criminales, denuncian

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Deudos de los infantes que perecieron a causa del siniestro en la guardería ABC, ocurrido el pasado día 5, encabezaron una movilización en la capital de Sonora, donde refrendaron su exigencia de justiciaFoto Ulises Gutiérrez
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Periódico La Jornada
Domingo 21 de junio de 2009, p. 3

Hermosillo, Son., 20 de junio. Los padres que perdieron a sus hijos avanzan al frente de la marcha de las carriolas, con las fotos de sus bebés pegadas en cartulinas y en letras grandes y coloridas los nombres con los que no volverán a llamarlos a la puerta de la guardería. Ahí está la ABC, frente a la gasolinera, rodeada de vallas que impiden el paso y con los tres boquetes que a defensa limpia abrió el héroe de la camioneta.

El anuncio de que 13 personas serán consignadas, hecho el día anterior por la Procuraduría General de Justicia del Estado, no impide que los padres salgan de nuevo a las calles, acompañados de miles de hermosillenses vestidos de blanco, para hacer el recorrido desde la guardería en el sur, a la plaza central. No basta con los 13, tienen que seguir investigando y castigar a todos los culpables, dicen los padres que encabezan la caminata.

No se veían marchas así desde los setenta

La asistencia mengua en relación con la primera movilización, pero de cualquier modo se trata de una manifestación inusual en esta ciudad. No se veían marchas así desde los setenta, cuando se formaron los sindicatos universitarios, afirma Francisca Duarte, de la Red Fronteriza de Salud.

Sin embargo, no todos vienen.

Martha Lemas, la madre de Santiago Zavala, no tiene la fuerza para regresar a la guardería donde murió su hijo. Vienen sus familiares y su esposo, Roberto, quien camina portando una cartulina con la foto de su hijo publicada en este diario y una frase: Exigimos cárcel para los culpables.

–¿Quiénes? –se pregunta a Roberto.

–Los socios de la guardería y los responsables de los tres niveles de gobierno.

Esta semana que termina los padres de los niños muertos han recibido la visita de representantes del gobierno de Eduardo Bours, tal como él prometió.

–¿Qué les dijeron?

–Que Santiago debe estar muy triste en el cielo de vernos enojados, de ver que estamos peleando.

–¿De verdad eso les dijeron?

–Le digo que Bours y sus funcionarios no se cansan de decir estupideces.

La voz cantante en la visita la llevó el ex alcalde de Hermosillo, Guatimoc Iberri, quien a pesar de haber sido inhabilitado por nueve años para desempeñar cargos públicos, por irregularidades en su gestión, fue incorporado al gobierno de su amigo Eduardo Bours. Es un hombre de a deveras, ha dicho de él Bours, según la prensa local.

Iberri y los otros funcionarios ofrecieron a los Zavala Lemas toda la ayuda que quieran. Sabemos que su esposa ya no quiere regresar a trabajar, lo que se les ofrezca... si necesitan despensas.

Roberto cuenta que le entregó a Iberri la foto de su hijo y le pidió: Véalo un minuto. El funcionario lo hizo.

Ahora que me quitaron lo que más quería, ¿usted cree que me puede dar algo?

Otro de los funcionarios (fueron tres, porque siempre tienen que ser mayoría) les dijo a los Zavala Lemas que cuando quisieran pueden tener una entrevista con el gobernador Bours. Iberri dudó: No sé si se pueda.

Roberto sigue caminando al lado de los padres de los otros 45 niños muertos cuando dice: Me gustaría ver al gobernador.

–¿Por qué?

–Pues para decirle que se olvide de su relección.

–Querrá decir que se olvide de sus aspiraciones de buscar la Presidencia de la República.

–No, de su relección, porque Alfredo Elías (candidato priísta a la gubernatura) es su segura relección, ¿a poco no sabe? Aquí todos lo sabemos.

El principal responsable es el Seguro Social

Pasa una camioneta cargada de niños vestidos de beisbolistas: ¡Justicia, justicia!, gritan, aunque nadie les contesta porque la marcha es silenciosa.

Una manta hecha por rotulistas profesionales se incorpora a la marcha. Tiene el logotipo del Instituto Mexicano del Seguro Social muy bien pintado y la leyenda: IMSS, ¿por qué no cuidaste a nuestros hijos?

La cargan unos niños que son enviados por dos hombres a quienes los reporteros locales identifican como gente de la Confederación de Trabajadores de México. Uno de ellos es Óscar Ortiz Arvayo, padre de una de las niñas de la guardería. Mi hija Andrea sobrevivió, está en tratamiento por la inhalación de humo, pero está bien, gracias a la maestra Adriana, que la sacó, afirma.

Para mí, el principal responsable es el Seguro Social, porque yo no les pagaba a los señores socios de la guardería, sino mis cuotas al Seguro, como trabajador, expresa Ortiz, pero no se queda ahí: Los quiero ver en la cárcel a todos, de los tres gobiernos.

El compañero a su lado recibe un pegote que se distribuye en la marcha. La imagen de un bebé y una frase que demanda justicia, con colores que al reportero le parecen fiusha y morado. Oiga, ¿esto no le parece azul? ¿Ya ve? Están politizando, expone.

Ángeles en el cielo y demonios en el gobierno

La marcha llega a la plaza Zaragoza ya entrada la noche. Hablan los padres. Es difícil elegir el testimonio más desgarrador. ¿El del hombre que cuenta entre lágrimas la última vez que su hijo se despidió de él ya desde el interior de la guardería? ¿El de la madre soltera que grita que extrañará a su Jonathan el domingo que es Día del Padre, porque ella también lo era? ¿El de los padres de Ximena que piden oraciones por su hija, con quemaduras en 65 por ciento de su cuerpo y muerte cerebral? ¿Las palabras del padre de Emanuel, que le desea de todo corazón al gobernador que pase un feliz Día del Padre? ¿Las del padre que advierte que tengan cuidado si no hacen justicia?

Los ángeles están en el cielo y aquí en la tierra exigimos justicia, dice un cartel y se esparcen al pie del kiosco decenas de frases en cartulinas, sostenidas por marchistas que escuchan azorados el dolor de los padres.

Justicia sin color, dice aquí. Nuestros niños fueron asesinados por una gavilla de inversionistas criminales amparados en el influyentismo, más allá.

Encima del kiosco, un niño sostiene el cartel con la foto de Víctor, quien soñaba ser futbolista y resultó víctima de este sexenio rojo, en referencia al afán del gobernador Bours de pintar de ese color hasta las piedras, según le recomendó su publicista Donald Walter.

Aquí y allá se sueltan frases sobre lo que ocurrirá el 5 de julio, fecha de elección y día en que el incendio cumplirá un mes. Sí voy a votar. Esto a lo mejor influyó en por quién lo voy a hacer, afirma Guadalupe Romo.

Un joven carga un letrero en el que advierte: Yo anularé mi voto. Otro, uno que recuerda el corrido de la Delgadina: Los ángeles en el cielo y los demonios en el gobierno.

“¡Libertad al cooler!”

Las primeras versiones oficiales señalaron que el incendio comenzó por el sobrecalentamiento de un cooler (aparato de aire acondicionado), que el empleado de la bodega dejó encendido al irse a comer. En Hermosillo, donde todo lo hacemos en coche por el canijo calor, hay decenas de miles de aparatos similares.

En el parque Emiliana de Zubeldía, frente a la Universidad de Sonora, hay cruces, flores, veladoras, juguetes. Se colocaron también rollos de cartón donde la gente ha escrito sus mensajes de dolor e indignación. Es el altar colectivo que los hermosillenses han levantado en memoria de los niños. Un letrero pende de un árbol: “¡Libertad para el cooler! ¡Cárcel a los cooleros!”