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El animal es capaz de hacer crecer muchas partes de su cuerpo varias veces en su vida

Capacidad regenerativa de ajolotes podría servir a amputados

Científicos inyectan un gen fluorescente, proveniente de una medusa, para observar el proceso de renovación

El gobierno de EU donó 6.5 mdd a la investigación, que quizá sirva a soldados heridos

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Conocidos también como monstruos acuáticos, los ajolotes están cerca de la extinción en su último reducto natural: los contaminados canales de Xochimilco. En la imagen, un espécimen en el acuario de un laboratorio de la Universidad Nacional Autónoma de MéxicoFoto Reuters
 
Periódico La Jornada
Martes 23 de junio de 2009, p. 2

Científicos han modificado genéticamente al ajolote con la esperanza de que su capacidad para regenerar partes de su cuerpo ayude algún día a personas con amputaciones.

También conocidos como monstruos del agua, los ajolotes están cerca de la extinción en su último reducto natural: los contaminados canales de Xochimilco, al sur de la ciudad de México, por donde a diario circulan decenas de trajineras multicolores que pasean turistas y bandas de mariachis.

Pero el baboso animalito, de 15 centímetros de largo, coronado por una serie de peludas branquias, y con pequeños ojos negros, como de botón, es un éxito en los laboratorios, donde logra reproducirse con facilidad.

El ajolote se ha convertido en el consentido de muchos investigadores debido a su capacidad para regenerar tanto sus extremidades heridas como la mandíbula, la piel, los órganos y hasta partes del cerebro y de la espina dorsal.

Otros animales pueden regenerarse, pero sólo las salamandras pueden hacer crecer muchas partes de su cuerpo varias veces a lo largo de su vida.

El Departamento de Defensa de Estados Unidos ha donado 6.5 millones de dólares a científicos que estudian a esta extraña criatura, con la intención de que ayuden en el futuro a los más de mil soldados que perdieron alguna extremidad en las guerras de Irak y Afganistán.

En un laboratorio de México, donde estudiantes de biología detallan el cada vez más reducido hábitat natural del animal, un ajolote, cuya pata fue arrancada por un compañero de estanque, desarrolla ya una pequeña réplica, con dedos incluidos.

Los humanos pueden reparar tejido, pero no lo hacen a la perfección. El ajolote, bajo ciertas circunstancias, puede repetir su estadio embrionario, dijo Elly Tanaka, del centro para terapias regenerativas en Dresden, Alemania.

Complejas salamandras

Tanaka ha logrado alterar genéticamente a los ajolotes, mediante el uso de un mutante de la especie que carece de pigmento en la piel, al cual se le inyecta un gen fluorescente color verde, proveniente de una medusa, que ayuda a ver físicamente cómo entra en acción el proceso de regeneración en el ajolote.

La piel es blanca, entonces se puede ver la proteína fluorescente dentro del animal vivo, explicó Tanaka.

El propósito es comparar y contrastar esto con el proceso de sanación de las personas.

A diferencia de los humanos, cuando una salamandra sufre una amputación los vasos sanguíneos se contraen rápidamente, lo cual reduce el sangrado mientras las células de la piel trabajan de forma acelerada para cubrir la herida y crear una serie de células que se convertirán en una nueva parte del cuerpo.

Al lado de varios científicos que extraen el complejo mapa genético del ajolote, 10 veces más extenso que el humano, Tanaka y sus colegas esperan hallar qué es lo que permite a la salamandra crear extremidades completas en vez de sólo un muñón.

Los humanos tienen la capacidad de regenerar puntas de dedos, siempre y cuando el corte sea arriba de la articulación.

Si la herida es limpiada y atendida de forma apropiada, el dedo puede recobrar su forma, huella dactilar y sensibilidad por sí mismo.

Ahora que vemos cómo a un ajolote le crece de nuevo una pata, ya no estamos tan intrigados por el proceso. Pronto, los humanos tal vez sean capaces de hacer suya esa extraordinaria habilidad, escribieron recientemente Ken Muneoka, Manjong Han y David Gardiner en un artículo.

Ellos creen que sólo tardará una década o dos para que extremidades humanas puedan regenerarse como las salamandras.

Actualmente viven más ajolotes en cautiverio que en su hábitat natural, mientras su población en los canales de Xochimilco muy posiblemente se ha reducido a apenas 400 especímenes, lo cual los pone al borde de la extinción.

Los extraños ajolotes están amenazados por los químicos provenientes de varios viveros cercanos y por aguas negras que son desechados en los canales, así como por especies no nativas con los cuales compiten por alimento.

Los aztecas, quienes comían ajolotes y los usaban en remedios medicinales, creían que era la rencarnación del dios Xólotl, quien sufrió una metamorfosis para evitar ser sacrificado.