Opinión
Ver día anteriorMiércoles 24 de junio de 2009Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Lo peor ya pasó... en Haití

Etiopía, mejor que México

Zozobra el navío de gran calado

Q

ue lo peor de la crisis ya pasó (Calderón-Carstens-Gurría dixit) lo confirma la más reciente proyección elaborada por el Banco Mundial, divulgada ayer: en 2009 la economía mexicana registrará el mayor desplome en América Latina (y en buena parte del planeta) y, consumida 84 por ciento de estadía del calderonato en Los Pinos (2007-2011), el comportamiento acumulado se aproximaría al registrado en el periodo equivalente de Miguel de la Madrid. De que lo peor ya pasó da cuenta, por ejemplo, algo ya tradicional: en esos cinco años la economía haitiana reportará un balance 2.5 tantos mejor que el del navío de gran calado y, ya en los extremos, 7.75 veces inferior al de Bangladesh.

Por todos los medios, en todos los discursos –precisamente a unos cuantos días de los comicios del 5 de julio– la mancuerna Calderón-Carstens, más el ajonjolí de todos los moles (José Angel Gurría) y su maquinaria propagandística pretende convencer a los mexicanos que lo peor ya pasó, que de aquí en adelante pura miel y que el prometido futuro venturoso está a la vuelta de la esquina. A nadie han convencido, incluso ni a los organismos financieros multilaterales de los que son fervorosos creyentes, uno de los cuales, el Banco Mundial, ubica al país, con el calderonato instalado en Los Pinos, entre los más destacados, pero por su espeluznante comportamiento económico.

Para 2009, sin que sea definitivo, el organismo financiero estima un desplome económico en México de 5.8 por ciento del producto interno bruto, contra un resultado negativo de 2.2 por ciento en Venezuela, 1.1 por ciento en Brasil, 1.5 por ciento en Argentina, 0.7 por ciento en Colombia, 0.4 por ciento en Chile y 0.2 por ciento en Haití. De ese tamaño es la zozobra del navío de gran calado.

Que lo peor ya pasó equivale a lo siguiente, de acuerdo con las estimaciones del Banco Mundial, contenidas en su informe anual (Global Development Finance 2009: Charting a Global Recovery) y divulgado en Seúl: que la economía mexicana registrará una tasa anual promedio de 0.7 por ciento de 2007 a 2011, una proporción 7.15 veces menor a la prometida en campaña electoral por el candidato Felipe Calderón y elevada a rango de ley por el inquilino de Los Pinos, de acuerdo con el Plan Nacional de Desarrollo 2007-2012. Y que el futuro venturoso está a la vuelta de la esquina quiere decir que tras el desplome de 2009, los mexicanos gozarán de un crecimiento de 1.7 por ciento en 2010, para en 2011 regresar a la mediocridad reportada a lo largo de caso tres décadas con 3 por ciento de avance.

Entonces, a todas luces lo peor ya pasó: si se consideran los resultados de 2007 y 2008, al tiempo que se cumplen los pronósticos del referido organismo financiero, el para vivir mejor prometido por el michoacano y restregado cotidianamente por su aparato propagandístico será igual a una tasa anual promedio de crecimiento económico de 0.7 por ciento entre 2007 y 2011. En igual quinquenio, pero de Miguel de la Madrid el resultado fue de 0.2 por ciento; en el Zedillo de 2.87 y en el de Fox de 1.8. Así, Calderón se llevaría la palma de los últimos tres sexenios y disputaría la de oro con MMH. Salvo Miguel de la Madrid, ningún presidente sexenal (de Lázaro Cárdenas a la fecha) reportó resultados tan desastrosos.

La economía brasileña, de acuerdo con las estimación del Banco Mundial, reportará una caída de 1.1 por ciento en el presente año, y un crecimiento de 2.5 en 2010 y de 4.1 por ciento en 2011. Así, la tasa anual promedio en el periodo 2007-2011 será de 3.36 por ciento. En el caso argentino, se proyecta un descenso de 1.5 por ciento para 2009, con incrementos de 1.9 y 2.1 por ciento en el bienio siguiente, para redondear una tasa anual promedio en cinco años de 3.6 por ciento. En dicho quinquenio, a guisa de ejemplo, la economía chilena alcanzaría un promedio anual de 2.76 por ciento, la colombiana de 3.02 por ciento, la boliviana 3.78 por ciento, la peruana 6.42 por ciento, la panameña 6 por ciento y la venezolana de 2.16 por ciento. Para la potencia haitiana el promedio anual sería de 1.76 por ciento

A los vecinos sureños de México le irá mejor, porque en el balance 2007-2011 Belice reportaría una tasa anual promedio de crecimiento de 2.1 por ciento, y Guatemala de 3.38 por ciento. ¿Cómo se compara el comportamiento 2007-2011 del mexicanísimo navío de gran calado con otras economías tercermundistas? Valgan los siguientes ejemplos: en ese periodo, la economía de Bangladesh reportaría una tasa anual promedio de crecimiento de 5.42 por ciento; la de Botswana de 1.34 por ciento y la de Etiopía de 8.58 por ciento.

Y para redondear el atinadísimo pronóstico de que lo peor de la crisis ya pasó, va la siguiente advertencia del Banco Mundial, difundido por la agencia Reuters: las consecuencias de la influenza A/H1N1 podría recortar 2.2 por ciento el producto interno bruto de México en el segundo trimestre (de 2009). Si los recientes niveles de trastorno en el comercio, los restaurantes, la hotelería y el transporte persisten en la ciudad de México, podrían reducir el PIB del segundo trimestre hasta 2.2 por ciento. Golpeada por la recesión en Estados Unidos, la economía de México se contrajo 8.2 por ciento en el primer trimestre, comparada con el mismo trimestre de 2008, su mayor contracción económica desde 1995. El doctor catarrito, Agustín Carstens, asegura que tal impacto no pasaría de 0.5 por ciento. ¿A quién le cree? Sólo falta que Los Pinos recomiende a los mexicanos que se vayan a vivir a Haití, para vivir mejor.

Las rebanadas del pastel

El Inegi aportó otro elemento para dar solidez a la tesis de que lo peor de la crisis ya pasó: en mayo pasado, las exportaciones se desplomaron 32.8 por ciento y las importaciones 35.5 por ciento... Para como van las cosas, sólo falta que encarcelen a los padres de los niños que asistían a la guardería ABC de Hermosillo, acusados de irresponsabilidad absoluta e incivilidad por llevarlos a un sitio colindante con una bodega que obviamente se incendiaría.